El ciberespacio se ha convertido en un dominio de uso común en la actualidad. Sin embargo, esta dimensión artificial, creada originalmente para fines militares y que proporciona importantes beneficios a nuestras sociedades, también se está convirtiendo en un campo para la ejecución de actividades ilícitas, criminales o militares. A pesar de las dificultades para comprender, catalogar y asimilar las operaciones que pueden desarrollarse en este medio, son muchos los actores, tanto estatales como no estatales, que están desarrollando capacidades, estrategias y políticas para regular, controlar, operar o defender el ciberespacio.
“En la actualidad, el ciberespacio se usa como arma, como elemento para realizar acciones militares. Los estados lo usan para proyectar el poder, apoyar las acciones militares, disuadir y saber más sobre otros estados, lo que les permite anteponerse o prever lo que pueda pasar”, ha asegurado Guillem Colom, profesor de la UPO y experto en ciberseguridad. Colom es director de la primera edición del curso online “Ciberamenazas y ciberinteligencia” que se imparte en la Universidad Pablo de Olavide y está gestionado por la Fundación UPO.
Precisamente, por su naturaleza, enfoque y características, este curso “no sólo pretende llenar el vacío que existe actualmente en el ámbito universitario español en materia de ciberseguridad y ciberdefensa desde una perspectiva multidisciplinar, sino también satisfacer la creciente demanda, tanto profesional como académica, de expertos en esta materia”, asegura el profesor.
En este sentido, el experto ha mostrado la importancia de la materia ya que “para minimizar amenazas, la ciberinteligencia pública y privada se ha convertido en clave. Los Estados, las empresas y los ciudadanos están afectados por ella”. Entre los temas que se abordarán en el curso figuran el abordaje del ciberespacio en la política internacional, la utilidad del ciberespacio para los servicios de información e inteligencia, las estrategias de viralización y radicalización masivas, las compañías tecnológicas y los límites de la libertad, el uso de cibermilicias como instrumentos de política exterior…
En la actualidad, los ataques en el ciberespacio contra naciones, empresas transnacionales o grandes personalidades son cada día más comunes en las portadas de los medios de comunicación. Las nuevas tecnologías con internet a la cabeza han dado lugar desde finales del pasado siglo a la sociedad de la información. Una sociedad interconectada a través de la red, donde surgen nuevos riesgos y amenazas día a día. “El cibercrimen se ha convertido en el negocio ilícito más lucrativo del mundo”, asevera Colom.
“En cualquier caso se han realizado mucho avances. En 2013, por ejemplo, se aprobó la Estrategia Española de CiberSeguridad, se establecieron los pilares para la articulación de un entramado nacional de ciberseguridad” y en el caso de la Policía y la Guardia Civil “también operan en el ciberespacio para combatir cibercrímenes”.
El ámbito económico tampoco es ajeno a la ciberseguridad y el ciberespionaje: “Las empresas quieren saber lo que hacen sus competidores y, pudiendo utilizar técnicas pasivas e incluso intrusivas, pueden obtener información de los mismos”, afirma el profesor de la UPO. Asimismo, “las empresas quieren conocer los intereses y los distintos patrones de los consumidores, como por ejemplo Google que, más que ser un indexador, obtiene mucha información de nuestras búsquedas que permite perfilar los intereses de los consumidores”, concluye.