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“La mediación familiar destaca pero, de manera sorprendente, la mercantil está ganando puestos”

El coordinador del diploma en ‘Mediación Familiar, Civil y Mercantil, XV edición’ de la UPO, Juan Diego Mata, asegura que el principal requisito que debe tener un buen mediador es la actitud

Juan Diego Mata, profesor del Departamento de Derecho Público
Juan Diego Mata, profesor del Departamento de Derecho Público

La mediación es un proceso de resolución de conflictos donde el mediador adopta una posición imparcial y de ayuda, facilitando a las partes a que ellas mismas gestionen sus conflictos a través del diálogo y la comunicación, llegándose a acuerdos satisfactorios que contemplen las necesidades de las partes, partiéndose de una visión positiva y funcional del conflicto. Así lo asegura Juan Diego Mata, coordinador del Diploma de Especialización ‘Mediación Familiar, Civil y Mercantil, XV edición’ de la Universidad Pablo de Olavide y que dirige la profesora Rocío Navarro González.

Según Mata, el diploma “es uno de los títulos más antiguos de nuestra universidad, junto a las titulaciones de grado, porque en la UPO venimos formando mediadores desde antes que estuviera de moda, cuando el profesor Javier Alés plantó esa semilla en la que creyó como proyecto formativo”.

Juan Diego Mata ha señalado además que actualmente, “la mediación familiar destaca pero, de manera sorprendente, la mediación en el ámbito mercantil está ganando puestos”. La mediación familiar es un método para la gestión de conflictos que incluye un tercero neutral, la persona mediadora, con la función de ayudar a que las partes involucradas en un conflicto en el ámbito familiar puedan negociar desde la colaboración, la voluntariedad, la flexibilidad, la participación y la avenencia, y poder así alcanzar una resolución del mismo de forma satisfactoria para los intereses de todos. Entre los asuntos que aborda la mediación familiar figuran las separaciones, divorcios, nulidades, asuntos económicos, etcétera.

Con respecto a la mediación en el ámbito civil y mercantil, deviene como un nuevo espacio en el que las personas son validadas como competentes en la resolución de sus conflictos en cualquier contexto que sea definible como relación social. “Son muchas las empresas que se están sumando a incluir en sus protocolos internos el papel de la mediación para la resolución de problemas en áreas de recursos humanos o departamentos internos. Y es que la mediación es una necesidad indiscutible porque el día a día apremia y el tiempo es poco. Las empresas cuentan con decisiones firmes para que los protocolos sean eficaces y eficientes, respondiendo la mediación a estas dos premisas”, explica Juan Diego Mata.

“El verdadero éxito del mediador es que consiga que las personas dediquen tiempo a resolver sus problemas, gestionando las circunstancias del conflicto”, añade Juan Diego Mata. Asimismo, manifiesta que “el principal requisito que debe tener un buen mediador profesional es la actitud. La formación es importante y debe ser contrastada, como venimos haciendo en nuestro diploma para mediadores profesionales desde el año 2002”.

Cuando un acuerdo de mediación se incumple por una de las partes, “es preciso estudiar en qué ha fallado la mediación, puesto que un acuerdo que no se cumple es el peor de los acuerdos en mediación. En nuestra escuela de mediadores, la responsabilidad de esa situación es del profesional porque no ha sabido llegar a los verdaderos intereses de las partes. Si la mediación aborda los verdaderos intereses de las partes, el cumplimiento del acuerdo de las partes está garantizado”, asegura el profesor del Departamento de Derecho Público de la UPO.

En relación al estado de implantación de la mediación como sistema de resolución de conflictos en Andalucía, el coordinador del diploma afirma que cuenta con un potencial único “porque la necesidad es indiscutible. Las administraciones han detectado que son mecanismos necesarios y la apuesta es definitiva en lo que respecta a la mediación profesional. La creación de puntos de información en los juzgados sobre mediación, la creación de servicios de mediación por administraciones locales y el apoyo normativo a la mediación son algunos ejemplos de la firme decisión para que la resolución de conflictos judicial encuentre vías de descarga”.

Sin embargo, reconoce que la principal tarea que queda pendiente es fomentar la cultura del acuerdo para que estos procedimientos se naturalicen puesto que “es muy difícil que participemos de procesos que no entendemos. La mediación profesional es una gran desconocida que se va presentando poco a poco a sus usuarios”, según Juan Diego Mata.

El Diploma de Especialización ‘Mediación Familiar, Civil y Mercantil, XV edición’ dará comienzo el 18 de octubre y tiene como principal objetivo favorecer la formación del alumnado en las diferentes técnicas de la mediación en aquellos campos donde está surgiendo la demanda específica como es la institución familiar, la educativa y la comunitaria o vecinal, ante la existencia de conflictos tanto jurídicos como sociales. Actualmente, son numerosas las instituciones públicas que demandan profesionales en técnicas alternativas de resolución de conflictos.

Según el coordinador de este programa formativo, los alumnos y alumnas aprenderán a sentirse mediadores, puesto que “todas las demás estrategias, técnicas y herramientas que el estudiante adquiere durante la realización de nuestro diploma caen en saco roto si el profesional no siente la mediación como propia. Le invitamos a que abandone esa misión paternalista sobre los mediados y les regale autonomía y respeto en sus decisiones. En una mediación perfecta, los mediados deberían sentirse únicos protagonistas”, concluye.

 

Más información: DIPLOMA EN MEDIACIÓN FAMILIAR, CIVIL Y MERCANTIL, XV EDICIÓN

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