Entrevista

“El objetivo ha sido procurar la mejor formación posible para nuestros estudiantes minimizando el riesgo para la salud que supone la situación actual”

Cuando se cumple un mes del inicio de las clases en la Universidad Pablo de Olavide, entrevistamos a Miquel Gual Font, vicerrector de Postgrado y Formación Permanente y miembro del equipo de gobierno de la UPO delegado por el rector para coordinar la adaptación de la enseñanza de la Universidad a la situación generada por la COVID-19

Miquel Gual Font
Miquel Gual Font

¿Cómo describiría la gestión de la Universidad Pablo de Olavide en el escenario provocado por la COVID-19?

Cuando nos encontramos ante eventos impredecibles de incidencia desconocida como el provocado por la COVID-19, los enfoques convencionales de gestión no funcionan, y es necesario gestionar bajo incertidumbre y con riesgo. La incertidumbre se refiere aquí al desconocimiento no solo del devenir en la evolución de la pandemia, sino, sobre todo, al tipo de respuesta requerida, criterios y restricciones que se podrían imponer a la universidad por parte de las autoridades competentes en cada momento. El riesgo, por su parte, se refiere a la probabilidad siempre presente de la emergencia de casos de contagio en nuestro campus, forzando el establecimiento de los protocolos correspondientes.

Dicho esto, creo que la UPO ha sabido reaccionar razonablemente bien a esta crisis. Lo hemos hecho paso a paso y de manera adaptativa, ajustando lo necesario para garantizar el mejor cumplimiento posible de nuestras funciones ante cada nuevo giro, cambio de criterio y restricción que se nos ha presentado. Obviamente, esta forma de gestión no es perfecta y se generan siempre situaciones indeseadas, pero creo poder asegurar que en la UPO las hemos minimizado al máximo.

Ha explicado en alguna ocasión que, gracias a la experiencia con el Aula Virtual, la UPO fue capaz de adaptarse a la enseñanza online de manera muy rápida.

Efectivamente, en la finalización del curso 2019-20, nuestra universidad, pese a todas las limitaciones y problemas, fue capaz de adaptarse a la enseñanza online rápidamente pues llevábamos años utilizando el Aula Virtual como acompañamiento a la docencia presencial desde hacía más de una década. Además, toda la maquinaria institucional actuó rápida y eficazmente para cumplir con todos los requisitos de las diversas agencias. En postgrado, que es lo que mejor conozco, se dictaron hasta seis instrucciones que se fueron adaptando para asegurar la mejor consecución posible de las competencias requeridas en nuestros títulos, cumpliendo con los plazos dados para ello y consiguiendo finalizar el curso, en general y en lo formal, dentro de los parámetros exigibles.

«El cambio de criterio en septiembre de Ministerio y Junta de Andalucía en las medidas de protección y prevención implica una reducción del 75% en el aforo de nuestras aulas»

¿Desde cuándo está trabajando la Universidad para adaptarse al contexto de este curso 2020/2021?

A finales de mayo de este año, por acuerdo de los rectores y rectoras con el consejero, la directora general de Universidades coordinó un grupo de trabajo interuniversitario ‘Grupo de trabajo Docencia 20/21’ en el que se trabajó intensamente hasta mediados de junio en el borrador que se publicaría el 16 de junio de 2020 como ‘Acuerdo sobre criterios comunes para la adaptación de la enseñanza universitaria a las exigencias sanitarias derivadas de la epidemia de la COVID-19 durante el curso académico 2020-21’.

Este documento marcaba las pautas principales para que cada universidad pudiera adaptar sus procesos de planificación académica lo mejor posible, pero establecía de manera clara una serie de restricciones y criterios, como la imposibilidad de incrementar el encargo docente con respecto a lo ya planificado, la reducción del aforo en las aulas a lo que dictaran las autoridades competentes (en aquel momento, 50% y uso de mascarilla si la distancia era menor a 1,5 metros), o la imposibilidad de cambiar el calendario académico, salvo excepciones vinculadas a prácticas o experimentalidad.

Sobre la base de este documento se trabajó a contra reloj, por un lado, con los Centros, Departamentos y representantes de los trabajadores y, por otro, con reuniones específicas con los estudiantes por parte del vicerrectorado competente. Finalmente, se aprobó en Consejo de Gobierno el ‘Acuerdo Marco de la Universidad Pablo de Olavide, de fecha 29 de junio de 2020, para la planificación, ejecución y adaptación de las enseñanzas universitarias a las contingencias y exigencias sanitarias derivadas de la COVID-19 durante el curso académico 2020-2021’. Este acuerdo fijó los parámetros en los que cada Centro debía diseñar los Escenarios A (de máxima presencialidad) y B (de confinamiento), definiendo hasta cuatro modalidades de enseñanza y atendiendo a las cuestiones académicas fundamentales (guías y criterios para las actividades docentes, tutorías, evaluación, prácticas externas…). Cada Centro realizó su adaptación particular, teniendo en cuenta las restricciones y criterios antes señalados.

¿Cuál ha sido el principal objetivo que ha acompañado esta toma de decisiones?

Yo creo que el objetivo ha estado siempre claro y que es compartido por la mayoría, y no es otro que procurar la mejor formación posible para nuestros y nuestras estudiantes minimizando el riesgo para la salud que supone la situación actual. En nuestro caso, el reto principal es mantener el mayor grado de presencialidad (escenario A), sobre todo en los primeros cursos, garantizando todas las medidas de prevención requeridas.

¿Qué está resultando más difícil?

Sin duda, lo más difícil es gestionar la incertidumbre y adaptarse rápidamente a los cambios. En particular, cuando el pasado 31 de agosto de 2020 el Ministerio de Universidades actualiza las medidas higiénico-sanitarias respecto a la amenaza del COVID-19 y, posteriormente, el 3 de septiembre, la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía modifica los criterios del 9 de julio de 2020, sobre las medidas de prevención, protección y vigilancia COVID-19 para las Universidades de Andalucía, se modifica el criterio del 50% de aforo en las aulas, pasando a ser estrictamente de 1,5 metros de distancia interpersonal, quedando esto último recogido en el Protocolo COVID-19 de la UPO (remitido a la Junta el 18 de septiembre).

Para explicar sucintamente la envergadura del problema, uno debe contextualizar lo que implica gestionar un curso con unas 30.000 actividades docentes a lo largo de un semestre, con unos horarios muy complicados adaptados a cada Centro y un proceso de asignación de espacios ya de por sí difícil, en situación de normalidad. Pues bien, el referido cambio de criterio implica, en nuestra Universidad, una reducción cercana al 75% (en algunos casos más) en el aforo autorizado para nuestros espacios. Esto afecta de manera especial a las aulas con mobiliario fijo (la mayoría en la UPO) que, por poner un ejemplo, se pasa de 107 puestos en situación de normalidad a 26 puestos de capacidad COVID-19 (E2A2).

Evidentemente, esta restricción modifica de manera muy significativa los planes aprobados por los diversos Centros a finales de julio y nos obliga, una vez más, a una adaptación lo más rápida posible, siempre priorizando la seguridad de nuestra comunidad universitaria, antes del inicio de curso, el 21 de septiembre de 2020.

«Centros, departamentos y profesorado están haciendo una labor encomiable de articulación y puesta en marcha de la docencia, sea esta en la modalidad online, presencial o DUAL»

¿En esta adaptación interviene el refuerzo tecnológico en las aulas?

Creo que es justo destacar el papel fundamental en paliar este problema que ha tenido el Vicerrectorado de TIC y nuestro CIC en iniciar a finales de julio, la compra y posterior instalación en los espacios de nuestro campus de la tecnología necesaria para habilitar el streaming (capacidad DUAL) en la práctica totalidad de nuestras aulas. Sin ello, no hubiera sido posible el inicio del curso en los términos que se ha producido. Además de lo anterior, y desde el punto de vista de la necesaria formación del profesorado, se han realizado video tutoriales muy intuitivos que, junto a las sesiones de aprendizaje coordinadas por el CIC y los cursos habituales, están permitiendo que todo el profesorado pueda utilizar estos nuevos recursos desde el inicio de curso.

A partir de ese momento nos pusimos a trabajar con los Centros y con los servicios administrativos correspondientes para realizar las modificaciones necesarias pero respetando el espíritu del escenario A aprobado en el Consejo de Gobierno en julio. Así pues, realizamos un análisis exhaustivo para todos los cursos y grupos de actividad docente teniendo en cuenta la capacidad COVID-19 de los espacios, la matrícula de los estudiantes y la tecnología instalada para garantizar la formación DUAL en el aula (grupo presencial + grupo online sincrónico). Con ello, adaptamos para cada Centro el escenario A de inicio de curso, procurando una incorporación incremental de estudiantes al campus de manera presencial, pero siempre priorizando la seguridad de la comunidad universitaria. De este modo, seguimos manteniendo el ya referido criterio de ‘presencialidad máxima’, dadas las restricciones, claro está.

¿Cómo se está desarrollando el modelo de enseñanza en los Centros?

Lo primero, y con carácter general, hay que destacar que los centros, departamentos y, por supuesto, todo el profesorado, están haciendo una labor encomiable de articulación y puesta en marcha de la docencia, sea está en la modalidad online, presencial o DUAL.

Nuestro inicio de curso mantuvo la presencialidad en algunas titulaciones, si bien es cierto que en la mayoría tuvimos que posponerla hasta tener bien articuladas y controladas las condiciones en las que debía producirse. No obstante, en estos momentos, podemos decir que hemos iniciado ya, de manera presencial/DUAL, en los casos que así estaba previsto en el escenario A del Centro, todos los primeros cursos de todas las titulaciones. En algunos casos, y dada la complejidad de las numerosas dobles titulaciones con las que cuenta la UPO, se han activado también grupos puntuales de cursos superiores.

Ahora mismo estamos trabajando activamente en conseguir, en las próximas dos semanas, incorporar el mayor número de grupos presenciales posibles de algunos cursos. Para ello, evidentemente, los Centros han tenido que tomar decisiones muy difíciles para priorizar la presencialidad con los recursos disponibles en la UPO. Por suerte, todos estuvimos de acuerdo en que la presencialidad de los estudiantes de primero era el punto de partida común. A partir de ahí, como digo, estamos trabajando con cada Centro en la incorporación incremental de la presencialidad máxima que sea viable en el resto de cursos en el primer semestre; al tiempo que hemos iniciado ya el trabajo para poder adaptar también el segundo semestre.

A pesar de buscar la máxima presencialidad, ¿puede que haya estudiantes que reciban la enseñanza online 100% durante este semestre?

Por desgracia, con las restricciones que he mencionado, resulta materialmente imposible que esto no suceda. Lo que sí puedo garantizar, es que estamos trabajando incansablemente para minimizar ese problema, y cuando digo “estamos”, me refiero sobre todo a los equipos decanales, departamentos y profesorado por un lado, y todos los servicios administrativos de la universidad, por otro. Puedo asegurar que están dejándose la piel en adaptar lo mejor posible nuestra planificación docente a esta situación.

¿Cuál es la principal preocupación de estos estudiantes?

Me consta que viven situaciones difíciles (matricula, pisos, seguimiento docencia…) que estamos atendiendo con la mayor diligencia posible. Lo que sí puedo decir, porque lo conozco de primera mano, es que desde que se inició la crisis, primero nuestro vicerrector de Estudiantes, y ahora nuestra vicerrectora, han mantenido reuniones semanales con los representantes de los estudiantes en las que nos han ido transmitiendo sus inquietudes, quejas y peticiones.

Sin embargo, hay que reconocer que muchas veces no somos capaces de transmitir adecuadamente el trabajo que estamos realizando desde los distintos estamentos de la universidad para dar respuesta a los muy diversos problemas que surgen en el día a día, sobre todo en una situación de emergencia nacional como la que estamos viviendo.

¿Qué está haciendo la Universidad para atenderlos?

Evidentemente, nos tomamos muy en serio lo que nos dicen nuestros estudiantes, y me consta que nuestra vicerrectora ya les escribió detallándoles las acciones iniciadas que me permito repetir. Para paliar la brecha digital y social que puede conllevar la falta de medios para seguir la docencia online, hemos trabajado para convocar las ayudas sociales para el préstamo de nuevos ordenadores portátiles, conexión a internet y una nueva modalidad de préstamos de webcam y auriculares, y las hemos dotado de un mayor presupuesto, susceptible de ampliación, en función de las necesidades. Además, hemos habilitado espacios en el campus para seguir estas clases, con un sistema de rastreo eficaz que garantice el control sanitario frente a la COVID-19. También hemos llevado a cabo el refuerzo de wifi en muchas zonas exteriores del campus y el refuerzo de la limpieza de espacios comunes. En cuanto al profesorado, se ha intensificado la formación para garantizar una enseñanza online de calidad. Asimismo, se ha dado voz a los estudiantes mediante reuniones semanales con los representantes de CEUPO.

¿Y qué puede decirnos de su competencia principal? ¿Cómo y cuándo se inicia el curso de postgrado?

También hemos tenido que adaptar los procesos, pero en este caso, con algo más de tiempo. El curso de Master Universitario comienza el próximo 9 de noviembre y está previsto su inicio presencial conforme al escenario A antes referido. En principio todas las clases serán presenciales, en modalidad DUAL si es necesario, salvo aquellas que afecten a profesorado invitado de fuera de la provincia o profesorado en situación de vulnerabilidad, en cuyo caso serán online.

Agradezco a todas las Comisiones Académicas y al profesorado su implicación desde el primer momento, cumpliendo los plazos dados y adaptando sus guías docentes conforme a las instrucciones correspondientes. Por supuesto, reconocer también el ingente y gran trabajo de nuestro personal del CEDEP en unas condiciones muy complicadas.

¿Le gustaría transmitir algún mensaje final?

Para finalizar, y a escasas semanas de la celebración de las elecciones rectorales, solo me queda desear lo mejor al futuro equipo de gobierno de nuestra universidad que, no me cabe duda, estará a la altura de una comunidad universitaria que ha demostrado sobradamente su compromiso con la educación e investigación públicas y su capacidad de superar las situaciones más difíciles.

Curso 2024/25