David Cobos Sanchiz, Universidad Pablo de Olavide
La población de los países desarrollados está envejeciendo de manera notable. Según la Oficina Europea de Estadística, en 2018 casi la quinta parte de la población de la Unión Europea tenía 65 o más años. Es previsible que hacia 2100 el porcentaje de personas con 80 o más se duplique con creces.
Que vivamos más es un logro notable de nuestras sociedades en el que se involucran muchos factores ambientales, como la mejora de las condiciones higiénicas, la conservación de los alimentos o las diversas intervenciones en materia de promoción de la salud. Aunque, obviamente, también plantea nuevos retos para todos.
Entre otras cosas, la sostenibilidad de los sistemas de protección nos obligará a trabajar más años. Nuestra salud puede que lo permita. E incluso puede que sea deseable que así sea, por los valores positivos de realización y bienestar personal que hoy atribuimos, en muchos ámbitos, a la actividad laboral.
Pero, como es natural, a medida de vayamos cumpliendo años será más probable que padezcamos alguna dolencia crónica, que pasemos a situaciones de baja laboral y que cada vez nos resulte más difícil la reincorporación al trabajo.
En ese sentido, un Informe de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo de 2016 confirma la prevalencia creciente de las enfermedades crónicas. A saber: un tercio de las personas de 55 a 64 años sufren enfermedades o problemas de salud de larga duración.
Lo preocupante del asunto es que hay evidencias de que cuanto más larga es una baja laboral, más difícil se hace la reincorporación efectiva al puesto de trabajo. Esta circunstancia, obviamente, impacta en los costes para la seguridad social y en la calidad de vida de las personas.
Barreras y facilitadores de los programas de vuelta al trabajo
Conscientes de este problema, los gobiernos de algunos países no se han quedado de brazos cruzados. Existen diferentes estrategias dirigidas a facilitar que los trabajadores con una baja laboral prolongada se reincorporen de manera efectiva y saludable a la empresa.
El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo de España promovió un proyecto destinado a encontrar evidencias de efectividad en algunos programas de vuelta al trabajo implementados en Europa. El análisis identifica barreras y facilitadores a tener en cuenta de cara al diseño de un procedimiento adaptado al contexto español.
Entre los facilitadores de la eficacia de los programas se hallaron la intervención temprana, la coordinación entre los diversos agentes en intervenciones multidisciplinares, las cualidades de la dirección y de los mandos intermedios, el empoderamiento del paciente, la adaptación contextual de la intervención, la realización de evaluaciones sistemáticas, la incorporación progresiva al trabajo y el fomento de la percepción positiva del trabajador.
En cambio, destacan como barreras el conflicto de roles entre algunos profesionales, los programas demasiado enfocados a la rehabilitación médico-sanitaria (parece necesaria una intervención más integral que incluya elementos socio-laborales), el estigma social tras la reincorporación laboral y algunas burocracias institucionales.
España: Hacia un modelo eficaz de retorno al trabajo
Es obvio que implementar un modelo eficaz no será tan simple como transferir alguna experiencia exitosa de otro contexto sin más. Hay que tener en cuenta las características socioeconómicas de España: alta tasa de desempleo, alto número de empleos de baja cualificación, además de mucha rotación y temporalidad.
Con todos estos antecedentes a la base, el propio Instituto publicó la Nota Técnica de Prevención nº. 1.116. El objetivo no era otro que ofrecer a las empresas un guión para la elaboración de un procedimiento de vuelta al trabajo de trabajadores en situación de baja, que va más allá de lo estipulado en la normativa de prevención de riesgos laborales.
Se trata, sin duda, de un avance en la buena dirección. Pero estamos convencidos de que, como en otros aspectos de la cultura de la seguridad y la prevención, es complicado alcanzar mejoras significativas a nivel global sin una concienciación social más generalizada.
En este sentido, cabe señalar la iniciativa de la Unión General de Trabajadores de Castilla y León, que ha organizado una campaña divulgativa bajo el título “Por una reincorporación Efectiva y Saludable”. La campaña incluye una serie de herramientas prácticas desarrolladas por su Gabinete Técnico de Salud Laboral. E incorpora el diseño de algunas pautas de actuación y criterios técnicos, además de un vídeo animado sobre cómo realizar una adecuada reincorporación laboral después de baja prolongada.
Aún queda un largo camino por recorrer. La buena noticia es que se están poniendo las bases para, en la línea de lo que propugna la Asociación Internacional de la Seguridad Social, establecer una estrategia de protección de la salud de los trabajadores. Una estrategia que, además de la prevención de riesgos laborales y la promoción de la salud, incorpore también un tercer elemento clave: los programas de retorno al trabajo en las mejores condiciones de salud y en el mejor entorno posible.
David Cobos Sanchiz, Profesor Titular Dpto. Educación y Psicología Social, Universidad Pablo de Olavide
Una versión de este artículo fue publicada originalmente en la web de ACESSLA
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.