Un grupo de científicos internacionales, en el que participa Víctor Álvarez Tallada, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, describe por primera vez in vivo cuándo, dónde y a qué nivel se inicia la fase de división celular conocida como mitosis. En un artículo, publicado el pasado día 9 por la revista Nature Cell Biology, estos expertos identifican el centrosoma como el punto de origen de esta actividad, otorgándole además una nueva función relacionada con un cambio morfogenético previo al proceso de separación. Este trabajo supone, además, un avance al mostrar las posibilidades de dos técnicas genéticas de vanguardia en el estudio in vivo de esta materia en células eucariotas.
Durante el proceso de división celular existen cuatro fases cíclicas, que van desde la síntesis o duplicación del ADN hasta la separación en dos células hermanas idénticas. “Hasta ahora, existían indicios de que la actividad inicial bioquímica que le dice a la célula ‘divídete’ salía de un punto en concreto, que parecía ser el centrosoma”, señala Álvarez Tallada. Este trabajo confirma de manera rotunda esta idea, otorgándole a esta estructura además nuevas tareas que se suman a su labor principal descrita hasta ahora: nuclear y organizar los microtúbulos. Unas estructuras necesarias para separar físicamente las copias de los cromosomas, de modo que cada célula hermana lleve consigo el mismo código genético.
Para desarrollar este trabajo, se han combinado dos de las tecnologías genéticas más vanguardistas, desarrollando un método propio capaz de ofrecer información de gran valor en estudios dinámicos en células eucariotas. Sobre una levadura (Schizosaccharomyces pombe), los investigadores han modificado ciertos genes de modo que pudieran no sólo activar o desactivar su función en base al interés del estudio, sino que además les posibilitaba desplazar las moléculas a cualquier parte del entorno celular. “De este modo se puede demostrar que las actividades vienen de un sitio y en un momento dado. Si pones un elemento donde o cuando no debe estar y ocurre algo que no debe ocurrir, te da pistas, al igual que si la reprimes o si no ‘escucha’ a sus inhibidores” señala Víctor Álvarez.
Otra de las aportaciones que realiza esta publicación es añadir al SPB (siglas del inglésspindle pole body), la estructura análoga al centrosoma en levaduras, un papel regulador de un proceso de cambio morfogenético anterior a la mitosis y conocido como NETO. Cuando una célula se divide, cuenta con un polo nuevo y con uno viejo, empezando a crecer por este último. Llega un momento que se activa el crecimiento del otro polo, hito llamado NETO (siglas de new end take off) y que, según los investigadores, viene generado desde el centrosoma con los mismos mecanismos que activan la mitosis.
“Este cambio morfogenético se activa en unos umbrales distintos de actividad y probablemente los compañeros de las proteínas que la desarrollan sean diferentes. La gran aportación que hemos hecho en este estudio vienen de esta observación. Hemos visto que esto ocurre en el mismo sitio en el que posteriormente se activa la mitosis y que, de hecho, eso es lo que coordina otros procesos biológicos importantes como la respuesta a estrés o a falta de nutrientes”, afirma el investigador. Según este, aunque el trabajo se realice sobre una levadura, “todos estos procesos están conservados en células humanas y por tanto es importante entenderlos para estudiar su implicación en el desarrollo así como en el origen de múltiples enfermedades genéticas”.