Cursos de Verano

Más del 95 por ciento de las personas que practican las terapias ecuestres experimentan mejoras

La directora de la Fundación para el Desarrollo de las Terapias Ecuestres, Sandra de Soto, afirma que cada vez más se tratan problemas del estado de ánimo, como la ansiedad, depresión o estrés

Sandra de Soto en la sede de la UPO en Carmona
Sandra de Soto, directora de la Fundación para el Desarrollo de las Terapias Ecuestres

La directora de la Fundación para el Desarrollo de las Terapias Ecuestres, Sandra de Soto, ha asegurado hoy en el curso de verano “Terapias ecuestres: Fundamentos teóricos, científicos y prácticos de las intervenciones terapéuticas asistidas por el caballo” que más del 95 por ciento de las personas que trabajan a través de las terapias ecuestres obtienen beneficios, aunque dependerá de las condiciones particulares de cada uno de los individuos y del momento evolutivo en que se encuentren que estas mejoras sean mayores o menores.

Cada vez más se está abriendo el abanico de aplicación del caballo como asistente terapéutico. Sandra sostiene que, desde el principio, las terapias ecuestres estaban muy enfocadas a personas con discapacidad, pero en la actualidad se están tratando problemas del estado de ánimo, como la ansiedad, la depresión o el estrés, teniendo en cuenta que el caballo es un modelo que regula el comportamiento y que favorece la exposición de emociones y sentimientos.

“Incluso en este área se está viendo mucho el tema del coaching con caballos, que supone el trabajo con un grupo de personas para trabajar habilidades sociales, procesos comunicativos, resolución de conflictos, exteriorización de emociones, sentimientos, frustraciones… Todo eso se hace bajo la dirección de un equipo terapéutico, pero con la facilitación de la presencia del caballo”, sostiene la directora de la Fundación.

Además, la equitación terapéutica está indicada para personas con discapacidad física, sensorial, trastornos psicológicos, del lenguaje y/o del aprendizaje, así como para personas con problemas de inadaptación social. Así, mejora dolencias como las lesiones medulares o cerebrales, la fibromialgia, el autismo, el retraso psicomotor, el síndrome de Down o la esclerosis múltiple.

Según ha explicado Sandra, lo primero que hay que conseguir es que la persona establezca un vínculo afectivo con el caballo, teniendo en cuenta que este animal necesita un tratamiento muy especial, propiciando el acercamiento paulatino, tranquilo, atendiendo todas las necesidades y reacciones del equino… de forma que la persona con estrés, un estado anímico fluctuante, alteración comportamental o conducta un poco irascible consiga autocontrolarse para sacar beneficio del caballo, aspectos que hay que trabajar previamente. “Si no estás equilibrado, el caballo reacciona de una manera negativa a determinados excesos comportamentales, emocionales o conductuales”, puntualiza.

Para poder trabajar con los caballos, éstos necesitan un entrenamiento previo. Cuando van a ser montados en modalidades terapéuticas o cuando van a realizar acercamientos personas que tienen sus funciones alteradas, los caballos necesitan un entrenamiento específico para todos los elementos que suponen el contacto, el cepillado, el cuido y la monta. “Primero hacemos una selección, procurando que reúna unas condiciones previas de nobleza, tranquilidad, confianza en el ser humano y, a partir de ahí, empezamos a entrenarlos”, sostiene la psicóloga.

Por otro lado, en relación a que el caballo es un modulador de comportamientos y de estados anímicos, “nos interesan que sean animales que reaccionen, con lo cual, no quiero que hagan lo que yo quiero, sino que respondan a esos comportamientos inapropiados. Y los caballos, instintivamente, lo hacen por su propia naturaleza. Si alguien le habla con un tono de voz demasiado alto, el caballo se aparta. Si alguien se acerca con las manos arriba o andándole muy deprisa, se va… Me conviene realmente que responda así, que es lo que realmente va a hacer pensar a la persona en qué se está equivocando, los comportamientos que necesita cambiar para que el caballo acepte su presencia”, según la directora.

Por último, Sandra sostiene que existe una capacidad de relación muy íntima entre la persona y el caballo. “Los caballos tienen mucha sensibilidad, buscan el contacto con otros seres, ya sean humanos o animales, de su propia especie o no, debido a que son gregarios y sociables. Las personas tenemos que saber respetar la naturaleza del caballo. Durante mucho tiempo, cuando se ha hablado de doma, se ha realizado en términos de la dominancia del hombre sobre el animal. Estos modelos, por suerte, están evolucionando mucho y ahora se habla más de unión y respeto mutuo, puesto que el caballo tiene una naturaleza propia”, ha finalizado.

Curso 2024/25