El asesor de la Comisión Europea y de Naciones Unidas en materia de Open Policies, Open Data y Open Science, David Ósimo, asegura no encontrar relación entre el gobierno abierto, la democracia directa o la renuncia al liderazgo, algo que no considera vinculante ya que, de hecho, “los que más se aprovechan del Gobierno abierto son aquéllos que gozan de más liderazgo”.
Estas declaraciones han sido realizadas hoy en el curso “Gobierno abierto y reutilización de la información pública en el ámbito local” que se está desarrollando en el marco de los cursos de verano de la Universidad Pablo de Olavide en Carmona, donde ha presentado la conferencia “Gobierno abierto, ¿qué es y para qué?”.
En este curso se analiza cómo se pueden iniciar estrategias de apertura en los gobiernos locales que promuevan la transparencia y participación de los ciudadanos y ciudadanas en los asuntos públicos, así como los beneficios sociales y económicos que un modelo de gobierno abierto puede facilitar mediante la colaboración.
Para Ósimo, la implantación de las herramientas de gobierno abierto constituye un paso necesario en la democratización de los países, aunque no suficiente. Insiste además en que es un proceso largo, puesto que en un concepto que tienen que aprender el Gobierno y los ciudadanos, al tiempo que añade que, en la actualidad, hay muy pocos que consigan hacerlo de verdad. De esta manera, considera que es algo bueno para la democracia, pero que necesita tiempo, ya que debemos contemplarlo como un objetivo y no un trámite: “debemos crear expectativas reales; los promotores del gobierno abierto han prometido demasiado”.
En cuanto al concepto de gobierno abierto, David Ósimo lo define como “abrir datos y procesos públicos para que puedan ser controlados y permitan la colaboración ciudadana; publicar datos sobre cómo se gasta el dinero público, para reducir riesgos de corrupción; publicar propuestas de ley para que los ciudadanos puedan aportar ideas y mejorías, etc”. Sin embargo, en opinión del asesor europeo, no tiene por qué consistir en la transparencia total.
Ósimo ha señalado además que los ciudadanos están respondiendo de manera positiva a este tipo de medidas, aunque destaca que son sólo una minoría los que hacen uso real de ellas. Minoría que, a su entender, sería suficiente, ya que insiste en que no es necesario que mucha gente controle, “basta con que lo hagan unos cuantos para generar impacto”.
Del mismo modo, el asesor de Naciones Unidas, considera que la mayoría de las propuestas planteadas por los ciudadanos no son tenidas en cuenta por parte de los poderes públicos. Esto ocurre por dos motivos fundamentales: “el primero de ellos es que, al parecer, dichas peticiones o propuestas no son lo suficientemente buenas, algo que se debería mejorar estimulando la participación de alta calidad; el segundo de los motivos sería la falta de ayuda de los gobiernos, ya que en la mayoría de los casos la apertura es tan solo una imagen”, sentencia Ósimo.
Por último David Ósimo reflexiona sobre la situación del gobierno abierto en España y añade que está avanzando rápidamente, aunque todavía se encuentra atrasada con respecto a las leyes de acceso a la información.