Cursos de Verano

Los mayores con un alto grado de demencia reaccionan ante la intervención asistida con perros

Expertos aseguran que la utilización de animales en terapias es beneficiosa para personas con autismo, el envejecimiento saludable o la alfabetización de personas en riesgo de exclusión

de izquierda a derecha, María Perea, Javier López y Arcadio Tejada. todos miembros del equipo INTAP. En la foto tjunto a Ula, una de las perras que tienen para las intervenciones asistidas
De izquierda a derecha, María Perea, Javier López y Arcadio Tejada. Todos miembros del equipo INTAP. En la foto junto a Ula, una de las perras que tienen para las intervenciones asistidas

Personas que sufren un deterioro cognitivo avanzado -por ejemplo, debido a una demencia- que apenas interactúan con sus cuidadores, “sonríen y muestran interés por acariciar a los perros o hablar con ellos”. Es lo que asegura María Perea, presidenta de la Asociación de Intervenciones Asistidas por Perros y otros Animales (INTAP), quien añade que esta situación “impresiona a quienes a diario atienden a este perfil de personas mayores”. Y hace el símil “con una ventana que lleva mucho tiempo cerrada y que se abre” y que, además, “nos brinda una oportunidad para ralentizar el deterioro”, de manera que no sólo permite acceder a estas personas sino que, al tiempo, “produce un impacto positivo en quienes las acompañan”.

María Perea ha realizado estas declaraciones con motivo de la inauguración de la segunda edición del curso “Intervenciones asistidas por animales. Introducción y manejo del animal en contextos de intervención”, que se imparte durante dos días en el marco de los cursos de verano que la Universidad Pablo de Olavide celebra cada año en su sede de Carmona y que codirige junto al doctor José Luis Sarasola, profesor del Departamento de Trabajo Social de la UPO.

La presidenta de INTAP explica que la mayoría de las intervenciones, ya sean terapias o actividades, se realizan en grupos, desplazándose los profesionales con los animales principalmente a centros residenciales o de estancia diurna. De hecho, la mayor experiencia de la asociación radica en la atención a personas con daño cerebral y, de manera más reciente, a personas mayores “institucionalizas”.

No obstante, no existen demasiadas limitaciones a la hora de introducir animales en una intervención ya que, a priori, “puede incluirse en estos programas a cualquier persona que precise atención psicosocial o educativa”, según Perea. Entre los colectivos que más atención han recibido destaca el de personas diagnosticadas de trastornos del espectro autista, pero también “demencias o rehabilitación física”, añade.

Sin embargo, huye de centrarse en enfermedades, ya que “lo importante es dar respuesta a determinadas necesidades”, y asevera que existen buenos programas para el “fomento del envejecimiento saludable o el apoyo a la alfabetización en población con riesgo de exclusión social”, donde el principal beneficio es el “aumento de la motivación de los potenciales usuarios para participar en las intervenciones programadas con perros y que, de otro modo, no acudirían”.

En cuanto al tipo de animales, esta experta afirma que “no existe un estándar físico ni una raza concreta” a la hora de seleccionar los perros, pues todo depende de “los objetivos a cumplir y del perfil de usuario” con el que se vaya a trabajar. El tamaño o el pelaje varían con la movilidad de los participantes, en función de “si necesitan silla de ruedas, si los perros tienen que subirse a una cama o si se desea trabajar la motricidad fina en las manos”, explica.

En general, María Perea explica que la asociación INTAP suele trabajar con la raza Golden Retrievers, aunque también con mestizos provenientes de centros de protección y recuperación animal. “Lo que todos los perros tienen en común es que son muy sociables y tranquilos, de manera que el contacto con humanos es seguro y agradable también para ellos”, concluye.

Curso 2024/25