El mindfulness se basa en el concepto de conciencia plena y consiste en el concepto psicológico de la concentración de la atención y la conciencia. Según Paula Borrego –docente especializada en mindfulness infantil y juvenil y miembro de la Asociación Española de Educación Emocional– “es la técnica para llegar a estar plenamente consciente al momento presente. Aquí y ahora es el único momento en el que podemos disfrutar de nuestras acciones sin tener preocupaciones del pasado o del futuro por llegar, dejándonos disfrutar de lo que acontece en este mismo momento, siendo plenamente consciente de lo que vivimos”.
Estas declaraciones las ha realizado Borrego en el marco del curso ‘Neuroeducación, mindfulness y conflicto en el aula. Una aproximación desde el enfoque sistémico’ dentro de la XV edición de los Cursos de Verano de la Universidad Pablo de Olavide en la Sede Olavide en Carmona–Rectora Rosario Valpuesta.
Esta técnica es especialmente apropiada para los niños en edad escolar, así lo observa Borrego: “El mindfulness en la escuela hace que el niño atraiga su atención en una sola cosa en cada instante, siendo consciente de que su pensamiento está en otra cosa y volver con la práctica a lo que acontece en ese mismo momento”.
La experta ha añadido que “los métodos tradicionales se centran más en el contenido y su memorización, pero junto con la práctica del mindfulness trabajaremos más el interior del niño y su identidad personal. Aprendiendo así a descubrir sus emociones, sensaciones, pensamientos y movimientos de una forma completamente consciente, controlando así cuando aparecen dándole voz”.
Para su aplicación en las aulas, “lo más beneficioso es un día a día, en momentos de atención plena con ejercicios adaptados a la edad del alumno y con sesiones más largas de atención plena con movimiento para que en su vivencia llegue a captar e interiorizar mejor la práctica”.
Borrego considera que los principales problemas que surgen en el aula son: “La falta de empatía, la implantación de los cánones de belleza, la poca aceptación, el vivir con juicios, la autorregulación personal, el no respetar los ritmos de cada niño. La falta de compasión”. Además, se unen “las vivencias de cada niño en su ámbito familiar y las etiquetas que desde pequeño se les pone sin darle importancia y que llegan a crear una persona que no es ella misma, sino la impuesta”, ha añadido.
La docente ha señalado que para el desarrollo de profesionales especializados en mindfulness “es importante transmitir los conocimientos desde el conocer y el sentir. La práctica formal o informal de la atención plena es imprescindible para transmitirlo a los niños. No hay perfil profesional específico, solo hace falta ser una persona consciente plenamente y formada”.
“Cada vez veo más personas involucradas en una educación diferente, más integral, aunque creo que falta bastante aún, todavía tenemos mucho de la vieja escuela. Desde mi punto de vista, tenemos que trabajar más la vida emocional del niño, necesitamos formar a niños antes que nada humanos y seres amorosos. Creo que debe ser el pilar antes que la memorización de contenidos” ha concluido la experta.