Cursos de Verano

La práctica del ajedrez fomenta valores como la tolerancia, la humildad, la paciencia y la creatividad

Eugenio Fedriani, vicerrector de Planificación Docente de la UPO, asegura que el ajedrez contribuye al desarrollo del cerebro en edades más tempranas y contribuye a prevenir enfermedades como el Alzheimer

“El ajedrez es una excelente herramienta para fomentar la tolerancia, al permitir que otras personas puedan pensar de forma diferente. Además, fomenta valores como la paciencia porque te permite darte cuenta de que las cosas no se consiguen cuando uno quiere. Cada vez más, nos estamos acostumbrando a que los jóvenes cuando piden algo, lo quieren de forma inmediata y no están dispuestos a esperar para conseguir sus objetivos; sin embargo, en el ajedrez las cosas hay que provocarlas, madurarlas y luego recoger los frutos”. Así lo manifiesta Eugenio M. Fedriani Martel, vicerrector de Planificación docente de la Universidad Pablo de Olavide y experto en ajedrez.

En esta línea, el profesor señala también que es muy importante que el ajedrecista se forme adecuadamente, “puesto que nadie nace sabiendo y no se puede jugar mejor si no se ha llevado a cabo un estudio, ejercicio previo y entrenamiento”, por eso el ajedrez es un deporte que fomenta la paciencia, además de otros valores como la humildad, el pensamiento crítico, la autoestima y la creatividad. Además, incrementa la capacidad de relacionarse, ayuda a incrementar la visión espacial y la capacidad de concentración.

Fedriani ha hecho estas declaraciones con motivo de la celebración del ‘Curso de capacitación para instructores de ajedrez. 3ª edición’, que dirige en el marco de los XVII Cursos de Verano que la Universidad Pablo de Olavide celebra en su sede académica de Carmona y en el que ha impartido la ponencia: “Objetivos de la formación ajedrecística. Historia del ajedrez”.

A nivel psicológico, el ajedrez ayuda a favorecer la capacidad de pensamiento crítico y la de análisis profundo, además de que te ayuda a ser más consciente de la realidad. Sin embargo, el ajedrez no es sólo un deporte, como señala Fedriani, sino también un juego y un pasatiempo apto para niños desde los tres o cuatro años que se puede practicar a cualquier edad y contribuye a prevenir enfermedades como el mal de Alzheimer, “puesto que es una actividad que mejora el desarrollo del cerebro en edades tempranas y previene la degeneración cerebral en edades más avanzadas”, señala el doctor.

Una de las ventajas de enseñar ajedrez a los niños es que no hace falta introducir muchos conceptos para progresar, sino que la propia práctica les va proporcionando los beneficios y las herramientas psicosociales deseadas. Además, no podemos olvidar que aprender mediante el juego suele ser algo mucho más agradable y motivador.

Por otra parte, Fedriani señala que el ajedrez es una herramienta didáctica muy potente en la escuela, por eso reclama que su estudio y práctica se incorpore definitivamente en el sistema educativo actual. Aunque este deporte-ciencia va ganando terreno en la sociedad actual, todavía queda mucho por hacer. En España, por ejemplo, la comunidad autónoma de Cantabria fue pionera en incluir el ajedrez como una asignatura, algo que no sucede de forma generalizada en Andalucía, donde “todavía se están sentando las bases para que el ajedrez sea una asignatura más, puesto que ahora mismo se considera una materia de libre configuración de carácter no obligatorio”, según el vicerrector, quien añade que este crecimiento no es homogéneo y que los centros privados y concertados están asumiendo este proceso con mayor rapidez que en los públicos.