Cursos de Verano

El número de casos de violencia filioparental ha aumentado un 60 por ciento desde el año 2007

Mayte Salces, técnica de la Oficina del Defensor del Menor de Andalucía, describe al menor infractor como un niño familia de clase media o media-alta, “cuya característica fundamental es su perfil egocentrista, con una educación permisiva a la que no se le ha puesto límites”

Mayte Salces, técnica de la Oficina del Defensor del Menor de Andalucía
Mayte Salces, técnica de la Oficina del Defensor del Menor de Andalucía.

En los últimos años se ha producido un aumento significativo de casos de violencia filioparental en España. Concretamente, desde 2007 a 2013 se han producido un 60 por ciento más de casos y proporcionalmente el número de niñas aumenta en comparación al de niños. Estos datos están muy presentes en la Oficina del Defensor del Menor de Andalucía. Mayte Salces, técnica de este organismo se muestra alarmada con esta situación: “No sabemos si ha sido ahora cuando este fenómeno ha dado la cara porque ha permanecido oculto durante mucho tiempo o es un incremento real; pero está causando un verdadero problema no sólo en la familia, también en el ámbito educativo, social y educativo”.

Estas declaraciones las ha realizado en el marco del seminario ‘Violencia filioparental: intervención integral’, que se imparte dentro de la XIV edición de los Cursos de Verano de la Universidad Pablo de Olavide en la localidad sevillana de Carmona. Salces ha señalado que desde 2003 la defensoría del menor ya atisbaba que la violencia filioparental era un fenómeno emergente y “el tiempo ha venido a corroborar que es un problema que cada vez se visualiza más y tiene mayor transcendencia para muchas familias”.

En la actualidad, no hay ningún tipo de estadísticas sobre esta problemática, tan sólo existen los datos judiciales de menores que han sido juzgados por violencia filioparental en el ámbito de la justicia juvenil. Sin embargo, observa Salces, los datos de intervenciones en el ámbito social o en el ámbito sanitario carecen de estadísticas “porque muchos de estos niños tienen trastornos de conducta o de salud mental, y desconocemos también cuáles son los que todavía permanecen ocultos en las familias, bien porque se avergüencen de denunciarlo o debido a que no saben que lo que sufren es un problema de violencia filioparental”.

Por ellos, “una de las reclamaciones que realizamos desde la defensoría es la creación de estadísticas oficiales en los organismos públicos para poder conocer realmente la entidad del problema. Ni podemos sobredimensionarlas, ni podemos minimizarlas. Solamente a través de un conocimiento riguroso de los casos se podrán adoptar políticas públicas rigurosas”, ha señalado la experta.

Salces define el prototipo del menor infractor como el de un niño o niña de familia de clase media o incluso media-alta, “cuya característica fundamental es su perfil egocentrista, con una educación excesivamente permisiva a la que no se le ha puesto límite y cuando se ha empezado a poner límite –en muchas ocasiones como consecuencia de la crisis económica– han comenzado a manifestar comportamientos disruptivos que no han sido tratados adecuadamente”.

Este tipo de niños, según la experta, comienzan a dar problemas en el colegio y los padres no lo quieren reconocer –“los profesores les tienen manía”–. A veces se produce esta violencia entre iguales –con los compañeros– y se les achacan a las malas compañías, hasta que la violencia se proyecta hacia la familia, cuando se imponen límites, que derivan en la agresividad. “Es incomprensible y difícil asumir que un hijo pegue a un padre, pero más difícil aún es cuando los padres tienen que denunciar ante la fiscalía de menores a su propio hijo”, ha incidido la experta.

Entre las claves para prevenir situaciones de violencia filioparental, Salces apuesta por un cambio en la educación y los valores: “Vivimos en una sociedad violenta, los niños y los jóvenes no surgen de una generación espontánea, son fruto de una sociedad y esta no es un ente abstracto, está conformado por todos, incluidos los adultos”, concluye.