Cursos de Verano

Chema Caballero: “Cuando se mira profundamente en los ojos de los niños y niñas soldados, se ve un vacío infinito”

El ex misionero javeriano apunta a Occidente como responsable de que existan guerras en África y denuncia la venta de armas a estos países

Chema Caballero
Chema Caballero

Chema Caballero llegó a África hace 25 años como misionero javeriano y sin una idea muy clara de lo que era el continente. Hoy en día, se ha convertido en una de las voces españolas más autorizadas y que más experiencia atesora sobre África. Muchas cosas han cambiado en este tiempo: abandonó la vida religiosa, se enroló en el campo de la cooperación con un programa de reinserción de niños soldados, especialmente en Sierra Leona, y hasta testificó como perito de menores en el Tribunal de La Haya contra Charles Taylor, ex presidente de Liberia.

“Llegué a Sierra Leona en 1992, cuando la guerra en el país llevaba un año. Mi formación como abogado en derechos humanos y resolución de conflictos me cualificaba para un programa de la Iglesia católica y Naciones Unidas sobre derechos humanos con el que se pretendía formar a jóvenes y mujeres en esa materia y hacer seguimientos de violaciones para poder documentarlas”, recuerda Caballero con motivo de su participación en el seminario ‘Los desafíos al Estado de Derecho: un New Deal equitativo e inclusivo. In memoriam a Rosario Valpuesta’, que ha comenzado dentro de la programación de la XV edición de los cursos de verano de Olavide en Carmona.

Por ello, siguió trabajando en este tema y fue una de las pocas personas que podía moverse entre las líneas de los rebeldes y las del ejército gubernamental. Quizás fue por eso que en 1998, cuando Unicef se planteó empezar a trabajar con niños y niñas soldados y buscar su rehabilitación, se acordaron de él. “Se trataba de un programa pionero, algo nuevo que nunca antes se había intentado. Así fue como terminé dirigiéndolo”, matiza.

Quizás, una de las cosas que más llama la atención es la mirada de estos niños: “Cuando se mira profundamente, en los ojos de los niños y niñas soldados se ve un vacío infinito, el que posiblemente deja el haber descendido al centro del horror. No importa los años que hayan pasado desde que el menor salió del conflicto, la mirada sigue siendo la misma”, asegura Chema Caballero. Sin embargo, lamenta que los niños y niñas soldado “ya no están de moda y no hay dinero para su rehabilitación” a pesar de que la experiencia demuestra que si a estos menores se les dedica tiempo y recursos, pueden reintegrarse en la sociedad sin mayores problemáticas.

Como responsables de este tipo de hechos, Caballero apunta a los señores de la guerra, que secuestran o manipulan a los niños y les obligan a luchar. Sin embargo, asegura que estos no pasan de ser meras marionetas de los verdaderos responsables, poniendo en el epicentro a Occidente: “Tenemos que ser conscientes de que si existen guerras, sobre todo en África, es porque detrás de cada una de ellas hay un recurso mineral que nos interesa a nosotros, Occidente. Puede ser el petróleo del Sudán del Sur, el coltán del Este de la República Democrática del Congo, el uranio del Sáhel… Son nuestras empresas las que se aprovechan de esos minerales de sangre por los que pagan mucho menos que si saliesen legales de sus países de origen. Junto a esto, tenemos el tráfico legal e ilegal de armas. Las armas que se utilizan en estas guerras están fabricadas en Occidente. No olvidemos que España es una de las principales vendedoras de municiones y armas ligeras al África Subsahariana. Por eso, podemos decir que nuestros gobiernos y empresas incitan, mantienen y sostienen estos conflictos que les reportan muchos beneficios. También nosotros, los consumidores, que no nos importa tener un móvil manchado de sangre, por ejemplo, con tal de pagar menos por él, somos responsables”.

Por ello, cree que mientras haya conflictos seguirán existiendo los niños soldados, porque son más baratos de mantener, obedecen más fácilmente, son más manipulables y, sobre todo, “porque a pesar de que tengamos decenas de instrumentos internacionales para luchar contra su reclutamiento y uso, los países que podrían terminar con esta lacra no tienen ningún interés en hacerlo a pesar de sus buenas declaraciones de intenciones”, declara el ex misionero.

Aunque ha sentido deseos de abandonarlo todo en muchas ocasiones, ha sacado fuerzas de flaqueza y seguido hacia adelante para “no traicionar a las personas a las que has prometido ayudar”. Y a pesar de todo el horror que le ha tocado vivir, asegura que si algo ha aprendido en estos años es que “nunca se debe tirar la toalla por el ser humano”, concluye.

27 de junio – 19:30 h