Entrevista

«No hay nada más personal que la manera en la que entendemos las palabras»

Entrevista a José Antonio Horcajadas, profesor titular de Genética de la Universidad Pablo de Olavide y autor del libro “Autoenciclopedia personal”

José Antonio Horcajadas es profesor titular de Genética de la UPO y autor del libro “Autoenciclopedia personal”
José Antonio Horcajadas es profesor titular de Genética de la UPO y autor del libro “Autoenciclopedia personal”

José Antonio llega como un torrente al despacho, cazadora y casco de moto en mano. “Mañana estaré en Ámsterdam y en dos días vuelo a Nueva York”, dice alegremente este biólogo molecular apasionado de la literatura que actualmente imparte clases de Genética en la Olavide, tiene un Laboratorio de Investigación Básica en Zaragoza y también en Virginia, en Estados Unidos. Pero, con tanto viaje, docencia e investigación y dos hijos ¿de dónde saca el tiempo para escribir?Mi lugar de escritura principal son los aeropuertos, de hecho cuando viajo con alguien voy medio molesto porque me gusta estar solo, escribir, leer, observar a la gente”, explica este profesor que, en esta entrevista, nos habla de su amor por las palabras plasmado, hasta el momento, en dos libros.

 

¿De qué trata su libro, “Autoenciclopedia personal”?

Es un diccionario personal donde interpreto las palabras a mi modo, es decir, les doy el sentido que tiene para mí. No hay nada más personal que la manera en la que entendemos las palabras. Existe una connotación subjetiva que dota a las palabras de mucho más sentido que la que el diccionario les tiene asignadas. Por ejemplo, la palabra novio para una persona que está absolutamente enamorada tiene un valor y para una persona que acaba de terminar una relación tiene otro valor diferente. Estas acepciones cambian, evolucionan, son dinámicas, ya que personalizamos las palabras en cada momento de nuestras vidas.

¿Cómo surge la idea?

La idea surgió de mi amor por las palabras que me llevó, con 20 años cuando estaba estudiando Biología Molecular en Madrid, a leerme un diccionario. Ahí fue donde me di cuenta, primero, de que había una cantidad de palabras que no conocía y que me encantó conocerlas, y segundo, de que, en algunas ocasiones, el diccionario me dejaba un sabor de boca raro. Para mí había palabras que significaban mucho más de lo que indicaba el diccionario, que solo aportaba definiciones frías. Comencé a escribir entonces palabras inspiradas en canciones y poemas y continué escribiendo a lo largo de unos años, hasta que me animaron a plasmarlas en un libro para que las compartiera con el resto de la gente.

¿Me podría decir un par de ejemplos?

Por ejemplo “Ego” lo defino como ese abismo infinito; ese cósmico e inmensurable precipicio que va desde mi yo hasta mí. “Deletrear”: quitarle las bragas a las palabras. Desnudarlas parte a parte. “Cultura”: fórmula magistral contra la miseria.

Usted da a las palabras unas definiciones personales basadas en vivencias ¿Qué palabra representa un recuerdo o una vivencia que le haya marcado mucho?

Cuando uno medita sobre las palabras se da cuenta de que éstas tienen referencias personales que hace que esa palabra sea distinta para esa persona. Cuando escribo palabras negativas me vienen a la cabeza personas que no se han portado bien, o cuando escribo sobre determinadas sensaciones me acuden lugares y personas. Por ejemplo, la palabra “niebla” significa muchísimo para mí, ya que pasé el mejor año de mi vida en San Francisco y esta ciudad y la niebla van unidas. Tengo amigos que vivieron en el norte y para ellos la niebla es lo peor. Sin embargo para mí es lo mejor. Otra palabra importante es “madre”, ya que su definición la escribí los días próximos al fallecimiento de la mía.

¿Qué hace un biólogo molecular como usted escribiendo un libro como éste?

El amor por la literatura me viene desde pequeño, ya que mis padres son unos grandes lectores. Tengo el recuerdo de ver mi casa repleta de libros y a mi padre, mi madre y mi hermano leyendo. El amor por la literatura sudamericana me vino no sé cómo,  pero llevo enamorado de Sudamérica mucho tiempo, creo que desde que leí “Mafalda” con 10 años. Con 12 o 13 años entendía todos los términos que se utilizan en Argentina y Uruguay y casualmente me acabé casando con una uruguaya, porque los dos andábamos enamorados de Benedetti. De hecho el libro contiene bastantes términos argentinos y uruguayos, sobre todo términos que hacen a la literatura hermosa. Llevo escribiendo entonces toda mi vida.

Hablando sobre su amor por la literatura sudamericana, usted dice que se  ha inspirado en el “Libro de los abrazos” de Eduardo Galeano

Eduardo Galeano es uno de mis escritores favoritos y fue el que me permitió darme cuenta de que no era necesario escribir una novela, que se pueden escribir, ensayos o greguerías, es decir, pensamientos cortos que puedan tener muchísimo sentido. Es como el haiku, son tres líneas que pueden contener una historia completa. Esto me animó a escribir un libro de este estilo.

Con esta obra quiere contribuir a alimentar la plataforma Cloping.com ¿en qué consiste?

Cuando estaba terminando el libro, las personas que me ayudaban con las correcciones comenzaron a enviarme sus propias definiciones de palabras, entonces me di cuenta de que hay mucha gente que lee pero sobre todo hay mucha gente que escribe.  Apareció entonces Luis Arenaz, que me ofreció la posibilidad de crear la plataforma Cloping.com, un lugar en internet para el encuentro de personas que aman leer y escribir pero sobre todo que aman las palabras. A partir de ahí generó todo un vocabulario. Nos dimos cuenta también de que los niños tienen su propias definiciones de las palabras. Por eso actualmente estamos trabajando en crear una plataforma que se llama Chiquicloping que recoja todo esto, es decir, que profesores y padres tengan un lugar donde plasmar las ocurrencias que puedan tener los niños.

¿Un ejemplo?

“Sobaco” es una de las palabras menos agraciadas, en cuanto a sonoridad, que el diccionario de la RAE contiene. El otro día, mi hijo de tres años y medio, tocándose la ingle dijo: “Papi, me pica aquí, en el sobaco de la pierna”. Simple y sencillo, ¿no os parece?

Por último, usted es también autor de “Las estaciones del frío” ¿De qué trata?

Es el primer libro que escribí, un libro sencillo de dos relatos “Final del Otoño” y la “Ribera del Invierno”. Su estructura es exactamente igual que el libro “Indignaos” de Stephane Hessel: tiene el mismo número de páginas, el mismo formato, el mismo número de líneas y el mismo número de palabras por páginas.  “Final del Otoño” es un libro en primera persona del diario de una chica de 29 años, donde se expresa cómo la esperanza y la tristeza son compañeras que viajan en el mismo barco y cómo de nosotros depende quién tiene el timón, si la tristeza o la esperanza. Se trata de pensamientos muy profundos sobre una historia muy concreta de una mujer joven. La “Ribera del Invierno” narra la situación de dos jóvenes que se conocen casualmente y a los que les suceden una serie de cosas. Refleja las miserias de la vida, las casualidades, la alegría y el amor.

 

 

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