Institucional

La UPO lanza un año más su programa de alojamiento compartido “Universitarios Solidarios”

Este servicio ofrece a los estudiantes de la Olavide alojamiento gratuito en viviendas de personas con algún tipo de necesidad, ya sean personas mayores, con discapacidad o familias monoparentales

Anabel Bayón Contreras y Juana Rivera Sánchez son la primera pareja formada este año
Anabel Bayón Contreras y Juana Rivera Sánchez son la primera pareja formada este año

La Universidad Pablo de Olavide lanza un año más su programa de alojamiento compartido “Universitari@s Solidari@s”, un servicio que ofrece a los estudiantes de la UPO alojamiento gratuito, a lo largo del segundo cuatrimestre de este curso académico, en viviendas de personas con algún tipo de necesidad, ya sean personas mayores, con discapacidad o familias monoparentales.

Se trata de una iniciativa que se basa en la cooperación solidaria y en el fomento de vínculos sociales. En palabras de Elodia Hernández León, vicerrectora de Cultura, Participación y Compromiso Social de la Olavide, “los estudiantes de nuestra universidad tienen determinadas necesidades de alojamiento y existen personas que buscan ayuda y compañía mediante la convivencia en la misma casa. Se trata de unir lazos, de tejer nuevas relaciones”.

Este es el caso de Marta Felices Caparrós, una estudiante de la localidad almeriense de Aguamarga que comenzó el pasado curso su aventura universitaria compartiendo piso con Patrocinio, una anciana de 90 años. “Decidí participar en este programa porque era la primera vez que salía de mi casa y no conocía a nadie en Sevilla, así que pensé que sería buena idea dar compañía a una persona mayor, a la vez que esa persona me acogía a mí”, cuenta Marta, estudiante del doble grado en Trabajo Social y Educación Social, que quería así responder de alguna manera al sacrificio económico que les supone a sus padres el pago de sus estudios universitarios. “Me he sentido como en casa, ha sido una experiencia muy enriquecedora”.

A través de este programa el estudiante tendrá alojamiento gratuito a cambio de colaborar en pequeñas tareas domésticas y a la familia se le abonará la cantidad de 60 euros mensuales por los gastos que pudieran derivarse de la convivencia (luz, agua, calefacción), gracias a la subvención de la actual Consejería de Salud y Bienestar Social de la Junta de Andalucía.

No obstante, los estudiantes que deciden participar en este programa no lo hacen por el ahorro económico. Mientras realizaba sus estudios en Derecho, Francisco José Díaz Álvarez estuvo conviviendo con José Antonio Anguita Jiménez, un hombre divorciado que sufrió hace años una parálisis cerebral. “Recomendaría esta experiencia a toda aquella persona que le guste el voluntariado y ayudar a los demás a combatir la soledad. Te abren las puertas de su casa y les haces felices solo con acompañarles a hacer la compra, al médico o escuchándoles mientras hablan. Te dan todo su cariño y te acogen como si fueras de su familia”, afirma Francisco.

Y es que el éxito de este programa reside en el valioso beneficio social tanto para los estudiantes como para las familias de acogida. “La convivencia intergeneracional es positiva para ambas partes, la ayuda mutua, la solidaridad y la afectividad acompañan al desarrollo de este programa. Qué duda cabe que estas experiencias nos ayudan a lograr una formación íntegra”, señala Elodia Hernández.

Las alianzas entre los estudiantes y las personas que los acogen perduran en ocasiones más allá del tiempo de estancia. “Aunque ya no vivo con José Antonio sigo manteniendo el contacto con él. Para mí es como si fuera mi abuelo e incluso conoce a mis padres y ha estado en mi casa en Écija”, afirma Francisco.

Para poder acogerse a este programa, tanto el estudiante universitario como la persona que acoge tendrán que pasar por una entrevista personal, con el fin de conocer las motivaciones y las necesidades de los que solicitan este servicio. Posteriormente, se procede a la selección y se establecen las parejas. Tras quince días de prueba se formaliza el contrato. “El programa tiene un corte muy al detalle, los encuentros, el encaje del alojamiento se hace meticulosamente, para que la unión de intereses y expectativas no fracase desde sus inicios y la convivencia ruede fluidamente”, explica la vicerrectora.

Anabel Bayón Contreras y Juana Rivera Sánchez son la primera pareja formada este año. Anabel es una joven de 26 años procedente de Monesterio (Badajoz) que estudia Trabajo Social. “Estoy segura de que la convivencia nos aportará muchísimo a ambas, yo le aporto a Juana cariño y compañía y ella a mí una experiencia de vida muy enriquecedora. Además, Juana es encantadora, alegre y solidaria”. Por otro lado, Juana muestra su alegría por formar parte de este programa, “estoy contentísima porque Anabel es una chica estupenda, muy estudiosa, cariñosa y sobre todo muy humana. Me da mucha compañía, salimos a pasear por las tardes y me lee libros, ya que compartimos afición por la lectura”.

La Universidad Pablo de Olavide apuesta por este programa desde el año 2005, y hasta la fecha han participado en él un total de 43 estudiantes. “Para el Vicerrectorado de Cultura, Participación y Compromiso Social, el programa no sólo posibilita buenas experiencias y vivencias en los implicados, sino que materializa nuestras líneas estratégicas de participación y movilización de la comunidad universitaria como expresiones del compromiso con nuestro entorno”, concluye Elodia Hernández León.

Los interesados en participar en el programa de alojamiento compartido “Universitari@s Solidari@s” pueden ponerse en contacto con la Oficina de Voluntariado y Solidaridad de la Universidad Pablo de Olavide a través del email voluntariado@upo.es y a través del teléfono 954349811.

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