Durante décadas, la industria química ha empleado materiales porosos, como las zeolitas, en procesos de separación molecular y catálisis. Estas estructuras con poros y canales de dimensiones moleculares son utilizadas en la petroquímica, la síntesis de plásticos y en las biorrefinerías para obtener productos químicos, incluidos los bio-plásticos. Además, se emplean en procesos de remediación ambiental, como la eliminación de metales y otros contaminantes del agua, la captura de dióxido de carbono y azufre en gases.