El Arco de Gibraltar, que incluye las cordilleras Bética y Rifeña, sigue activo y así lo demuestra la actividad sísmica moderada que se registra en gran parte de Andalucía, en el mar de Alborán y en la costa magrebí. A pesar de que su periodo de mayor actividad se produjo entre el Paleógeno superior y el Mioceno inferior, es decir, entre 66 y 16 millones de años aproximadamente, resulta razonable que la actividad reciente de fallas tectónicas asociadas a este cinturón orogénico tenga influencia en la evolución reciente del paisaje.