Entrevista

«La Biblioteca es uno de los centros clave de la vida universitaria»

Entrevista a Carmen Baena Díaz, directora de la Biblioteca/CRAI de la Universidad Pablo de Olavide

Carmen Baena Díaz
Carmen Baena Díaz.

Ubicada en una nave industrial donde los alumnos de la antigua Universidad Laboral aprendían los oficios, la Biblioteca de la Universidad Pablo de Olavide se caracteriza por ser mucho más que un depósito de libros. Desde su creación hasta estos días, ha evolucionado al ritmo vertiginoso que le ha ido marcando la revolución digital, convirtiéndose en un servicio clave de apoyo a la educación y la investigación. Su directora, Carmen Baena, nos habla en esta entrevista de este lugar de encuentro de la comunidad universitaria y del trabajo que allí realizan las personas que forman parte de ella. 

 

¿Qué distingue a la Biblioteca de la UPO de otras bibliotecas universitarias? 

En principio, todas las bibliotecas universitarias estamos obligadas a dar unos servicios básicos que garanticen el acceso a la información a la comunidad universitaria. La Biblioteca/CRAI de la UPO lo hace aplicando un modelo centralizado que facilita el aprovechamiento de los recursos disponibles. Pero además, nuestra Biblioteca, que partía de cero y ha crecido con la institución, ha ido asumiendo otros servicios muy demandados que en otras universidades se han prestado tradicionalmente por otras áreas, como el soporte a la creación de objetos de aprendizaje multimedia o a la edición de revistas electrónicas. 

Equipo que forma parte de la Bilioteca/CRAI de la UPO.
Equipo que forma parte de la Biblioteca/CRAI de la UPO.

La Biblioteca de la Olavide también es CRAI, ¿qué significado tiene? 

CRAI son las siglas de Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación, el modelo impulsado desde la Red de Bibliotecas Universitarias de España (REBIUN) que implica un cambio de concepto en la forma en la que las bibliotecas habían estado trabajado hasta hace unos años. El uso extendido de Internet, la aplicación de las TIC y el marco europeo forzaron a las universidades a dar respuesta a nuevas demandas que requerían espacios diversificados, equipamiento tecnológico y apoyo profesional especializado, no sólo de bibliotecarios, sino también de informáticos, pedagogos o técnicos audiovisuales.

Esta es la dirección en la que hemos estado trabajando en la Biblioteca durante los últimos años. El ejemplo más significativo quizá sea la forma en la que han evolucionado nuestras instalaciones, incorporando espacios como salas de trabajo en grupo, zona de investigadores, área de exposiciones, salas de grado y, próximamente, un aula de telepresencia y docencia avanzada. Unos espacios que en mi opinión contribuyen a hacer de la Biblioteca/CRAI uno de los centros clave de la vida universitaria. 

¿Cómo describiría la evolución de la Biblioteca desde sus comienzos? 

Para describir la evolución de la Biblioteca y, sobre todo, para evaluarla, tendríamos que reflexionar sobre cómo ha cambiado nuestro entorno y si hemos sido capaces de adaptarnos a las nuevas condiciones. Sobre todo, si queremos que la sociedad nos siga considerando de utilidad. En estos 18 años, Internet ha cambiado nuestras vidas. Ha cambiado nuestras colecciones, los servicios, las formas en que los prestamos y la forma en la que trabajamos los bibliotecarios. Por otra parte, pocos de nuestros usuarios, la mayoría de ellos nativos digitales, imaginarían hacer la reserva de una sala de trabajo en grupo o gestionar las referencias bibliográficas de los documentos que han consultado sin utilizar el ordenador.

Desde nuestro paso por el edificio 14, en el que contábamos con menos de 100 puestos de lectura, un catálogo que no podía consultarse de forma remota y tres ordenadores, hemos cambiado mucho.

Ahora los puestos de lectura se han multiplicado por diez, contamos no sólo con un catálogo en línea, sino también con herramientas que permiten realizar búsquedas simultáneas en múltiples fuentes de información, tenemos aulas de informática, préstamo de portátiles y dispositivos móviles.

¿En qué otros aspectos ha evolucionado?

Con respecto a la colección, que partía de unos 10.000 volúmenes, ahora damos acceso a más de 530.000 monografías, casi un 70% digitales y a más de 28.000 revistas, el 98% de las cuales son electrónicas. Y si nuestros usuarios no encuentran entre nuestros fondos los documentos que necesitan, pueden acudir al Préstamo CBUA, gratuito entre las bibliotecas universitarias andaluzas, o al Servicio de Préstamo Interbibliotecario.

Pero además hemos ampliado servicios para apoyar la docencia y la investigación, como todos los relacionados con la formación en competencias en información en grado, postgrado y para el PDI, los servicios audiovisuales, atendidos desde el Laboratorio Multimedia y los de publicación y difusión de la producción científica de la Universidad, llevada a cabo desde el Repositorio Institucional (RIO), el portal de Revistas UPO y el de Congresos, Jornadas y Seminarios.

Lo único que no ha experimentado el mismo avance ha sido el desarrollo del equipo de personas que ponen en marcha y atienden los servicios. El esfuerzo y las ganas de hacer bien las cosas por parte del personal es lo que explica, en gran medida, la calidad y la cantidad de la oferta de la Biblioteca. 

¿Qué proyectos de futuro encara la Biblioteca/CRAI de la UPO? 

Dentro de las líneas de actuación que tenemos que abordar en los próximos años para contribuir al desarrollo de nuestra institución se encuentran todas las cuestiones relacionadas con las nuevas formas de comunicación científica y la puesta a disposición y medición de los resultados de la investigación. También tendríamos que poder dedicar más recursos a la formación de los distintos colectivos, al apoyo al PDI en sus solicitudes de evaluación de la actividad investigadora, al asesoramiento sobre el uso ético de la información y la protección de la propiedad intelectual. Todo ello sin olvidar la aportación del CRAI al tratamiento y publicación de datos en abierto. 

Tras más de 8 años dejará de ser la directora técnica del Consorcio de Bibliotecas Universitarias de Andalucía ¿Qué balance hace de esta etapa? 

Han sido años de mucho trabajo y esfuerzo, pero el balance es muy positivo. Desde su constitución, en 2001, el CBUA ha garantizado a toda la comunidad universitaria andaluza el acceso igualitario a las más importantes fuentes de información internacionales y nacionales de las diferentes áreas de conocimiento. Una colección que la UPO, por sí sola, no habría podido asumir. Pero además, el CBUA ha hecho mucho más que realizar compras conjuntas de recursos. Ha puesto en marcha servicios e iniciativas como el Préstamo CBUA o la asignación de identificadores ORCID para los investigadores y sus grupos de trabajo han colaborado para mejorar las competencias de los bibliotecarios y la formación de los usuarios. También en la evaluación y aplicación de nuevos desarrollos tecnológicos. Todo ello sin personal propio, trabajando en colaboración desde las distintas universidades.

Haber contribuido desde la Dirección Técnica a obtener estos resultados que mejoran nuestras bibliotecas y las universidades de las que forman parte ha sido un reto, pero muy gratificante.

 

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