¿Por qué se ha considerado necesaria la publicación de esta guía?
El proceso de adaptación a la evaluación online ha generado, lógicamente, mucha inquietud entre profesorado y alumnado que se preguntaban si lo que han planificado para evaluar la adquisición de competencias es correcto. Todos, profesores y estudiantes, querían tener unas indicaciones sobre el uso adecuado de las herramientas de evaluación y, por ello, el Consejo de Gobierno instó a que se elaborase y publicase esta guía en la que han trabajado muy intensamente la Secretaría General y la Delegada para la Protección de Datos.
Los estudiantes conocían ya cuál iba a ser el sistema de evaluación de cada una de sus asignaturas hace semanas. De hecho, hemos sido la primera universidad andaluza y posiblemente de las primeras a nivel nacional, en conseguir que los estudiantes tuvieran conocimiento de los cambios gracias al ingente trabajo que han realizado los centros y departamentos. Pero una cosa es el sistema de evaluación y otro el uso técnico de la herramienta concreta que el profesor o profesora haya elegido como idóneo para evaluar una competencia concreta. De lo que se trataba ahora era de generar seguridad y certidumbre en torno al uso concreto de esas herramientas. Estamos en un escenario nuevo, en un sistema al que nos han obligado las circunstancias actuales provocadas por la expansión del Covid-19 y todos necesitamos marcos de certidumbres para trabajar.
¿Qué tipo de cuestiones contempla?
Tras una introducción que insiste en la necesidad de primar la evaluación continua y después de explicar que no existe una solución técnica mágica y generalizable, la guía informa a través de preguntas frecuentes: ¿Se puede utilizar la webcam? ¿Qué pasa si se produce una incidencia durante el proceso de evaluación? ¿Cómo se puede identificar el alumnado? ¿Cómo se deben realizar las revisiones? ¿Se puede o no se puede grabar? Es decir, cuestiones muy vinculadas a la Ley de Protección de Datos y su tratamiento porque el objetivo es dar a conocer a la comunidad universitaria el marco jurídico en el que debe moverse a la hora de hacer uso de las distintas herramientas de evaluación.
Entre las herramientas que presenta se incluye la webcam o el micrófono. ¿Cuáles son las recomendaciones de la guía en el uso de estos instrumentos?
Bueno, hay que dejar muy claro que en la Universidad Pablo de Olavide no se ha implantado ningún sistema de reconocimiento facial o de voz (proctoring) y que tampoco se van a utilizar datos biométricos para identificar al alumnado. Ahora bien, la webcam o el micrófono de los ordenadores son, evidentemente, una herramienta más de evaluación entre las otras muchas que pone a nuestra disposición el Aula Virtual. Eso sí, se debe hacer, por parte de estudiantes y profesores, un uso correcto siguiendo las indicaciones que marca la guía dado que supone realizar un tipo de tratamiento de datos que está regulado. La webcam no debería ser entendida como un instrumento de vigilancia, sino como una herramienta más de evaluación. No creemos que éste sea el tema central de la guía.
En el caso de la webcam o el micrófono, si un estudiante no puede utilizar estos instrumentos, la UPO ha arbitrado un procedimiento para que aquel que tenga problemas (por razones técnicas, laborales, violencia de género, conciliación de la vida personal/ familiar, diversidad funcional, etc.) pueda justificarlo y comunicarlo al docente mediante un formulario que contempla la guía. Si son razones justificadas, el profesor o profesora articulará otro mecanismo para evaluar las competencias concretas del estudiante. No es muy diferente a lo que ocurría cuando el sistema de evaluación era presencial.
¿Cómo se concretarán las recomendaciones de esta guía en cada una de las asignaturas?
La guía presenta recomendaciones pero, lógicamente, es el profesorado el que finalmente implementará la evaluación online. Cada centro o facultad es un mundo, cada título de grado o postgrado es diferente y cada asignatura tiene su especificidad. No es lo mismo una prueba para veinte estudiantes que para ochenta y tampoco es lo mismo una prueba en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte que una en Derecho, o en Humanidades…No es lo mismo evaluar competencias en asignaturas de primero sabiendo que los y las estudiantes podrían adquirirlas o reforzarlas más adelante que en el último curso. En definitiva, hay una enorme heterogeneidad de asignaturas y son los profesores, como especialistas en la materia, los que determinan qué herramienta es la más idónea para evaluar la adquisición de competencias. La guía simplemente pretende, en este sentido, dar seguridad y tranquilidad a profesores y estudiantes en el uso de las herramientas elegidas.
¿La guía contempla el supuesto de que el sistema técnico falle durante la realización de la prueba?
Sí, está recogido este supuesto. Si hay un problema técnico no achacable a ninguno de los implicados, la guía establece el procedimiento por el que se podría reprogramar la prueba. No es muy diferente a lo que se hacía cuando había un problema sobrevenido en un acto presencial de evaluación.
¿Cómo se está preparando el Aula Virtual de la Universidad para evitar precisamente posibles colapsos del sistema?
Estamos preparando la Blackboard para minimizar el riesgo de que se caiga. Desde el Vicerrectorado de Tecnologías de la Información y el CIC se está trabajando sin descanso para reforzar la plataforma todo lo posible. Se realizan pruebas de estrés continuamente para que esté preparada en época de uso colectivo máximo en exámenes. Pero si a pesar de todo esto fallara en algún momento, queremos enviar un mensaje tranquilizador al estudiantado porque lógicamente se contemplaría la posibilidad, como decía, de reprogramar la prueba.
¿Qué otro mensaje le gustaría trasladar al alumnado antes del período de exámenes?
Me gustaría subrayar que el sentido común va a imperar, que ante los problemas que pudieran surgir en la evaluación online habrá soluciones que en ningún caso van a perjudicar a los estudiantes. La confianza mutua es un elemento esencial ante cualquier dilema de acción colectiva como éste y no deberíamos perder de vista que profesorado y estudiantes comparten un gran objetivo común: acabar el curso de la mejor manera posible y con garantías.