Entrevista a Paula Martín Serrano, ganadora del I Premio Espíritu Emprendedor Universitario de la UPO

"El proyecto se centra en la elaboración y comercialización de vinos de calidad de forma sostenible desde el punto de vista medioambiental y social"

Con sólo 26 años, Paula Martín, alumna de la Licenciatura de Ciencias Ambientales ha recibido el I Premio Espíritu Emprendedor de la Universidad Pablo Olavide por su idea de negocio ‘Viticultura ecológica en zonas con riesgos de despoblación’. Gracias a este galardón de 2.500 euros, la estudiante sevillana contará con la dotación económica necesaria para el análisis y estudio de la viabilidad de su iniciativa, como paso previo en el proceso de creación de una empresa. El concurso está financiado por el Ministerio de Educación y organizado por el Vicerrectorado de Estudiantes, en colaboración con la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI), la Fundación Universidad-Sociedad y la Cátedra Bancaja

DUPO - 04/10/11

¿Cómo surgió esta idea de negocio?

En principio, surgió por mi preocupación por la situación de Peñalsordo, un pueblo de Extremadura al que estoy especialmente vinculada por ser el pueblo de mi madre. Debido al escaso empleo para los jóvenes y a la poca cualificación del mismo, cada vez hay menos gente y la economía del lugar está bastante deprimida, ocasionando una fuerte despoblación. A este hecho hay que sumar que siempre me ha gustado el campo y las actividades agrarias. Se me ocurrió juntar todos esos factores, y de ahí surgió la idea de negocio que tomó forma una vez que me presenté al premio.

¿En qué consiste el proyecto?

El proyecto se centra en la elaboración y comercialización de vinos de calidad de forma sostenible desde el punto de vista medioambiental y social. Se basa en los principios de la agricultura ecológica, aplicando un modelo de producción-gestión participativo y cooperativista.

¿Qué ha supuesto para tu proyecto el premio al Espíritu Emprendedor?

El premio me ha ayudado a considerar una serie de puntos críticos y a darle forma al proyecto. Me ha servido para hacer la idea más realista, fijando una serie de cuestiones relativas a qué tipo de vino se va a producir, dónde se va a comercializar, creando una base sólida sobre la que trabajar.

En tu idea de negocio, propones la combinación del conocimiento académico con la sabiduría tradicional de la zona.

Ésa es la idea. Yo no quería crear una empresa para mi propio beneficio, sino que la gente de Peñalsordo que entendía del tema y había trabajado toda la vida en eso colaborara conmigo y en igualdad de condiciones, de ahí lo de crear una cooperativa. Luego pensé incluir personas especialistas con formación en la materia que pudieran aportar un conocimiento académico, digamos técnico, pero que a la vez recibieran la experiencia y la formación de gente que sabe los problemas reales de las plantas, de las plagas, de cómo se hace el vino. Sería un acercamiento entre investigadores cualificados y la sabiduría tradicional de la zona en cuanto al cultivo ecológico. Considero que estas personas tienen problemas que no saben resolver con sus métodos tradicionales y creo que también a veces la investigación se va por caminos que no siempre tienen una aplicación. Juntando el conocimiento de ambos se puede conseguir algo mucho más grande.

Entonces, ¿planteas la posibilidad de la repoblación de zonas deprimidas creando empleo a través de la viticultura?

Sí, sería una forma de consolidar los puestos de trabajo de las personas que se han dedicado toda la vida a la producción de vino y, además, crear nuevas oportunidades para los jóvenes con formación académica en la materia. Por ejemplo, las personas que venimos de la rama de Ciencias Ambientales.

¿Qué tipo de vino se produciría?

Había pensado en tres vinos, el producto principal serían vinos jóvenes tipo rosados, con burbujas. Luego estaría la producción de un vino sin estabilizantes, aunque todavía tengo que averiguar si se puede desde el punto de vista legal, porque es un vino que está cambiando todo el tiempo. La tercera línea sería algo más selecto en cuanto a calidad,  focalizada en los vinos maduros tintos. Éstos serían los más mimados y más cuidados, dada la dificultad de conseguir que un vino bueno cuando es joven madure correctamente, por lo menos a nivel de producción ecológica.

Uno de los factores que te impulsó al tema de la producción vinícola fue el bajo precio de los vinos de la zona…

Tenía poco conocimiento del negocio del vino pero sabía que había muchos negocios familiares que vendían los vinos a precios muy bajos. Muchas veces encuentras en las ventanas de las casas del pueblo carteles de ‘se vende vino a un euro’. Curiosamente, cuando los das a probar la gente opina que son vinos buenos, con sabor muy peculiar. Aunque no tengan un proceso de maduración controlado, estos vinos guardan unas cualidades que de algún modo se están desperdiciando. Por las características climáticas del lugar y también por el tipo de uva pueden ser vinos distintos.

¿Cuál será el camino a seguir para la puesta en práctica de esta idea de negocio?

Ahora mismo nos queremos centrar en producir vinos de características similares para crear nuestra marca y eso va a costar mucho trabajo. Actualmente no hay ningún control en la producción y cada uno lo hace como le parece. De ahí la importancia de crear una cooperativa, para juntar todos los vinos y crear un caldo común con las mismas características. Una vez que logremos eso y hayamos conseguido un mercado en la zona, estaremos preparados para entrar en el mundo de los sumillers y en el de la hostelería.

Esta idea podría ser un ejemplo a aplicar en otras zonas con características similares.

De hecho no me parecería mal que me ‘copiaran la idea’. Me gustaría que fueran capaces de montar cooperativas, como ya ha hecho alguna empresa. Este tipo de iniciativa está bien y es una de las mejores soluciones para las zonas que están sufriendo pérdida de población. Lo bueno de estos lugares es que están muy ‘perdidos’ y cualquier cosa que te encuentras puede suponer una sorpresa, desde un buen vino hasta yacimientos arqueológicos e incluso el turismo activo. Es una forma de enseñarle al mundo todo lo que tienes allí.

Uno de los objetivos de la idea es la búsqueda de nuevos consumidores.

Es uno de los retos a los que nos enfrentamos. Por ejemplo, España es uno de los principales productores de vino a nivel mundial pero en cuanto a los consumidores no sucede igual. El consumo de cerveza está más extendido en el ámbito nacional y por eso queremos fomentar el consumo de vino desde nuestro país. También hay mucho mercado en Europa del Este y Asia, son países en los que no hay tradición de cultura del vino pero están empezando a descubrirlo. Es una buena oportunidad para llegar a esos mercados que no conocen ningún vino y podemos ofrecerles uno que les pueda gustar.

Además del vino también pensáis en fomentar la producción de otros productos como la chacina o el queso.

Creo que sería un buen complemento. Aunque por el momento no me planteo dedicarme a este tipo de productos, creo que le vendría bien para abrir nuevos canales de comunicación desde el sur de Extremadura con Andalucía y Castilla La Mancha, podría abrir un nuevo mercado. Estaría bien para conseguir un reconocimiento como marca.

Fuente: Mariola Norte / Programa para la Formación de Monitores en Materia de Divulgación del Conocimiento.

 

 

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Paula Martín, alumna de la Licenciatura de Ciencias Ambientales, ha recibido el I Premio Espíritu Emprendedor de la UPO por su idea de negocio ‘Viticultura ecológica en zonas con riesgos de despoblación’