Institucional

Homenaje a Carmen Calleja en el Ateneo de Sevilla

Carmen Calleja de Pablo fue presidenta de la Sección de Ciencias Morales y Políticas del Ateneo de Sevilla

En la imagen, de izquierda a derecha, Antonio Ojeda, Vicente Guzmán, Alberto Máximo Pérez, Lucas G. Callejas y Paco Robles.
En la imagen, de izquierda a derecha, Antonio Ojeda, Vicente Guzmán, Alberto Máximo Pérez, Lucas G. Callejas y Paco Robles.

El Ateneo de Sevilla rindió el miércoles 3 de abril un emotivo homenaje a Carmen Calleja de Pablo, quien fue durante dos etapas en esta institución, 2000-2004 y 2010-2012, presidenta de la Sección de Ciencias Morales y Políticas.

El rector de la Universidad Pablo de Olavide, Vicente Guzmán Fluja, participó en el acto en recuerdo de la que fue presidenta del Consejo Social de dicha universidad. “Cercana, preocupada, cálida, humana, entusiasta, siendo severa y rigurosa, porque una cosa no quita la otra”, la describió el rector, quien también manifestó que “en los tiempos tan difíciles que transcurren para la universidad pública, se la echará muchos de menos. Contar con una persona de la categoría intelectual, histórica  y jurídica de Carmen era un servicio impagable”. Del mismo modo, Vicente Guzmán exaltó que el presente homenaje en el Ateneo era “un ejemplo de foro de pensamiento democrático”.

En sus intervenciones, Antonio Ojeda, primer presidente del Consejo Social de la UPO, destacó que ella “desde muy joven fue una persona muy comprometida con los problemas de su tiempo. Valiente”. Vecina en la calle de Sevilla que lleva el nombre de quien fundara el Ateneo, Manuel Sales y Ferré en 1887, “era inmensamente responsable, con una capacidad de trabajo y entrega, admirables. Desayunaba con ella los domingos y en la conversación te contaba con toda la naturalidad del mundo que esa misma tarde viajaba Estambul para asistir a una reunión de la OTAN”.

Por su parte, el periodista Paco Robles, destacó que “Carmen no era una mujer polemista, sino una buscadora de la verdad, incluso, de la belleza. Y aún siendo una mujer que arrasaba tenía una capacidad de empatía y un sentido del humor que la hacían adorable”. Pero sobre todo, su compañero en programas de televisión manifestó que era la persona “menos sectaria que había conocido. Tenía un sentido de la lealtad fundamental y un compromiso de la verdad insobornables, aunque ello supusiera decir no a directivos o líderes políticos”. En las primeras incursiones de Carmen Calleja en los medios de comunicación, Paco  Robles la bautizó como “icono mediático de la Andalucía de la segunda modernización”. El periodista, que calificó su amistad con la homenajeada de “flechazo, por mucho que discutiera era imposible pelearse”, y de haber pasado con ella momentos de inmensas risas por “conspiración”, cerró su intervención con unas emotivas palabras manifestando que allá donde esté no piensa “contar la relación” siendo su muerte “sólo un accidente”.

Y es que, “la muerte no nos roba a los seres amados, muchas veces es la vida la que nos los roba”, palabras de François Mauriac con las que el hijo  de Carmen, Lucas G. Callejas, manifestó públicamente el dolor por la ausencia de la “cariñosa figura de su madre. Una mujer de matices, ávida lectora de los clásicos, amante del derecho y la arquitectura, y de la belleza de las tradiciones”. Entre sus recuerdos, el niño de 14 años, Lucas, saliendo de penitente en Pasión, bajo la mirada de su madre, Carmen, y su abuela, Aurora. Con un emotivo viaje en el tiempo, el hijo adulto, mostró sentirse orgulloso del legado de su madre y leyó un fragmento de un artículo periodístico de la misma. Un artículo donde Carmen Calleja describía el hecho de que grupo de universitarios sevillanos habían ganado un proyecto científico entre centenares presentados desde todas partes del mundo, con concursantes competidores como la Universidad de Harvard. Con el artículo, Carmen Calleja, defendía la materia prima andaluza intelectual, científica y profesional, en contra de todo manido prejuicio sureño, prototipo simplista de lo folclórico.

El presidente del Ateneo fue quien terminó las intervenciones. “Habla Alberto Máximo Pérez Calero, no solo como presidente del Ateneo de Sevilla y compañero en junta directiva de quien fuera la presidenta de la Sección de Ciencias Morales y Políticas de la institución. Habla el Alberto amigo de Carmen, y el Alberto que fue su médico de cabecera”. Su médico, ante la sorpresa de los presentes, declaró que “al final, la enfermedad había sido muy cruel con ella”, y que, en un pulso con la vida, “Carmen Calleja estuvo trabajando casi hasta sus últimos días en la medida de sus posibilidades”. “Yo le decía que se pasara a verme cuando finalizaran todas mis visitas médicas, y en la consulta manteníamos tranquilamente largas conversaciones sobre lo humano y lo divino”. Por su secreto profesional como médico, el presidente del Ateneo de Sevilla no dio más datos, salvo aquellos que ponían de manifiesto que Carmen fue una “mujer fuerte en momentos muy duros”. Y sobre su labor cultural en el Ateneo, “siempre estuvo y la tuve como amiga”, dijo.

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