Institucional

Joan López: “El circo social ayuda al crecimiento personal de grupos en riesgo de exclusión social”

El artista y formador de circo social participa en el VI Encuentro Mil Formas de Mirar y Hacer: Artes, Universidad y Dinamización Sociocultural en Barrios de la UPO

Joan López participa en el VI Encuentro Mil Formas de Hacer y Mirar
Joan López participa en el VI Encuentro Mil Formas de Hacer y Mirar

Joan López Villora es artista de circo, formador y formador de formadores en circo social. Fundador de la escuela de Circo del Ateneu Popular 9barris de Barcelona, se instruyó en Circo Social con Cirque du Monde (Cirque du Soleil) y Caravan (Red Europea de Escuelas de Circo Social). López trabaja el circo social como una herramienta de intervención comunitaria basado en las artes circenses que se orienta a poblaciones cuya situación social y personal está marcada por la vulnerabilidad, como es el caso de los jóvenes de la calle, personas en centros penitenciarios o mujeres víctimas de violencia.

Pregunta: ¿Cómo surge la idea de llevar el circo a los barrios?

Respuesta: En el año 1977, ocupamos una antigua fábrica en una zona de Barcelona con índices de pobreza muy altos. Era una época de especulación salvaje y la reivindicamos como centro cultural empezando como grupo de animación para atraer a la gente. Una de las primeras actividades que empezamos a hacer fue el circo: caminábamos con zancos y montábamos en monociclo. Se trataba de una actividad en la que no había escuela sino que aprendíamos de manera autodidacta y nos fabricábamos los materiales. Teníamos chavales que esnifaban cola, familias desestructuradas por el problema de la heroína, gitanos a los que habían destruido sus chabolas, zonas sin asfaltar… Invitábamos a los chavales a que vinieran a aprender en un momento en que no existía la etiqueta de circo social, que empezó en el año 2000. Aunque había mucha conflictividad en la calle, esto empezó a cambiar la relación entre los propios chavales: antes se quitaban el reloj entre ellos y ahora se empezaban a conocer y ayudar. De esta forma, poco a poco montamos talleres y construimos material, todo de forma voluntaria hasta el año 1997.

P: ¿Cuándo comienza su relación con el Cirque du Soleil?

R: Entré en contacto con el Cirque du Soleil en el año 2007 cuando fui a Quebec, ya que este destina el 1 por ciento de los beneficios de sus macro espectáculos a proyectos sociales a través del Cirque du Monde. En aquel momento, el Cirque du Monde trabajaba en favelas en Brasil y en Chile, para lo que contaba con un buen equipo de pedagogos y sociólogos que fueron quienes empezaron a estructurar nuestro trabajo a través de cursos de formación. De esta forma, montamos una federación europea de escuelas de circo social con estancias en Amsterdam y Belfast, donde participaron catedráticos de universidades. Además, ampliamos la formación y, a partir de ahí, creamos un curso de formación de formadores con el que llevamos varios años.

P: ¿Cómo definiría el circo social?

R: Como una herramienta para trabajar con grupos y colectivos en riesgo de exclusión social con el objeto de transmitir una serie de valores que ayuden al crecimiento personal de sus integrantes. En el circo social trabajamos la concentración, el contacto, la mirada, la autoestima, la cohesión de grupo, la relación entre las personas, la solidaridad… Y, sobre todo, la creatividad, herramienta esencial para enfrentarte a los problemas de la vida.

Joan López
Joan López

P: ¿Con qué grupos o colectivos trabajáis?

R: Los ámbitos en los que hemos trabajado y seguimos trabajando son muy variados: el fracaso escolar en el instituto, niños y niñas de familias desestructuradas… Por ejemplo, tenemos un proyecto en el que mezclamos a jóvenes que hacen parkour o que están en la calle con niños migrantes que están en centros de acogida y chicos que están en otros barrios. Con todos ellos desarrollamos un proyecto de seis meses que culmina en una fiesta de circo social donde los chicos muestran al barrio lo que hacen. El vecino los ve, ellos ven a los vecinos y cambian las etiquetas que unos tienen sobre otros. También trabajamos con personas con diversidad funcional, física y mental, con síndrome Down, centros de menores en prisiones y con mayores de 65 años para que se sientan útiles y se relacionen con la comunidad.

P: ¿Cómo contribuye la universidad a reforzar la labor del circo social?

R: La universidad realiza un importante trabajo de campo, que se hace además desde distintos lugares del mundo. La investigación en Pedagogía, por ejemplo, aporta muchos conocimientos que luego se llevan a la práctica.

P: ¿Qué opinión le merecen los encuentros como este de la Universidad Pablo de Olavide?

R: Es una manera de conocer otras realidades y maneras de trabajar que siempre te da ideas y aprendes. En estos encuentros se transmite que podemos transformar las cosas poniendo nuestra semillita.