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Aprendizaje y servicio: cómo formar a ciudadanos comprometidos y justos

Rosa M. Rodríguez-Izquierdo, Universidad Pablo de Olavide

Nuestros estudiantes de Educación Social llegan al primer curso y enseguida salen a colaborar en el Polígono Sur, una zona de transformación social de Sevilla. Parte de su formación práctica la realizan en el Colegio de Infantil y Primaria Andalucía dando apoyo a los niños y niñas en grupos interactivos.

Se trata de una experiencia de aprendizaje-servicio (ApS) que implica, ni más ni menos, devolver a la sociedad parte de lo que de ella recibe, que se separa de la imagen tradicional de la universidad como aislada del mundo y se compromete con una docencia entregada y liberadora .

El ApS es una metodología activa basada en la experiencia a través de la cual el estudiantado aprende y desarrolla competencias curriculares a la vez que se vincula con necesidades reales de su entorno, con la finalidad de transformarlo. Pero es más que eso, es una filosofía de la educación que conecta con lo que se ha venido en denominar tercera misión de la universidad o Responsabilidad Social Universitaria (RSU) para la promoción de la sostenibilidad en la universidad que la CRUE apoyó en 2015.

Este modo de entender la misión de la universidad se ha desarrollado ostensiblemente en los últimos años en España como instrumento de cambio desde las instituciones de educación superior. En el ApS el alumnado detecta en su contexto próximo una situación con cuya transformación se compromete, desarrollando un proyecto de servicio solidario que sirve para dar sentido y desarrollar los conocimientos, habilidades, actitudes y valores a la luz de las distintas asignaturas que cursa en la universidad. El alumnado espera esta formación práctica, situada y en relación con los problemas y demandas sociales.

Aprendizaje y compromiso

El ApS no es algo nuevo, sino una mezcla original de varios factores sobradamente acreditados por las pedagogías activas o la educación popular: el aprendizaje experiencial y el compromiso con la comunidad. El ApS los pone en valor al culminar el servicio con el vínculo curricular. Multitud de investigaciones han demostrado que el ApS es una metodología que potencia el compromiso social, la educación para la ciudadanía intercultural, a la vez que mantiene la excelencia y el compromiso académicos del alumnado.

Para ahondar en esta certeza se realizó un estudio comparado de los resultados obtenidos por los estudiantes a través de una metodología tradicional que se desarrolla íntegramente entre los muros de las aulas y otro grupo de estudiantes que participa en una experiencia de ApS.

En este trabajo se plasman los resultados a favor del grupo que integra aprendizaje curricular con la realización de actividades de servicio comunitario donde el estudiantado asume un papel protagonista, poniendo especial énfasis en el análisis crítico e intercultural y la comprensión de problemas y necesidades sociales reales del entorno, implicándose en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.

Universidad cívica e inclusiva

Desde esta perspectiva, el ApS es una metodología didáctica valiosa para la inclusión de la sostenibilidad en los currículos universitarios en sintonía con una “universidad cívica comprometida” con los temas contemporáneos en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible para la formación del alumnado universitario, pudiéndose centrar en ámbitos tales como apoyo a la educación, medioambiente, cooperación internacional, promoción de la salud, apoyo a colectivos con necesidades, diversidad funcional, ciudadanía intercultural, etc.

Por tanto, hablar de ApS es hablar de una práctica docente comprometida con el desarrollo de valores imprescindibles para la construcción de sociedades democráticas, pero también en el nivel institucional (la Universidad) con la misión de formar una ciudadanía crítica y comprometida.

Para ello, se requiere el trabajo en red y el trabajo colaborativo y cooperativo, que rompe las barreras de los espacios y los tiempos de las asignaturas, que vinculan contextos educativos formales y no formales, que van del ámbito académico al mundo asociativo.

En definitiva, se trata de un enfoque que puede utilizarse en todas las titulaciones de grado y posgrado y que juega un papel esencial como estrategia de proyección de la sostenibilidad curricular fuera del aula universitaria a través de actividades reales y complejas, con un significativo componente ético y de reflexión crítica.

Esta forma de entender la educación promueve la ciudadanía intercultural del alumnado desde el compromiso cívico con las necesidades asociadas a la sostenibilidad.

La era poscovid, en la que los problemas sociales se han magnificado a nivel mundial, es el momento oportuno para implementar experiencias de aprendizaje y servicio como estrategia fundamental para una educación de calidad alineada con los principios de una Universidad comprometida con la realidad social y el desarrollo sostenible.

Rosa M. Rodríguez-Izquierdo, Profesora Titular Dpto. Educación y Psicología Social, Universidad Pablo de Olavide (2004 hasta la actualidad), Universidad Pablo de Olavide

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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