Formación Permanente

UNIVERSIDAD PABLO DE OLAVIDE

El actor Roberto Quintana alerta de la «mala situación» del teatro en España: «Si no se hacen cambios, desaparecerá»

El actor de teatro, cine, televisión y radio y creador del Centro Andaluz de Teatro y el Centro de Documentación Teatral de Andalucía, Roberto Quintana ha alertado de que la situación del teatro en España está «muy mal» y ha criticado que las instituciones «no hacen nada» por intentar remediar esta coyuntura a la que se enfrenta el teatro nacional. Si los poderes públicos «no llevan a cabo una serie de cambios fundamentales», como invertir más en las artes escénicas o descentralizar las unidades nacionales de teatro –focalizadas en Madrid y Barcelona–, «el teatro se acabará en el país», ha advertido.

Así lo ha manifestado en una entrevista concedida a Europa Press con motivo de su participación y coordinación del curso de verano ‘La interpretación del verso escénico y poético. La voz hablada, la voz cantada’, dirigido por la profesora del departamento de Filología y Traducción de la Universidad Pablo de Olavide Rosario Moreno Soldevila, que ha comenzado este martes en la sede de la UPO en Carmona.

Ha puesto de relieve la precariedad que sufre cualquier profesión escénica –que incluye, además del teatro, la danza, la música de cámara, los títeres y el circo, entre otros– al apuntar que, según una encuesta realizada a nivel nacional sobre este aspecto, «el 92% de los que contestaron, no viven de este oficio», lo que deja un 8%, de los que una parte importante «no pasa de un salario de quince mil euros anuales».

Además, ha matizado que estos datos corresponden a una «media nacional» en la que se incluyen Madrid y Barcelona –las dos ciudades donde más se centra este arte–, por lo que «en otras comunidades, el porcentaje de gente que no vive de esto es más alto todavía». «Al final, muchos deciden dedicarse a otra cosa y dejar la profesión, ya que es más fácil vivir del paro que intentar sobrevivir de las escasas oportunidades que salen», ha lamentado.

En cuanto a las ayudas públicas, ha criticado que «piden una serie de requisitos que son imposibles de cumplir, por lo que al final nadie se puede beneficiar de ellas». «La compañía tiene que especificar el número de funciones que va a hacer, dónde va a hacerlas y presentar un contrato de ese teatro y la cantidad que te va a pagar, todo eso unos seis meses antes de empezar a ensayar, que es cuando hay que pedir la subvención», ha explicado, y que «planificar todo eso con tanta antelación es imposible».

Ha expuesto algunos de los problemas que también influyen en la paulatina «desaparición» del teatro. Uno de ellos es que «en la prensa el teatro prácticamente ya no existe», ha afirmado, y que «de las once páginas que puede tener un reportaje sobre algún actor, solo dos tienen texto. El resto se centra más en las fotos y en qué ropa o estilo lleva, como si fuera una pasarela de moda». Ha aseverado que «eso no es teatro» y que «en muchas ocasiones se eligen a los actores según su atractivo».

Asimismo, el actor ha señalado que, de esta forma, actualmente formar un equipo es una tarea «muy complicada» debido a las discrepancias que el autor de un texto dramático puede presentar con el director que se va a encargar de realizar la puesta en escena de la obra. «El director es el responsable máximo y el autor tiene que llegar a un convenio con él, al igual que con el escenógrafo, los iluminadores, y el vestuarista», ha insistido, todo esto sumado otros factores como el dinero, «ya que muchas veces no se dispone del dinero suficiente para pagar a determinado actor».

 

Ha apuntado a la disminución del público que asiste a obras teatrales por «la poca programación» que existe en los teatros o, en algunas ocasiones, al cierre de los mismos, aunque ha matizado que «todavía quedan algunos que funcionan bien, pero son la minoría». A esta idea ha añadido que el espectador ahora acude al teatro para ver a un intérprete concreto, cuando «el actor de teatro no puede hacer de él mismo, sino del personaje de la obra». «Que el espectador vaya a ver a un actor concreto y no para apreciar la obra le hace un daño tremendo al teatro», ha asegurado.

 

Sin embargo, para terminar, ha resaltado que, a pesar de las circunstancias, en nuestro país «existe mucho talento y actores  y escritores muy buenos», y que «el tener un curso como este, con un buen número de alumnos y una buena recepción» lo anima y le da esperanzas de poder conseguir cambiar la situación.