Formación Permanente

UNIVERSIDAD PABLO DE OLAVIDE

Concepción Martín
Expertas señalan que la inteligencia artificial «no sustituirá» a los traductores: «No tiene la misma sensibilidad»

Las profesoras del Departamento de Filología y Traducción de la Universidad Pablo de Olavide Concepción Martín Martín-Mora e Isabel Jiménez Gutiérrez han asegurado que la inteligencia artificial no va a ser «un sustituto» del traductor humano que realiza el trabajo aunque han reconocido que es una ayuda «para ciertos casos puntuales».

Así se han manifestado ambas profesionales en una entrevista a Europa Press con motivo de su participación y dirección del curso de verano ‘Orientaciones y herramientas para la traducción profesional’ que ha comenzado este lunes en la sede de la Universidad Pablo de Olavide en Carmona.

Han apuntado que, en especial, en casos como la traducción creativa y la traducción literaria, es «imposible» que la inteligencia artificial «tenga la sensibilidad que tiene una persona», ya que «no entiende los matices ni los juegos de palabras». «Son textos que tienen un trasfondo más allá de la parte técnica o de unas instrucciones», han explicado, por lo que «una máquina no puede reproducir esas características».

Ahí radica la diferencia entre la traducción «profesional» y la traducción «automática». «La traducción profesional la realizan, como indica el nombre, profesionales formados en traducción, mientras que la traducción automática es llevada a cabo por máquinas, con todos los fallos que puedan tener, que son muchos», han señalado.

Sin embargo, han admitido que utilizan herramientas tecnológicas que «les facilitan el trabajo», como sistemas de asistencia a la traducción, que son programas que funcionan con bases de datos; sistemas de gestión terminológica, que incluyen glosarios para recuperar la terminología; o programas que ayudan en la gestión de proyectos.

En cuanto a las salidas laborales que tiene la traducción, han asegurado que es una formación «muy polivalente», y que actualmente en la UPO se están implantando dobles grados de traducción con otras materias, como humanidades o relaciones internacionales. De modo que «se amplía la oferta laboral» y los egresados pueden dedicarse también a otros ámbitos «aparte de la docencia y de la traducción como tal, como trabajar en organismos internacionales o empresas de comercio exterior e incluso entrenar motores de inteligencia artificial», han resaltado las profesoras. «Cualquier ámbito que tenga que ver con idiomas es susceptible de necesitar traductores e intérpretes», han añadido.

Han agregado que la gestión de proyectos de traducción es una de las salidas «más comunes hoy en día», y que otra de las posibles opciones que existen en el mercado, además de ser un traductor en plantilla, es ser un «traductor autónomo». Han detallado que, aunque al principio «pueda ser más complicado empezar de este modo al tener que hacerte con una cartera de clientes», es un trabajo «muy diverso e interesante que permite «mucha flexibilidad» y que se puede desempeñar desde cualquier parte del planeta.

Las profesoras también han comentado que la traducción médica, jurídica y literaria son las áreas de especialización más comunes en este sector. Sobre esta primera, han puesto de relieve que es un ámbito en el que hay «mucha demanda» al ser «traducciones muy complejas en las que la inteligencia artificial todavía no puede intervenir».

Para terminar, han resaltado la importancia de crear una «marca personal» que reúna «tus características profesionales –tu firma de correo, tu imagen o tu página web–» para «darse a conocer» por medio de redes sociales y que se «reconozca que eres un profesional formado y en activo». «El mundo de la traducción es muy colaborativo y muchos interactúan y ayudan a otros a sacar adelante proyectos más complejos, a veces, por medio de esta herramienta», han concluido.