Formación Permanente

UNIVERSIDAD PABLO DE OLAVIDE

María Ángeles Durán aboga por un pacto de género para el reparto justo de «trabajos no remunerados» entre hombres y mujeres

La catedrática de Sociología e investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), María Ángeles Durán, ha catalogado a los «trabajos no remunerados» como «la base invisible que sostiene la economía española». Ha defendido que «habría que crear más servicios públicos» para mejorar este ámbito, pero que depende de «la productividad que alcance la economía española», ya que «si no se produce abundante valor añadido» no puede haber recursos públicos. Sin embargo, ha propuesto como una alternativa más viable una «redistribución entre hombres y mujeres» y un «pacto de género» en el que los hombres acepten una «mayor carga de estas labores que recaen en las mujeres».

Así lo ha manifestado en una entrevista concedida a Europa Press con motivo de su partipación en el curso de verano ‘Mujeres y la Historia, la historia de las mujeres’, dirigido por la doctora en Derecho Amparo Rubiales Torrejón y la periodista y escritora Mercedes de Pablos Candón y que comenzó el pasado lunes en la sede de la Universidad Pablo de Olavide en Carmona (Sevilla).

Dicho curso también está codirigido por la eurodiputada y catedrática de Historia Económica Lina Gálvez Muñoz; la catedrática de Química Inorgánica Adela Muñoz Páez y la profesora titular de Derecho Constitucional Blanca Rodríguez Ruiz, además de estar coordinado por la arquitecta y cofundadora de TerritoriAs Alicia Pérez García.

Ha detallado que, según una encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE), «por cada cien horas que se invierten en el mercado de trabajo, la sociedad española produce otras 130 horas dentro de los hogares, que se dedican sobre todo a cuidar» y que, dentro de los hogares, «las mujeres le dedidan más tiempo que los hombres», por lo que «las mujeres dedican mucho más tiempo a estos trabajos no remunerados, aparte de ser productivas también en el mercado».

Para entender este concepto, ha explicado que «la relación entre la natalidad y la esperanza de vida» es uno de los «cambios en el modelo de vida» que están ocurriendo en España. Ha señalado que el porcentaje de personas que superan los 65 años –más de un 20 por ciento– y la longevidad que se alcanza hoy en día –90 años como promedio– conlleva que «una persona esté menos tiempo produciendo para el mercado que fuera de éste» y, por tanto, en la vida laboral se tiene que «producir mucho para poder pagar todo el tiempo que vives fuera del mercado», lo que significa «cambiar por completo» la base económica de la sociedad.

Ha apuntado a este hecho como «decisivo» para las mujeres, ya que «nos incorporamos al mercado con pensiones más bajas» y , además, «ejercemos de cuidadoras y nos emparejamos con hombres más mayores que nosotras». Esto supone que, las mujeres cuando alcanzan la edad de jubilación, «tengan una gran carga de cuidado cuando dejan de trabajar».

No obstante, también ha declarado que es «muy difícil» cambiar el mercado económico español, ya que si se incluye una perspectiva distinta en este campo –como la perspectiva de género–, «cambiarían todas las cifras y conceptos, y «se tendría que redefinir qué es el trabajo», que ahora mismo, en términos económicos, «solo se considera trabajo a aquel que está remunerado».

Para terminar, la catedrática ha aclarado que esta desigualdad que todavía existe entre géneros es «histórica» y que las circunstancias comenzaron a cambiar para las mujeres «a finales del siglo XIX» gracias al «control de natalidad y el avance tecnológico que ha permitido que aumente la esperanza de vida y, por tanto, las mujeres pueden permitirse tener menos descendencia al vivir más tiempo». «Sin embargo, «apenas un par de siglos de revolución es muy poco» y ha advertido, para concluir, que «se puede dar marcha atrás, como está pasando en algunos países».