Tres de cada diez personas padecen dolor crónico, un 20 por ciento más que a comienzos de siglo

Álvaro Rodríguez en los Curos de Verano de la Universidad Pablo de Olavide

Fisioterapeutas señalan el estrés como causa de esta “epidemia” y reclaman un cambio de hábitos de vida con más ejercicio, descanso y buena alimentación

El 30% de la población sufre dolor crónico, lo que supone un incremento de diez puntos con respecto a los datos de prevalencia de 2012 y del 20% en relación al año 2000. Así lo ha advertido el profesor Álvaro Rodríguez, quien ha explicado que el dolor nociplástico (asociado a alteraciones del sistema nervioso), coloquialmente denominado crónico, se ha convertido en una “auténtica epidemia desde comienzos de siglo, por lo que es urgente adoptar medidas al respecto”.

Rodríguez ha hecho estas manifestaciones al hilo del curso ‘El abordaje de la patología del dolor a través de la fisioterapia’, que se imparte en la sede de la Universidad Pablo de Olavide de Carmona entre hoy y mañana y que codirige junto a Inmaculada Villa del Pino, profesora del Centro Universitario San Isidoro, adscrito a la UPO.

Para el especialista, el fisioterapeuta juega un papel crucial en el tratamiento del dolor desde una perspectiva conservadora que trata de “evitar fármacos y cirugías como primera línea de tratamiento en prácticamente todas las condiciones de dolor, especialmente en dolor crónico”. Así, ha afirmado que desde la fisioterapia se pueden abordar todas aquellas dolencias “que no presenten signos que puedan indicar una patología grave con señales de alarma que requieran una derivación inmediata”.

El fisioterapeuta y profesor del Centro San Isidoro ha señalado el estrés asociado al actual estilo de vida como responsable del incremento de la prevalencia del dolor por la denominada “inflamación de bajo grado”, por lo que ha recomendado un cambio de hábitos de vida mediante la práctica del ejercicio físico terapéutico, el manejo del descanso y una alimentación adecuada.

No obstante, Álvaro Rodríguez ha aclarado que no se pueden dar “recomendaciones exactas para todos los casos”, ya que lo más importante es “conocer el caso concreto de cada paciente y hacer una correcta valoración del problema y de todos los factores asociados”. A partir de ahí, se prescriben las indicaciones más adecuadas para cada caso en particular “desde un abordaje multidisciplinar y en estrecho contacto con los demás profesionales que participen en el tratamiento del paciente en cuestión” para diseñar las intervenciones específicas, ha subrayado.

En cuanto a la relación causa-efecto entre los dolores físicos y los problemas emocionales, el codirector del curso ha pedido no caer en el reduccionismo de “problema emocional que se traslada al cuerpo, error que cometió Descartes”. En este sentido, Rodríguez ha aclarado que “el estrés o los estados de ánimo negativos producen la liberación de cortisol y adrenalina que generan un estado inflamatorio en el sistema nervioso, de manera que no es que el problema psicológico se vaya al cuerpo, sino que el problema emocional cambia la química del organismo y genera síntomas reales”.

Por último, el experto ha citado a autores para asegurar que “si la medicina es la ciencia que da años a la vida, la fisioterapia da vida a los años”, y el objetivo de ésta es “mejorar la calidad de vida del paciente con beneficios en términos de funcionalidad, fuerza, disminución de la discapacidad o del riesgo de caídas y lesiones en personas mayores, entre otros”.

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