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“Se podrían colocar 300 colonos; la tierra […] de buena calidad en su mayor parte; […] atravesada por un cortijo del Marqués de las Torres, pero se le podía ofrecer una permuta por otro terreno; la población se colocaría en la “fuente palmera”; se podría poner una sola iglesia con alguna ermita, y un director ágil y activo, por lo extenso del terreno” 

Fernando Quintanilla

Fuente Palmera es uno de los cuatro núcleos que conforman las Nuevas Poblaciones de Andalucía. Su situación geográfica en el valle medio del Guadalquivir, la coloca entre este río al norte y el Genil al oeste. Su término tiene una extensión de 7.436 hectáreas.

Este término se conformó en 1767 partiendo de las tierras baldías y de propios municipales de Hornachuelos en un 47%, que se ampliaron hacia 1776; de Écija, 40%; de Almodóvar del Río, 12% y un escaso terreno de Palma del Río inferior a 1%.

 Los primeros colonos llegaron a Fuente Palmera en noviembre de 1768 y se fueron agrupando siguiendo el criterio de la nacionalidad para facilitar la comunicación entre ellos. En un primer momento los extranjeros predominaron en todos los departamentos; el número de españoles se concentró más en el 1º Departamento en donde representaron el 39% frente al 61% de extranjeros, franceses y alemanes; el mayor número de familias se concentró en el Departamento 2º, siendo el 96% extranjeros, alemanes y franceses; en el 3º los extranjeros fueron el 97%, alemanes e italianos; el 85% en el 4º, italianos, alemanes y franceses y 100% en el 5º, italianos, alemanes y franceses. En los primeros años hubo una bajada importante de las familias extranjeras motivada por el desencanto ante el panorama de trabajo que se les ofrecía, inadaptación al clima, muertes por epidemias e infecciones, etc., las vacantes que ellos iban dejando fueron ocupadas por españoles comarcanos, especialmente de La Rambla, Écija, Posadas, etc. y comenzaron a proliferar los matrimonios mixtos. En los primeros años las suertes fueron pasando de unas manos a otras en un continuo trasiego, lo que impedía que las labores agrícolas avanzaran. Se estableció una Iglesia parroquial en Fuente Palmera (Arzobispado de Sevilla) y dos capillas para atender a los colonos de las aldeas cercanas, una en Fuente Carreteros, también perteneciente al Arzobispado de Sevilla y otra en La Herrería, de la Diócesis de Córdoba.

La primera tarea que tenían los colonos era el desmonte y limpieza de las suertes para poder sembrar. Tras el desmonte se procedía a la siembra y para facilitar el grano se creó el Pósito de Labradores que desde 1774 tenía unas ordenanzas reguladoras de su función. Prestaba a los colonos el grano para la sementera que devolverían tras la cosecha, con las “creces” correspondientes. En general los labradores tuvieron bastantes dificultades para devolver el trigo y casi todos tenían adeudos en el mismo. Éstos se ponían de manifiesto a la hora de los cambios de suertes por sucesión, traspasos, compraventas o arrendamientos, en donde era condición inexcusable para el nuevo poseedor eliminar dicho adeudo.

La lentitud en el desmonte y la mala calidad de la tierra hicieron que los directivos de las Nuevas Poblaciones pusieran desde el primer momento sus ojos en los plantíos de olivar y vid. En 1779 el subdelegado Quintanilla decía que se podían hacer “plantíos de olivares, viñas y arboledas para los que estos terrenos son muy a propósito”. Adentrados en el s. XIX y tras los destrozos provocados por la Guerra de la Independencia, así como la incertidumbre de los cambios políticos a nivel central que dejaron el Fuero en suspenso en las épocas constitucionales, se comenzó a pensar en extender los plantíos de olivar y vid. En 1815 el intendente Pedro Polo de Alcocer diseñó un Plan de plantíos que se hizo público el 25 de enero de ese mismo año y que consistió en tomar suertes que no fueran aptas para cereal o que estuvieran abandonadas, y formar con ellas “pagos” cercados que se dividirían en pequeños trozos de unas cuatro fanegas de tierras, quiñones, y que se repartirían entre los colonos cercanos que los solicitaran.

En Fuente Palmera se intentaron establecer en 1819, pero no lograron consolidarse hasta 1826-27 en que se crearon tres pagos: La Jara, El Horcajo y Cañada Hermosa. Estaban estratégicamente situados para que pudieran acceder a ellos los colonos de las aldeas más cercanas. Para el control de los plantíos y el ganado, se crearon las “Juntas de Fomento de Plantíos y Ganadería”, existiendo una en cada población, otra en la Subdelegación de La Carlota y la Central en La Carolina. La Junta local controlaba además el agua que debían utilizar los ganados y los labradores para regar sus huertas dado que fomentaba asimismo el desarrollo de la ganadería. La aceptación de este nuevo sistema de cultivos en Fuente Palmera pone de manifiesto la voluntad de los colonos por sacar rendimiento de la misma a pesar de las dificultades físicas de la tierra.

El carácter indómito de estos colonos no cesó cuando se derogó el Fuero de Población en 1835 y se acabaron los beneficios que éste les reportaba, todo lo contrario. Hoy Fuente Palmera es uno de los pueblos con más emprendimiento de la provincia de Córdoba. Actualmente su población supera los 10.000 habitantes dividida al 50% entre hombres y mujeres.

De manera generalizada en toda Andalucía, Fuente Palmera es conocida como “El pueblo de las Novias”. Lo que comenzó con una tímida confección de trajes de novia y madrina en 1980, se ha convertido en un paquete que engloba todos los aspectos de la boda. Este desarrollo económico de los últimos tiempos hace que el índice de paro sea el más bajo de la provincia de Córdoba estando en torno a un 10%.

Entidad Local Autónoma de Ochavillo del Río

Ochavillo del Río es una población que ocupa casi el 20% del término de Fuente Palmera. Cuando en 1768 se dividió el territorio de Fuente Palmera en cinco departamentos, se agruparon las aldeas unas con otras y la propia Fuente Palmera, excepto Aldea del Río que constituyó ella sola el 4º Departamento que conformaron veintisiete suertes.

Hoy Ochavillo del Río sigue luchando por conseguir el mayor bienestar y desarrollo de su población posibles y mantiene ese carácter luchador que les llevó a conseguir su calificación como Entidad Local Autónoma en 2008, creando su primera comisión gestora en 2009. Su población supera los 800 habitantes, casi al 50% entre hombres y mujeres. Se ha desarrollado urbanísticamente con la inclusión de dos nuevos barrios y una nueva plaza que acoge el antiguo abrevadero-fuente, que es un icono representativo de toda esta colonia.

Económicamente avanza en servicios y empresas aunque sigue siendo una población fundamentalmente jornalera. Pervive en ellos el espíritu asociativo y cuenta con más de diez asociaciones sociales y culturales.

En el ámbito educativo se creó el C.E.I.P. “Fernández Grilo” partiendo de lo que fue una Escuela Graduada, que atiende a un amplio sector educativo ya que abarca la Educación Infantil, Primaria y primer ciclo de la Enseñanza Secundaria Obligatoria. Pero sus vecinos y vecinas no solo trabajan la tierra, material y espiritualmente, sino que también la estudian e investigan y en este sentido han localizado restos arqueológicos de sumo interés tanto prehistóricos como romanos, lo que ha dado lugar a la “Asociación por la Defensa e Investigación del Patrimonio Histórico y Arqueológico” (ADIPHA), conectada con las Universidades de Córdoba, Sevilla y Montpellier. Su interés por la cultura se demuestra además por la gran cantidad de actividades literarias, históricas, etc. que se desarrollan a nivel municipal y de asociaciones, convencidos de que así como lucharon sus antepasados por sobrevivir en una tierra hostil, ellos conseguirán todo lo que se propongan uniendo esfuerzo y constancia, binomio identificativo de los colonos de ayer y de hoy. La hospitalidad es otro de los signos de identidad de los colonos que fueron acogidos en una tierra extraña para ellos, y así, nadie en Fuente Palmera y sus aldeas, Fuente Carreteros y Ochavillo, se siente extraño; hasta tal punto, que en la convivencia con ellos a todo forastero le inculcan el sentimiento y orgullo de ser colono.

Plaza Real

La plaza Real de Fuente Palmera es el lugar más emblemático de La Colonia. Su traza es de D. Simón Desnaux, ingeniero militar al que se debe toda la planificación de esta Nueva Población. En ella se conservan los tres edificios fundacionales más importantes: el Ayuntamiento, la Iglesia de la Purísima Concepción y el Pósito. A esta plaza confluyen las calles: Portales, Écija, del Rey, Posadas que aún mantienen sus nombres.

Iglesia

Las obras de construcción de la iglesia comenzarían a finales del año 1768, y terminarían no antes del verano de 1770.

En el presbiterio se encuentra el retablo mayor presidido por la patrona, La Purísima Concepción, obra de Antonio Castillo Lastrucci, de 1938, de madera dorada y policromada, realizado por un maestro anónimo del siglo XVIII. Consta de un solo cuerpo dividido en tres calles por estípites, rematando en un ático muy moldurado en el que se hallan cuatro hornacinas con imágenes de San Rafael, San Isidro, San Francisco de Borja y Santa Teresa realizadas en barro en el taller cordobés de los hermanos Castillo. Y arriba está el escudo de Carlos III. Las imágenes del Cristo de la Sangre y el Nazareno, son tallas de la segunda mitad del siglo XVII.

Edificio del Ayuntamiento

Es un amplio caserón que ha sido reformado en muchas ocasiones, no siempre afortunadas. La principal se realizó hace unos treinta años por la que se ha adaptado el edificio a las necesidades actuales. Anteriormente, siendo Alcalde de Fuente Palmera Francisco Pérez de Mena y Trujillo, se instaló el reloj cuya torre adorna la fachada de la Casa Consistorial. En 1996 se ha cambiado este reloj, cuya maquinaria está en exposición, por otro nuevo y se ha remozado la torre y fachada del Ayuntamiento.

El Pósito de Labradores

Fue reedificado a finales del XVIII, bajo las instrucciones de D. Antonio Losada, arquitecto de la Real Academia de San Fernando en Madrid y Director de Obras en las Nuevas Poblaciones. Su interior consta de sótano, entreplanta, de dos cuerpos abovedados y planta alta diáfana. Su fachada, de ladrillo visto, perteneciente a la tradición barroca ecijana de la época, conserva un excelente dintel mixtilíneo con las armas reales y una inscripción que contiene la expresión: “Del pecado mortal líbranos Señor nuestro”. Actualmente es de propiedad privada.

Conjunto Hidráulico Histórico de la Plaza de la Fuente

Reconstruido fielmente en 2009, debe su estado actual a la rigurosa investigación y dirección de obra del arquitecto local D. Alejandro Galán Díaz. Dio nombre a la población y consta de estructura para la captación de aguas y la fuente propiamente dicha. Ésta, coronada por un escudo con las armas reales de Carlos III, se compone de cuerpo principal, abrevadero para el ganado y lavaderos. Finalizaba en una alberca que regaba una antigua huerta.

Otros pueblos de la Colonia de Fuente Palmera

Plazas

A excepción de La Cañada del Rabadán y El Villar, todos los pueblos de La Colonia (La Ventilla, La Peñalosa, La Herrería, Ochavillo del Río, Villalón y Los Silillos) tienen conjuntos urbanísticos que obedecen al diseño de D. Simón Desnaux. Dignas de mención son cada una de sus plazas que conservan alguna de las casas y el gusto del estilo colonial de las Nuevas Poblaciones de Andalucía. Especiales, por ser de trazado esquinado, son las de Villalón y Los Silillos. Mención aparte merecen La Cañada del Rabadán que es un pueblo calle y el diseminado de El Villar.

Iglesias

Aunque a principios de la colonización se construyeron, además de la Parroquia de la Purísima Concepción, solo dos ermitas, una en Fuente Carreteros y otra en La Herrería – que popularmente siempre ha sido considerada como la primera iglesia de carácter provisional construida en La Colonia – hoy cada uno de los núcleos poseen una pequeña iglesia, construida en el siglo XIX (Ochavillo del Río) o a mediados o finales del XX. Todas tienen un marcado carácter sencillo y popular. Mención especial merece la de El Villar, construida a principios del año 2000, de planta circular y con frescos de Kiko Argüello y su equipo.

Fuentes

D. Simón Desnaux previó que cada uno de los núcleos dispusiese de una fuente para el servicio de los colonos, hoy solo se conservan en algunos de ellos. Destacan las de La Herrería, Villalón, Los Silillos y La Peñalosa.

Carnaval 

El Carnaval y sus tres días de celebración, era una de las fiestas más importantes de La Colonia hasta bien entrado los años 70. Se caracterizaba por sus murgas con composiciones satíricas de carácter local y por los mascarones solitarios que portaban una escoba y se dedicaban a perseguir a los viandantes. A finales de los ochenta se inició su recuperación, que exitosamente se está viendo culminada en los últimos años, caracterizados por la gran participación popular de mascaradas, chirigotas, murgas y pasacalles.

Miércoles de Ceniza

Es, después de su feria, una de las fiestas más importantes que se conserva en Ochavillo del Río. Sus participantes, en grupos de todas las edades, tratan de enharinar por completo a vecinos y visitantes. Se convierte en un gran día lúdico y divertido que concluye con una fiesta popular en la plaza, practicando juegos tradicionales como los porrones, la flor de romero, la comba, etc. y degustando al final todos una gran paella.

Romería de El Villar

Nació en los años cincuenta del siglo pasado, teniendo como advocación a San Isidro Labrador. Un mar de carrozas bellamente engalanadas, presididas por la imagen del santo, participan en esta romería que se celebra en el lugar de Los Arroyones, a 15 Km de El Villar, durante el fin de semana más próximo al 15 de mayo. En el camino tiene lugar su almuerzo de hermandad.

Desde principios del año 2000, se ha unido a esta romería la Hermandad de los Romeros de La Cañada del Rabadán. Esta, en su camino, va presidida por un simpecado sobre una carreta tirada por bueyes, a la que acompañan gran número de romeros a pie o a caballo. En un arroyo de éste, son bautizados los nuevos hermanos y es muy celebrada, por su vistosidad, su ofrenda floral, el sábado por la tarde a la Purísima Concepción en Fuente Palmera. 

Ferias y Fiestas de La Colonia 

Los días 18, 19 y 20 de Agosto, como norma general, se celebra la Feria Real de la Colonia de Fuente Palmera, que nació en 1872, como feria de ganado y que conserva intacta su estructura desde esa fecha. Sus atractivos principales son su gran baile popular nocturno en la Plaza Real y su paseo y atracciones en la calle Portales.

Pero hablar de ferias en La Colonia es hablar de fiestas durante todo el verano. A partir de la celebración de la Romería de El Villar, y de la feria de este núcleo, en los meses de junio, julio y agosto, todos los fines de semana, ininterrumpidamente, se puede gozar de cada una de las ferias de los pueblos de La Colonia.

Especial tradición tiene la de Ochavillo del Río por su ambiente juvenil y su popular tirada de sombreros la madrugada del sábado al domingo, para llegar hasta la salida del sol. 

Pascua de Resurrección

Especialmente importantes eran estas fiestas hasta los años setenta, pues se celebraban durante el domingo, lunes y martes de Resurrección. La única tradición que queda de ellas es la de los huevos de Pascua, recuperada muy activamente en Fuente Palmera y Ochavillo del Río. Se tintan éstos, mientras hierven, de la máxima gama de colores posible para después introducir uno de ellos en una bolsa de croché -llamada “güevera” o “huevera”-, que se cuelga del cuello a los niños y niñas de la familia y amigos.

Esta costumbre es similar a la conmemorada en la alta Baviera. En Ochavillo del Río se sigue la tradición de quemar al “Judas”, antiguamente los cazadores le disparaban un par de tiros; y del “arrastralatas”, que consiste en arrastrar las latas por las calles, anunciando la resurrección de Cristo.

Semana Santa

Se celebran desfiles procesionales en Ochavillo del Río la noche del viernes con la salida del Cristo de la Clemencia y la Virgen de los Dolores; y durante el Miércoles, Jueves y Viernes Santo las de Fuente Palmera. Especial importancia tienen las procesiones del Nazareno, del Cristo de la Sangre y Nuestra Señora de los Dolores. Éstas concluyen con la salida del Santo Entierro, llevado por los estudiantes del Instituto, IES Colonial.

5 de julio, Día de La Colonia

Desde 1982 se festeja el 5 de julio como “Día de La Colonia” en conmemoración a la promulgación del Fuero de las Nuevas Poblaciones. Esta fecha tiene un marcado carácter festivo e institucional con la entrega de los nombramientos de Colonos del Año, Hijos Predilectos y Adoptivos de La Colonia, a aquellas personas que han destacado por su compromiso social, empresarial o cultural.

Especiales son las nominaciones a los Colonos de Mayor Edad y al Mejor Estudiante. Se completa con actividades de carácter popular, cultural y festivo.

Feria de la Boda

En el 2005 nació la más importante feria comercial de La Colonia, que goza de merecido prestigio autonómico y nacional. Organizada por la Asociación de Empresarios y patrocinada por el Ayuntamiento de La Colonia, se celebra anualmente el primer fin de semana de octubre, en el centro histórico de Fuente Palmera, convertido para el evento, en Centro Comercial Abierto. En ella se homenajean a reconocidos diseñadores de fama internacional, ya han pasado por ella, Leo Berhanyer, Hannibal Laguna, Victorio & Lucchino y Palomo Spain, dándole prestigio cada año a esta importante feria, en el que se presentan todas las novedades anuales relacionadas con el mundo como “El Pueblo de las Novias”.

La Colonia tiene una rica gastronomía que enlaza tanto con el origen de los colonos como con las tradiciones culinarias de la comarca. Dignos de mención son sus postres y dulces vinculados a fechas de celebración y fiestas de La Colonia. Las gachas, los pestiños, las flores, los roscos, los soplanos, las sopaipas, el piñonate y las garrapiñadas, para los niños, hacen las delicias de los colonos. Estos dulces también se preparaban para agasajar a los invitados en bodas y bautizos. Cabe mencionar, por su merecida fama, las tortas de manteca y de aceite, así como los negritos o cuñas de Ochavillo.

El rito de la matanza, ya casi perdido, nos ha dejado restos que también gozan del mayor aprecio. Son sus carnes y embutidos, especialmente los chorizos y morcillas, tanto de asadura, arroz o cebolla. Muy apreciada era la “extremeña” de sabor achorizado y picante. La Colonia también es tierra de olivos y de excelentes aceites. Se pueden encontrar en La Ventilla, en La Cañada del Rabadán o en Fuente Palmera. Existen locales de restauración en los que se pueden degustar todo tipo de platos tradicionales. Especialmente destaca la Feria de la Tapa de Fuente Palmera. En el ámbito privado, se conserva en algunos casos, la vigilia de la Navidad, con su comida tradicional y una manera especial de preparar el repollo que recuerda en su sabor, al chucrut alpino.

Texto: Maribel García Cano, Manuel García Reyes y Francisco Tubio Adame
Fotografías: Área de Comunicación y Estrategia Fundaciones UPO