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“(…) de todas las poblaciones que se han creado, ninguna es tan oportuna, ni será tan feliz como esta de La Luisiana. La tierra es excelente y no la tiene mejor Andalucía”

Pablo de Olavide

La feligresía de La Luisiana, integrada en sus inicios por ésta, El Campillo, Los Motillos (desaparecido a mediados del siglo XIX) y Cañada Rosal, son los últimos núcleos de población, junto con Prado del Rey, creados por el limeño Pablo de Olavide. Sus tierras, segregadas a la ciudad de Écija, comprendían 9.161 fanegas de las dehesas de Yeguas y Mochales, más las 905 fanegas del cortijo de la Orteguilla, propiedad del Marqués de Peñaflor.

En respuestas del cura párroco de La Luisiana, José Serrano de Rojas al geógrafo Tomás López, en enero del año de 1786 nos dice que “fue fundada en el camino Real de Madrid a Sevilla, entre la ciudad de Écija y el Castillo que llaman de la Monclova, en el año 1.769. Antiguamente se nombraba la Venta Quemada, y hoy la población de La Luisiana, cuyo nombre se deriva y tomó principio de la unión de los nombres de Ntros. Sres. Príncipes Don Luis y princesa Doña Ana…”.

Los primeros colonos comenzaron a llegar a las colonias de La Luisiana a finales del año 1768, aunque el mayor contingente de llegada abarca desde el mes de marzo de 1769 a octubre del mismo año.

Los colonos extranjeros fundadores de la feligresía de La Luisiana, provenían como en la mayoría de las Nuevas Poblaciones del Principado de Salm en Francia; de la región de Lorena, situada al NE de Francia, lindante con Bélgica, Luxemburgo y Alemania; de la región de Alsacia, situada también al NE del País Galo, entre el Rhin y los Vosgos; del Palatinado alemán, en la orilla izquierda del Rhin, que con Renania forma el Land de Renania-Palatinado; de los Cantones suizos de Uri, Constanza, Lucerna, Zurich y Solothurn; de Italia, de Austria y de Flandes.

Las tierras segregadas incluidas en el proyecto repoblador se dividieron en un principio en suertes de veintiocho fanegas del marco de Andalucía y más tarde en la reestructuración que se lleva a cabo en la primavera de 1770, en suertes de 42 o 56 fanegas de tierras.

Los colonos de ésta feligresía, en sus primeros años de asentamiento, tienen que enfrentarse a una situación muy difícil, provocada por una parte por la adaptación al clima, con veranos muy calurosos, a un nuevo idioma, costumbres y forma de vida, a poner en cultivo unas tierras baldías y a otros problemas que pudieron acabar con este singular proyecto de inmigración, como fueron el intento de traslado a otros lugares, la gravísima epidemia de tercianas que atacó a la población y la intransigencia y oposición de algunos pueblos vecinos.

En cuanto a la población de la colonia de La Luisiana junto con sus aldeas, en septiembre de 1770 ascendía a 525 personas, registrándose unos veinticinco años después, concretamente en la visita del intendente González de Carvajal, un total de 869 personas (469 varones y 400 mujeres). Lo que supone un importante crecimiento de la población, finalizando el siglo XVIII en una línea ascendente, acorde con la evolución general de la población andaluza y española.

Junto a estos resultados poblacionales la colonia de La Luisiana cierra el siglo XVIII con unas cifras económicas globales de 10404 fanegas de tierra. De éstas sembradas 2541 y en barbecho 995; 4055 plantíos de olivos, 4743 de encinas, 13960 vides y 565 frutales.

Una vez derogado el Fuero el 5 de marzo de 1835 la colonia de La Luisiana se constituye en Ayuntamiento dentro de la provincia de Sevilla, siendo la única que lo hace de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y Andalucía.

No llevaba mucho más de veinticinco años derogado el Fuero, concretamente en mayo de 1862, cuando se celebra un pleno histórico bajo la presidencia del delegado del gobierno civil Agustín Díaz Armero, con la presencia de los electores de los núcleos de La Luisiana, El Campillo, y Cañada Rosal, con el fin de solicitar la agregación del municipio de La Luisiana al de Écija, de cuyo término fueron segregadas las tierras de éstas colonias. Entre las razones que se aducen figuran el que la mayoría de las tierras del término estaban en manos de vecinos de la ciudad de Écija, en el municipio solo quedaba un vecindario pobre y reducido, el no existir personas preparadas e ilustradas para dirigir los asuntos del Ayuntamiento y el que muchos Alcaldes y Concejales habían perdido su modesta fortuna, su tranquilidad y hasta su libertad civil, teniendo algunos de ellos incoados expedientes disciplinarios. Pero este intento de agregación, por diversos motivos, no se llevó a cabo.

El último cuarto del siglo XIX está marcado por los problemas económicos que agobian al Ayuntamiento, a la mala gestión municipal, falsificación de documentos, la situación de paro que viven los jornaleros por sequías y años largos de agua, a las epidemias de langosta que asolan los campos y los malos años de cosecha.

El municipio de La Luisiana entra en el siglo XX –según la guía oficial de Gómez Zarzuela- con una población de 2247 habitantes, una riqueza urbana que asciende a 10746 pesetas, una riqueza rústica y pecuaria de 110439 pesetas, administración de correos y telégrafos, estación de ferrocarril en la línea de Marchena a Córdoba, así como una fábrica de sulfuro de los señores Lamarque y Díaz.

A lo largo de este siglo La Luisiana no es ajena a los cambios políticos y sociales que se viven en nuestro país. Pero los grandes cambios, aquellos que repercutirían de lleno en el devenir de este municipio comienzan a notarse a partir de la década de los sesenta con el despunte del desarrollo económico, la entrada de divisas de los emigrantes desde Centroeuropa, la llegada del teléfono, el Teleclub, las obras públicas y los aires de libertad que anunciaban el fin del franquismo y la llegada de la democracia. Los primeros ayuntamientos democráticos transforman la vida municipal y la participación de la ciudadanía toma un gran protagonismo, siendo el hecho más transcendental de este siglo la segregación de Cañada Rosal del municipio de La Luisiana en 1986, al que había estado unido desde su fundación.

Baños romanos

El yacimiento arqueológico más importante del municipio de La Luisiana es, sin lugar a dudas, los Baños Romanos, enclavados junto a la Via Augusta, cerca de la antigua Obulcula (actual Castillo de la Monclova) y de la Colonia Firma Astigi (Écija). Para algunos autores podría tratarse de una antigua mansio o para otros de una villa romana situada al pie de la vía.

Los Baños reservados, posiblemente, a las familias pertenecientes a las clases altas romanas, gozaban sus aguas de importantes propiedades curativas, según certifica en el año de 1796, su médico titular, Antonio Baena, en el informe de la visita que hace el intendente González Carvajal a esta colonia.

Con posterioridad a la dominación romana se produce un abandono de los Baños durante varios siglos con el consiguiente deterioro de la estructura original, sobre todo en la zona norte del vaso de la piscina. Con la fundación de la colonia a finales de 1768, los Baños alcanzan la titularidad real adquiriendo, por tanto, carácter público, hasta el año de 1887 en que empezarán a funcionar también como depósitos de agua. Es en la época de la Guerra Civil cuando se abandonan completamente, quedando su uso reducido a depósito de aguas para el riego de las fincas colindantes.

En esas excavaciones también se encontraron los restos de “un estanque o alberca de argamazón muy fuerte con señales de bañadero con sus poyos todo alrededor de él, por la parte interior para estar sentados los que se estaban bañando y en una de las cabezadas de dicho bañadero había una pirámide o torreón con sus dos andanadas de asientos”.

Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción

Edificio construido en la segunda mitad del siglo XVIII, de reducidas dimensiones y planta rectangular constituida por tres naves y sacristía tras el altar mayor. Conserva el trazado original, así como la espadaña, el baptisterio y la sacristía. Sobre la capilla mayor se sitúa una cúpula elíptica rematada por linterna. En la fachada del siglo XIX y reformada en el siglo XX, se abre la única puerta de acceso. Es muy sencilla y modulada por pilastras y sobre ella se sitúan un escudo real enmarcado por rocallas y la espadaña, de un solo cuerpo, realizada en ladrillo.

El templo es una buena muestra de la arquitectura barroca realizada en tiempos de Carlos III y atribuida al maestro mayor fontaniego Alonso Ruiz Florindo, director de las obras que se ejecutan en estas Nuevas Poblaciones, aunque el diseño urbanístico de estos núcleos están realizados por los ingenieros reales Simón Desnaux, Casimiro Isaba y José González Terminor. En este templo se reúnen elementos cultos con otros de origen popular. Interesantes son, en este sentido, las yeserías que adornan las naves, el presbiterio y la capilla bautismal, adosada a la nave derecha. Originalmente, la iglesia debió ir precedida de un pórtico, que al cegarse durante el siglo XIX generó las dependencias laterales a la portada.

La Real Casa de Postas

Es el edificio civil más importante de La Luisiana. Su estructura y fachada son de finales del siglo XVIII y representan el mayor ejemplo del estilo barroco culto de la colonia. Es notable la portada en fábrica de ladrillo visto.

Su construcción se inició en 1770 y es atribuido al maestro mayor alarife fontaniego Alonso Ruiz Florindo. Conserva muchas dependencias originales, así como la zona noble, con el patio con galerías de columnas toscanas y la fachada barroca. Fue una de las tres posadas que hubo en la localidad. En la actualidad, el edificio es de propiedad municipal y está cedido temporalmente a la Guardia Civil.

El Real Pósito de La Luisiana

Es un edificio civil de la segunda mitad del siglo XVIII, construido en la época fundacional para depósito comunal de granos, compartiendo sus salas con las de la administración municipal. Este histórico edificio ha sufrido una impactante rehabilitación que ha afectado a la mayor parte del mismo, incluida la fachada. Solamente se ha respetado el sistema de bóvedas de arista, tan usual en el estilo barroco colonial.

Fuente de los Borricos

Otro ejemplo del legado de la colonización. Muy cercana a los Baños Romanos, se halla esta fuente construida en el siglo XVIII, que inicialmente fue un pozo artesiano con abrevadero para los animales. De su estructura original conserva algunos trazos, muy retocados posteriormente. Consta de dos elementos claramente diferenciados: La fuente en sí, que no es otra que un pozo artesiano cubierto, con un vaso o estanque, sobre el que vierte un caño de agua. La cubierta, construida en ladrillo y recientemente restaurada es de planta hexagonal, de apariencia maciza, pero hueca en el interior, rematada con molduras de corte barroco y falsa cúpula por aproximación de hileras, construida en ladrillo y posteriormente enfoscado, con el interior hueco. El estanque o vaso con el caño está muy retocado, aunque guarda trozos de la estructura original.

Iglesia-capilla de la aldea El Campillo

Este templo conserva su planta original, de reducidas dimensiones con sencilla fachada de estilo barroco colonial, rematada con espadaña y con planta de una sola nave. Tras el altar principal de estilo neoclásico, se encuentra la sacristía que conserva interesantes pinturas dieciochescas y orfebrería de la misma época. También resalta la Plaza Carlos III de la época colonial.

Cabalgata de Reyes Magos en la tarde del día 5 de enero en La Luisiana y El Campillo.

Carnaval en los centros educativos tanto de La Luisiana como El Campillo y fiestas y desfiles el domingo de carnaval y piñata.

Semana Santa con desfiles procesionales del Cristo de la Buena Muerte y Virgen de los Dolores, el Jueves Santo en el núcleo de El Campillo y en La Luisiana el Domingo de Ramos, la Borriquita, Martes Santo el Señor Cautivo y Viernes Santo desfila el Santísimo Cristo de la Piedad y Nuestra Señora de los Dolores.

@ José Antonio Rivero Rodríguez

Fiesta de los Huevos Pintados, fiesta de tradición centroeuropea heredada de los primeros colonos que se celebra cada domingo de Resurrección en la Plaza Pablo de Olavide de La Luisiana y en la Plaza Carlos III de El Campillo.

Romería en honor de la Inmaculada Concepción, patrona de la Villa. Tiene lugar el penúltimo fin de semana de abril. Tras la misa de romeros, la imagen es portada en una carroza adornada con flores blancas y azules, hacía la zona recreativa municipal del arroyo Madrefuentes, lugar de celebración de la romería.

Romería de la Virgen de Fátima y Feria y Fiestas de la Cruz de Mayo en El Campillo. El primer día del mes de mayo comienzan estas tradicionales fiestas con la salida de las carrozas bellamente engalanadas desde El Campillo hacía La Luisiana. Aquí, en su Iglesia Parroquial, se recoge la imagen de la Virgen de Fátima y ésta acompañada del cortejo regresa a la iglesia de El Campillo, donde permanece hasta tres días más tarde, que regresa de nuevo a La Luisiana. Esta Romería y Fiestas de la Cruz es una de las más importantes de la comarca, congregando gran cantidad de personas que se desplazan para participar de la fiesta, su devoción, colorido e interés turístico.

Feria y Fiestas de La Luisiana en torno al 15 de agosto, festividad de la Virgen.

Velada de la Virgen de los Dolores, patrona de El Campillo el 15 de septiembre con salida procesional por las calles del pueblo.

Fiesta de la Inmaculada Concepción, patrona de La Luisiana. Desfile procesional por las calles del municipio.

El municipio de La Luisiana-El Campillo es conocido a nivel nacional por sus excelentes picos o roscos de pan elaborados de manera artesanal. En su variada y rica gastronomía destacan la chacina de chorizo y morcilla fresca, gazpacho de tomate y de habas, salmorejo, el cocido con cardillos o tagarninas, tortillas de espárragos trigueros, revueltos de habas frescas con vainas, así como una exquisita repostería de roscos fritos, pestillos, gachaas y arroz con leche. Y para desayunar los molletes con manteca “colorá”y las sopaipillas.

Texto: José Antonio Fílter Rodríguez
Fotografías: José Antonio Rivero Rodríguez y Área de Comunicación y Estrategia Fundaciones UPO