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“(…) declarar que las Nuevas Poblaciones de Almajar y Prado del Rey gocen los mismos privilegios concedidos a las de Sierra Morena, a cuyo ejemplo se han establecido, y que los pobladores deben gozar de las mismas exenciones y del Fuero para el conocimiento de sus causas, hasta que se verifique su total establecimiento. (…) un establecimiento que puede servir de modelo a otros muchos; pues este es el medio de que sin coste alguno vuelva a repoblarse lo que hay hoy despoblado en España”

Representación de D. Pablo de Olavide al Supremo Consejo de Castilla.
La Carolina, 25 de marzo de 1771

En el término municipal de Prado del Rey podemos encontrar sus primeros vestigios en la ciudad romana de Iptuci, aunque hay constancia de restos humanos del paleolítico hallados en la zona. Iptuci, citada por Plinio el Viejo, se ubica estratégicamente en la meseta de la denominada Cabeza de Hortales, siendo entrada hacia la Penibética por la costa y campiña gaditana, con amplias visuales del entorno. Alcanzó su máximo esplendor a finales del s. II, siendo ciudad estipendiaria, obligada al pago de impuestos provinciales y sometida al gobernador, acuñando su propia moneda.

Sobre los restos romanos de Iptuci se construyó una fortificación en la época de dominación árabe, próxima a la villa y Castillo de Matrera, ubicada en las proximidades, al norte del término municipal de Prado del Rey, pertenecientes ambas a la Cora de Takurunna (Ronda), siendo poblada por los bereberes en la Alta Edad Media.

El término de Prado del Rey se ubica, por tanto, en lo que fue la “tierra de nadie” de la frontera nazarí entre los Reinos de Castilla y de Granada, lo que provocaba continuas incursiones e invasiones en el territorio durante la Edad Media.

Durante la dominación de los almorávides se produjo en consecuencia la destrucción de la ciudad de Iptuci: Bajo el reinado de Alfonso VII, en el año 1133, quedando saqueada y destruida la ciudad de Tucci, quedando abandonada la misma.

A partir de la Edad Media hasta la época de colonización, no quedan referencias históricas sobre la ocupación de estas tierras. Sin embargo, se han de citar las disputas entre los municipios de Arcos, Villamartín y Sevilla por la propiedad de las mismas, con el famoso “Pleito de Matrera”, uno de los juicios más largos de la Historia de España.

Ya en la historia moderna más reciente, con las provisiones de 12 de junio y 29 de noviembre de 1767, d. Pablo de Olavide, siendo Asistente de Sevilla, se ocupó del reparto de estas tierras concejiles hispalenses: Dehesa de Almajar, al norte, con 3.314 fanegas y Dehesa de Prado del Rey, al sur con 3.850 fanegas. Tienen sus orígenes estas dos Nuevas Poblaciones proyectadas de Prado del Rey y Almajar (y que finalmente se concentraría en un solo núcleo urbano), mediante la “Real Provisión de 29 de abril de 1768”, que permitió la instalación en estos territorios de 189 colonos (número de familias de colonos) procedentes de las sierras de Grazalema y Ronda.

Olavide escribe en la Representación de 23 de marzo de 1768, motivada por la Junta de Propios y Arbitrios de la Ciudad de Sevilla, elevada al Consejo de Castilla:

“(…) porque la medida de cincuenta fanegas es tan corta, que la desdeñarán los grandes propietarios, acostumbrados a señorearse en términos sin horizontes. Porque obligándoles a fabricar casa, y a vivir en ella, no es fácil se acomoden a estos sino los medianos, que los miran como fortuna y en quienes va a ser aquel terreno del único objeto de sus atenciones”.

Se nombra como subdelegado a D. Casimiro Angulo, que se encarga de formalizar los contratos, fijando las cuotas que deben pagar los colonos a un octavo de todos los frutos a excepción del ganado. Encarga realizar la planimetría de redistribución de las dos dehesas al agrimensor Diego Lineros para poder establecer el reparto de suertes, siendo la única de las Nuevas Poblaciones que se conserva con carácter de planeamiento (previo a su ejecución).

Finalmente las dos dehesas fueron divididas en suertes de 36 fanegas de tierra repartidas entre los colonos, quedando como dehesa boyal el baldío de Taramillas, Las Lomas y el monte Alcornocal, reservado para la Ciudad de Sevilla como tierra de Propios.

Fueron varios los motivos estratégicos como la infertilidad de las tierras o presión de los opositores a las medidas colonizadoras lo que propicio que se produjese un solo asentamiento urbano en un punto intermedio (una feligresía en lugar de las dos previstas), a mayor altura y terrenos con mejores condiciones, en el denominado Puerto de Alcaudete.

El asentamiento se desarrolló en principio con notables dificultades económicas y la oposición política de sectores contrarios a esta iniciativa ilustrada, pero los colonos consiguieron hacerse acreedores del derecho a desarrollar su vida en estas nuevas tierras.

Consolidada la población, es en 1833 cuando la Regenta María Cristina deroga el Fuero de las Nuevas Poblaciones, desvinculando las fincas de los colonos pasando a propiedad total de ellos y su disposición libre para venta o arrendamiento.

Es en la segunda mitad del siglo XIX cuando la prosperidad se hace notar en la población: 2.209 habitantes en 1848, 2.390 en 1861, y más de cuatro mil a finales de siglo. En este periodo su actividad era prácticamente agrícola, con la explotación de sus excelentes aguardientes y vinos “Pajarete”, muy conocidos en este periodo, premiados en la exposición de Madrid de 1877.

El 8 de octubre de 1934, en relación con la “Revolución de Asturias”, la población irrumpe en el Ayuntamiento, en el Juzgado Municipal y en la Iglesia, destruyendo todo lo que había. Se ha de destacar la pérdida de numerosos documentos guardados en el archivo municipal en estas fechas.

Las mejoras de infraestructuras, con especial importancia el abastecimiento de aguas, desarrollo urbanístico, equipamientos, mobiliario urbano, han sido los cambios más importantes en la segunda mitad del siglo XX. A partir de los años sesenta se inicia un giro económico en la población gracias a la implantación de la industria artesana de la marroquinería, constituyendo hoy en día su principal factor de producción.

Prado del Rey es en la actualidad un pueblo activo, próspero y con mucha iniciativa por parte de su población para asumir retos importantes que se puedan plantear de cara a su futuro.

Prado del Rey se ha convertido en los últimos años en uno de los municipios con mayor demanda de turismo rural en Andalucía. Es debido, en parte, por su buena ubicación en la entrada principal a la Sierra de Cádiz y por poseer un buen sistema de infraestructuras para recibir al visitante: alojamientos rurales, hoteles, restaurantes, oferta de actividades turísticas, deportivas y culturales, etc. Ha sido reconocido siempre en la comarca por ser un pueblo muy activo y acogedor, con numerosos establecimientos de servicio en su centro urbano que sacian la demanda turística en el mismo.

El núcleo urbano de Prado del Rey conserva perfectamente su trazado fundacional y es, posiblemente junto a Almuradiel, el que tiene una configuración más reticular y racional de todas las Nuevas Poblaciones de Colonización, a pesar de su asentamiento sobre una abrupta topografía, lo que la convierte en una joya del urbanismo del siglo XVIII. Su plaza de la Constitución se convierte, por excelencia, en el corazón de la urbe siendo el máximo exponente representativo social, físico y político, acorde a los principios ilustrados.

Yacimiento arqueológico de Iptuci

Ubicado en el cerro del mismo nombre, al sur del término municipal, se encuentra este yacimiento arqueológico con diversos periodos históricos, desde la Edad del Bronce a la Alta Edad Media, pasando por la época romana. Actualmente se aprecian los elementos emergentes de las murallas que conforman su planta cuadrangular, destacando el lienzo sur y las torres semicirculares macizas, y restos de la barbacana. En 1993 se realizan trabajos arqueológicos detectando la existencia de una necrópolis en el sureste de la ciudad, con cámaras hipogeas talladas en arenisca. A extramuros se aprecian restos de construcciones, como cisternas y aljibes. El yacimiento está declarado como Bien de Interés Cultural en su tipología de Zona Arqueológica desde 2002.

Templo parroquial “Nuestra Señora del Carmen”

Construida entre 1830 y 1840, de planta basilical con capilla sacramental anexa y estilo neoclásico. Consta de tres naves, con pilares cuadrangulares y arcos de medio punto. Nave central cubierta mediante bóveda de cañón con lunetos. La cúpula del crucero se decora con medallones de los cuatro evangelistas en sus pechinas. Retablo ornamentado procedente de la Iglesia de la Encarnación de Arcos de la Fra. Diversas obras de imaginería pasionista se distribuyen por sus naves laterales, destacando la imagen procesional de la Virgen del Carmen, de 1939.

En su exterior, portada de vano rebajado flanquedo por pilastras y coronadas por frontón triangular con remates en ángulos. Torre-campanario de planta cuadrada y cuerpo de campanas con pilastras, arcos de medio

punto y entablamento sobre el que se asienta la base del chapitel, piramidal y recubierto de azulejos. En la base de la torre-campanario se incrusta un cipo funerario procedente de la ciudad romana de Iptuci.

Pósito de labradores

Ubicado en la misma manzana del Ayuntamiento, debajo del Salón de Plenos del mismo, se ubica este inmueble, construido en 1790, donde se almacenaba el trigo y cebada de la población, siendo administrado por el Cabildo Municipal. Se conserva su estructura original, mediante muros de carga y soportes de mampostería y bóvedas de crucería. Actualmente funciona como bar/restaurante, conocido popularmente com “Casino Viejo”.

Salinas romanas de Iptuci

Estas salinas de interior se encuentra a los pies del denominado “Cabezo de Hortales”, donde se sitúa el yacimiento de Iptuci. Los manantiales de agua atraviesan, antes de aflorar, materiales triásicos de naturaleza margo-arcillosa, ricos en yesos y sales solubles, llegando a estas balsas artificiales, calentadores, cristalizadores, pozas y regaderas. Los manantiales de agua salada han sido explotados desde época fenicia, con su máximo esplendor en época romana. Las salinas se encuentran catalogadas dentro del inventario de bienes inmuebles de Andalucía con caracterización de patrimonio etnológico, así como dentro del inventario del patrimonio inmaterial de Andalucía.

Centro de Interpretación Etnográfico “Sierra de Cádiz”

En este espacio expositivo de dos plantas se muestran las costumbres y tradiciones populares de los pueblos de la Sierra de Cádiz. Cuenta con tres salas de proyección y audiovisuales y exposición permanente sobre: Yacimiento arqueológico de Iptuci; Ruta arqueológica de los pueblos blancos; Parque Natural Sierra de Grazalema; Costumbres de la Sierra de Cádiz.

Centro de Iniciativas Turísticas “Sierra de Cádiz”

Sede de la Asociación de Turismo Rural CIT Sierra de Cádiz, ofrece al visitante exposiciones temporales e información relativa a la gastronomía, empresas turísticas, actividades, etc.

El término municipal también acoge un interesante patrimonio natural (dentro de los Parque Naturales de los Alcornocales y de la Sierra de Grazalema), patrimonio inmaterial y patrimonio inmueble, como su interesante arquitectura popular: fuentes, abrevaderos, hornos, molinos, bodegas, lagares, arquitectura doméstica; natural, como e inmaterial,

Del 15 de junio al 18 de junio. En honor a la Virgen del Carmen, patrona y alcaldesa perpetua honorífica de la localidad. Previamente a la velada, es tradicional la ofrenda floral a la Virgen y se encalan y engalanan las casas. Se realiza en la Plaza de la Constitución una verbena popular, con diversas actuaciones musicales. Se realizan también conciertos de la banda municipal de música, actividades culturales y deportivas y la procesión de la Virgen del Carmen por las calles de Prado del Rey.

Romería de San Isidro Labrador

Fin de semana posterior al santo, 15 de mayo. Se celebra una misa en la Iglesia Ntra. Sra. Del Carmen el sábado por la tarde y a continuación actuaciones musicales y baile en la Plaza de la Constitución. El domingo a las 9:00 se produce la salida procesional de San Isidro en una carreta tirada por bueyes desde la Iglesia hasta la Dehesa de Hortales, acompañada de carretas, carrozas y caballistas. Una vez en el recinto, en un precioso paraje natural, se acontecen actividades musicales y de baile. Tradicionalmente se sortean dos becerras y se apremia a la mejor carreta y carroza. La Romería se encuentra catalogada dentro del inventario del patrimonio inmaterial de Andalucía.

Feria del Ganado

Primera quincena de septiembre. Tiene lugar en el recinto ferial de la localidad, con un pequeño mercado de ganado. Se realizan diversas actividades culturales, festivas y deportivas: coronación de la Reina de las Fiestas, exhibiciones de doma vaquera, carreras de burros, torneo de petanca, yincana, actuaciones musicales en directo, carrera de cintas a caballo, paseo de carros y caballos, degustación de productos locales, cucaña, exposiciones, etc.

Carnaval

40 días antes del Jueves Santo. Se realiza concurso de agrupaciones en el Teatro Maestro José Toro Doblas, en sus varias modalidades. En el fin de semana, pasacalles y actuaciones de las agrupaciones por el municipio y cabalgata de carnaval.

Fin de año

31 de diciembre. Aunque la noche de fin de año es un momento de celebración universal, es tradicional y única que la fiesta de despedida/bienvenida anual se realice con la mayor parte de los pobladores y visitantes disfrazados.

Semana Santa

Eucaristías, estaciones de penitencias. Las hermandades de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen son: La Archicofradia de Nuestra Señora del Carmen; San Isidro Labrador; Cristo de la Buena Muerte y Ntra. Sra. de los Dolores; Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Esperanza; Cristo Rey en su Entrada Triunfal en Jerusalén y María Santísima del Dulce Nombre; Santo Entierro.

Corpus Christi

Sesenta días después del Domingo de Resurrección se celebra el Corpus Christi por las calles de Prado del Rey, donde se engalana el pueblo con alfombras florales realizadas por los vecinos en las calzadas perimetrales a la Plaza de la Constitución y posteriormente se realiza la procesión del Santísimo bajo palio.

Feria de la miel

Octubre. Es una nueva feria que se incorpora al calendario como punto de encuentro para productores, comercializadores y estudiosos del producto, siendo uno de los sectores productivos más importantes del municipio. Se realizan jornadas técnicas, exposición de productos, concurso gastronómico, degustaciones y actividades festivas paralelas.

Concurso Nacional de Cante por Serranas

Último sábado de agosto. El único en esta modalidad a nivel nacional, celebrado desde 1972, interpretando los concursantes este palo con sus tres cuerpos, la liviana, la serrana y el cambio, así como la categoría de cante libre. Se realiza en la Plaza de la Constitución. Se encuentra catalogado dentro del inventario del patrimonio inmaterial de Andalucía. Su existencia ha contribuido a revalorizar la Serrana y a su mantenimiento

Fiesta del Caballo

Tercer domingo de marzo. Se organiza desde la Asociación Cultural Amigos del Caballo en la dehesa de la Cabeza de Hortales. Es una concentración de aficionados del caballo consideradas de las mejores de la comarca, con exhibiciones de doma libre y carreras de cintas.

Se fabrican en la localidad excelentes productos gastronómicos como el famoso “Mosto Pajarete” (vino afrutado blanco), las chacinas de elaboración casera, el aceite de oliva y la miel. Sobre este último producto se realiza en la localidad una feria anual de degustación y congresos temáticos. También hay varias queserías artesanales de pasteurización lenta, en la localidad.

También es de destacar el número y calidad de panaderías artesanales en la localidad, con el mollete como producto estrella, así como reposterías con productos tradicionales como los borrachos o las torrijas. El roscón de reyes de la localidad es muy apreciado en la comarca.

El plato típico de la población son las “Sopas Cocías”, de hecho, se realiza un concurso gastronómico de este plato el día de San José. También son típicos la sopa cocida de espárragos, cabrillas, menudo de chivo, guiso de habas, cocido de tagarninas, conejo con tomates, torta de chicarrones y cocido de coles.

Texto: Carlos Quevedo Rojas
Fotografías: Carlos Quevedo Rojas y Área de Comunicación Fundaciones UPO