Murillo vivió en sus obras. Su espíritu sobrevivió a la extinción de su cuerpo en sus pinturas. Por ello hemos de seguir en sus recorridos principales el camino seguido por ellas. La historia del arte de Murillo está salpicada de innumerables avatares, pues fueron pocas las que permanecieron «in situ». Hubo un proceso de enajenación que materializó en ventas, desamortización, expolios e incluso robos.

Del recorrido de muchas de esas obras hay que significar varias estaciones, notables por diversas circunstancias. Sin duda, la Colección Real (Madrid) es capital. Y especialmente el papel jugado por la reina Isabel de Farnesio, esposa del primer Borbón reinante en España, Felipe V.

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