Algunas collaciones de la Sevilla murillesca fueron un auténtico hervidero de gentes provenientes de los más diversos lugares. Diferentes nacionalidades se entremezclaban entre la collación de San Isidoro y la Puerta de la Carne: flamencos, franceses, portugueses, italianos, franceses etc. Estas comunidades se habían ido asentando tiempo atrás, llegando a ser grupos muy importantes dentro de la sociedad sevillana.

La mayoría llegaba atraído por el comercio americano que partía desde el Guadalquivir. Algunos venían de paso para atender sus negocios, mientras que otros acababan instalándose en la ciudad en busca de prosperidad, llegando a conseguir la ansiada carta de naturaleza.

 

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