Coordinador/a: Antonia María Ruiz Jiménez

Esta línea se centra en analizar cómo nos vemos a nosotros mismos los andaluces, cómo nos proyectamos en el futuro, y cómo nos ven los demás. Se trata de salir de los discursos recurrentes sobre la identidad andaluza que emergen desde planteamientos más inductivos y puramente cualitativistas, y cuestionar estereotipos y mitos sobre Andalucía y la identidad andaluza. Esta línea trata de profundizar en las implicaciones la identidad andaluza sobre los comportamientos individuales y colectivos del pueblo andaluz, así como comprender mejor sus mecanismos 

La identidad social, incluidas la identidad nacional y/o territorial/regional, está en la base de los comportamientos solidarios, normalmente dirigidos a aquellos que identificamos como parte de “nuestro grupo” (in-group). Al contrario de lo que ocurre en otras regiones, la identidad en Andalucía se ha caracterizado (en los estudios de encuesta fundamentalmente) por el sentimiento de su ciudadanía de pertenecer tanto al conjunto de la nación española, como a la de la Comunidad Autónoma Andaluza. Simultáneamente, al ser una de las regiones comparativamente más pobres dentro del Estado español, es una CCAA que demanda solidaridad de otros territorios. De este modo, desde fuera de la región, se pueden plantear dudas sobre el sentido en que esta identidad andaluza, que se siente también española, es, hasta cierto punto, instrumental. 

Una dimensión destacada dentro de esta línea es la profundización en una las dinámicas más importantes para la creación de las identidades colectivas: la socialización a través de la escuela, particularmente en la etapa de la educación secundaria en Andalucía, por su importancia fundamental en la cristalización de identidades políticas en los jóvenes, incluida la identidad nacional, que una vez “aprendidas” tienden mantenerse estables durante la adultez.