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Amanece, que no es poco

La primera vez que vi esta película de José Luis Cuerda me sorprendió. Luego de pensarlo, me asusté. Me familiaricé con algunas de las situaciones absurdas, dentro de una película absurda. Y entre lo mucho que de ella escuché, un comentario que no olvido: «Yo es que he pensado que a mí también me gustaría ser intelectual, como no tengo nada que perder». No tengo nada que perder… Eso mismo me he dicho muchas veces, no tanto por lo de intelectual, como por lo de arriesgar.

El caso es que hubo algo en esta película que me entusiasmó sobremanera, la amable convivencia de los habitantes del pueblo, la conexión entre ellos. Todo un canto a la vida rural y a la sociabilidad más desinteresada.

Aunque el proyecto EnRedArs no tenga mucho que ver con la película, no puedo negar que hay detalles que me llevan a ella. Ante todo que hemos aprendido a trabajar en una amigable concordia. Y que hay un fondo de absurdo en nuestra manera de desenvolvernos que nos libera de ataduras y nos evita los pies derechos. Nos decíamos, parafraseando el comentario de la película de Cuerda, «es que he pensado que a mí también me gustaría […y] no tengo nada que perder». Y así se empezó, ahora hace seis años. Primero fueron los libros de la Red AVI. Con ellos descubrimos que queríamos seguir. Fue un trabajo de edición que nos entusiasmó a todo el equipo. No podíamos haber empezado mejor.

Casi de inmediato las dos primeras entregas del Aula de creación y pensamiento contemporáneos, fruto de un encuentro académico y de una exposición, ambas en la sede de Carmona de la UPO. La muestra, con un repertorio de fotografías sobre la violencia en Colombia y México, nos mostró un mundo que no estaba tan lejos.

Luego de unos titubeos, editamos el primer título de la colección Universo Barroco, en que ingresaron parte de los textos reunidos en un encuentro celebrado bajo los auspicios de la Universidad Nacional de Colombia. Luego, como un brote espontáneo, inesperado, dos libros más que nos permitieron dar forma a otro concepto-colección: «AcerVOS»: Acervo mexicano y Abya Yala. Este último incluso nos abrió los ojos a un mundo que a partir de entonces sería parte de nuestro universo creativo: las comunidades indígenas y sus artesanías. En este descubrimiento jugó un papel determinante el arte wixárika o huichol, que nos llegó a Sevilla en imágenes cedidas por el Museo de Zacatecas, que se expusieron en la Escuela de Estudios Hispanoamericanos.

Con ello también iniciamos el emprendimiento artístico con un sentido más reivindicativo. Y así nos interesamos por los mundos indígenas, migración, negritud y los estudios de género. Y todo en su vertiente cultural y artística.

Y con ello otras consideraciones de índole social y profesional. Incorporar a jóvenes para la gestión editorial; explorar territorios en los que podríamos hacer aportes de utilidad, etc.

Cuatro libros en 2014 y hoy, al cabo de la década, llegamos los cuarenta. La cuarentena en la vida de un ser humano puede ser momento de plenitud, en todo caso para repensarse y seguir adelante en la consciencia de que aún queda mucho por hacer y aprender. Pues en ello estamos. Si al final no pasamos de los cuarenta, descansaremos en la confianza de que hicimos lo que pudimos. Concluiremos, así, como lo empezamos, con un absurdo comentario extraído de la película de Cuerda, con el que el médico del pueblo aliviaba la pena de uno de sus vecinos, en el agónico final de su padre: «¡Se me está muriendo divinamente, te lo juro! De los años que llevo de médico nunca había visto a nadie morirse tan bien como se está muriendo tu padre. Qué irse, qué apagarse, con qué parsimonia. Estoy disfrutando que no te lo puedes ni imaginar».

Y sí… estoy disfrutando, tanto «que no te lo puedes ni imaginar». Y consciente de que la jornada puede llegar a su ocaso, cuando apenas amanece, sé que nos iremos con la alegría de haber podido dejarlo todo, como el poeta quiso:

«…

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando.

Y se quedará mi huerto con su verde árbol,

y con su pozo blanco.

…» (Juan Ramón Jiménez).

Fernando Quiles.