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El abrazo de un sueño…

Los sueños son caudales de energías poderosas que abrazan lo recordado y se expresan mágicamente a través de fuerzas narrativas de lo añorado y deseado. Imposible no pensar en el legado que nos dejó Leticia de Oyuela cuando hizo referencia al almario y apuntó que en él: “no solo hay cosas, sino también gimen almas de los descansados que son nuestros amigos de la soledad”. En una sociedad que día a día pierde la esperanza, en un país de carencias y violencia, donde los sueños se vuelven lejanos, imaginar para construir un futuro digno es una responsabilidad, nos recuerda Sandra Herrera Dean (2013).

Si se trata de hacer referencia al acervo del legado espiritual y material de nuestra Honduras, desde este espacio se extiende una convocatoria para participar en la producción de un libro que visibilice una muestra, no de cosas que se guardan, como ejemplo los armarios de Tegucigalpa, haciendo referencia nuevamente a Oyuela; en donde se refugian las almas de los que no tienen consuelo. Por el contrario, la apuesta se dirige a crear un muestrario vivo —en transformación permanente, presente/ausente a la vez— cantado con todo el cuerpo. Rastros de verdad que brotan cuando se examina la vida propia y nuestra, el transitar el sabor de los éxitos, los sinsabores de las caídas y sus aprendizajes —la hipocresía cotidiana, la deshumanización, la solidaridad, la compasión y los afectos—. Es por ello y mucho más que actualmente se invita a formar parte de un coro polifónico, objeto/libro virtual: Honduras, sabor de sueño.

“La tierra en mi país tiene olor de recuerdos”, nos dice Claudio Barrera en El país párvulo. Remite a nuestro pueblo de corta edad y a pesar de ello ha vivenciado el desconsuelo, similar a los Cipotes de Ramon Amaya Amador que inscriben sus Huellas descalzas por las aceras. No obstante, los sueños que son una especie de interpretación y representación no consciente de los recuerdos, los propios y por tanto nuestros, rompen el silencio juntando los pedazos; el alma con el cuerpo y la razón con el corazón, en acto sentipensante como diría Eduardo Galeano. Así lo expresa Barrera cuando hace referencia a que Honduras tiene olor de recuerdos:

…Si el pájaro hace un ángulo de heridas circulares,

los árboles meciéndose

le abren el corazón al viento

y cantan

—como si fuera un arpa de cristal y de plata.

La tierra de mi país tiene sabor de sueño.

Desde este universo, Honduras, sabor de sueño, trae al presente pandémico que vivimos la memoria sonora, la llamada de los tambores, como se le conoce en el universo musical de la diáspora africana en Nuestra América, cuyo dispositivo se activa cuando el sonido se dispersa en los barrios y llega al oído de otras y otros tamborileros atraídos por sus señales. Así, acuden una tamborera, un tamborero a la invitación —respuesta—, simultáneamente llega otro, y otro, hasta crear una polifonía y polirrítmia de voces, sonidos, cuerpos que otorgan sentido a los sueños.

Sobrevolando búsquedas que conduzcan a diálogos con y desde el corazón y la palabra plural, sentipensar. En esta oportunidad, el área de Historia del Arte de la Universidad Pablo Olavide, Sevilla España, a través de EnRedArs y Mujeres en las Artes (MUA) Honduras, convocan a toda la comunidad de investigadores(as), artistas, creadores(as), diseñadores(as) cineastas, gestores(as) culturales de Honduras a participar del libro Honduras, sabor de sueño.

Ya sea a través de un ensayo crítico o de opinión, así como también con una muestra de su trabajo creativo audiovisual: fotografía, video y audio.

“Poseemos una cultura, como objeto de un pasado hecho por nuestros antepasados. Tal cultura nos pertenece”.

Leticia de Oyuela.

Josefina Dobinger-Álvarez Quioto. Mujeres en las Artes Leticia de Oyuela (Honduras).

· Antigua Casa Presidencial, Tegucigalpa. Acuarela de Jacobo Bertrand Aguilar.

· Portada del libro. Acuarela de Palack Daniel.

De reciente convocatoria.