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Mi historia de bordado

De niña solía ver a mi madre, en sus escasos momentos libres, bordar con mucha dedicación y entrega. Tomaba hilos de diferentes colores que, enhebrados en una fina aguja, ella lograba transformar en bellos peces, flores, hojas, gatos, nubes, soles, etc.

A los 9 años, llena de curiosidad y entusiasmo, tomé por primera vez tela, aguja e hilo, intentando hacer aquello que mi madre hacía con mucha destreza y dedicación: bordar. Mientras mi madre bordaba y yo la observaba todo parecía ser tan grato y entretenido y yo quería disfrutarlo tanto como ella parecía hacerlo. Una puntada por aquí y otra por allá, y con la guía de mi madre la magia comenzó. Fui interesándome cada vez más por las técnicas, aprendiendo a combinar colores, usando y conociendo hilos de diferente grosor y textura, descubriendo telas, unas finas y otras gruesas, y adentrándome cada vez más en un mundo fascinante, que me cautivó para siempre.

Tuve una niñez muy sana y feliz, en contacto con la naturaleza, que se convirtió en inspiración para mis bordados. Comencé por plasmar, a través de él, elementos de la naturaleza que me atraían y gustaban mucho y fue así como inicié a reproducir árboles, hojas, ríos, pájaros, ramas, flores, hormigas, ranas, etc. Fui creciendo y el bordado era parte natural de las ocupaciones propias de mi edad. Bordar se convirtió en algo tan normal para mí como hacer tareas de la escuela, sacudir la casa o comer.

Al llegar la adolescencia era cada vez más difícil apartar tiempo para bordar.  Estaba en una etapa de muchos cambios físicos y emocionales y dejé por algunos años a un lado mi costumbre de bordar.

Mi adolescencia duró poco y a los 20 años me casé, formé un hogar y tuve 5 hijos. Con la maternidad el deseo de bordar volvió a mí, pero esta vez deseaba ir más allá, tenía ideas dándome vueltas en la mente, quería volver a la tarea, pero a otro nivel, ya no era suficiente representar plantas y flores.  Comencé entonces a leer, a documentarme sobre técnicas diferentes, a tener una idea más clara y técnica de lo que el bordado es en realidad.    Descubrí que mientras bordaba mi mente se aquietaba, las ideas fluían cada vez más y que ello creaba en mí una sensación de paz y bienestar emocional, sin dejar de mencionar que ver mis proyectos terminados me hacía sentir orgullosa y satisfecha, manteniendo de esa forma mi autoestima siempre elevada. Nació entonces la idea de bordar cuadros y me enamoré de los resultados.

«Registro de Vida en Puntadas».
Técnica mixta de bordado a mano – Apis Ferrugo. 28 x 28 cms.

Me resultaba fascinante ir descubriendo técnicas nuevas de bordado y por mi propia cuenta logré aprender y a dominar algunas de ellas.

Consciente de que los bordados van de la mano con los textiles, comencé también a interesarme en el tema de teñidos con elementos naturales llegando finalmente a la técnica de óxido sobre textiles la cual me atrajo muchísimo y con la que comencé a experimentar y estudiar dejando a un lado los límites ya conocidos y convencionales donde se aplica el bordado como la moda, la artesanía, las manualidades y el comercio.

Los resultados de la oxidación de textiles fueron muy positivos y alentadores. Luego de más de 6 años de investigación y práctica, establecí mis propias técnicas de oxidado, que bauticé con el nombre de Apis Ferrugo, en las que aplico métodos de calor controlado según sea la reacción de los diferentes tipos de textiles, la neutralización del proceso de oxidación, etc., obteniendo así impresiones únicas e irrepetibles, de gran variedad de tonalidades e intensidad sobre la tela según se necesite y sin dañar la estructura de ésta.

Una vez aplicado el Apis Ferrugo en los textiles éstos están listos para el siguiente paso: la fase de bordado. La mezcla de Apis Ferrugo con técnicas mixtas de bordado ha permitido crear obras singulares, dando así la oportunidad de aprovechar una labor que se sigue enriqueciendo y resistiendo al paso del tiempo, ya que su versatilidad le da la posibilidad de adaptarse a tiempo y espacio y seguir siempre vigente, posicionándose en un lugar digno dentro del medio artístico.  A la fecha, algunos de ellos han participado en exposiciones nacionales e internacionales en el país.

Luego de aprender de forma autodidacta las técnicas de bordado que en la actualidad manejo, sentí el deseo de transmitir esos conocimientos a otras mujeres que, como yo, tienen sed de aprendizaje y superación. Desde el año 201 imparto clases gratuitas de bordados convencionales a un grupo de ellas, en su mayoría mayores de 50 años, que elaboran piezas bordadas para la venta, con el consiguiente aporte a la economía familiar y trabajando desde el seno del hogar. El grupo se ha mantenido constante y bien interesado en aprender y a la fecha reciben clases, vía Zoom, para la elaboración de cuadros con técnicas de bordado con listones de seda que son de un nivel más avanzado.

Bordar ha sido para mí una forma de expresión personal, me ha permitido elevar la voz para hacerme escuchar, creando lenguajes visuales y estilos a base de puntadas. Es una visión, un sueño, una razón para sentirme orgullosa y productiva, una manera sana de ocupar mi tiempo en crear arte y compartirlo, una forma de aclarar mis pensamientos y afianzar mis convicciones, una manera de airear mi mente y nutrir mi espíritu, una manera de aportar conocimiento a mujeres de escasos recursos económicos, una parte inherente a mi propio ser.

Ada Colocho Arévalo. Guatemala, noviembre 2020.

· Foto de portada: El Portal del Tiempo. Fragmento. Técnica mixta de bordado a mano – Apis Ferrugo. 0.60 x 1.28 m.