¿Crees que conoces Sevilla en profundidad? En esta entrada os traemos los 10 secretos sevillanos mejor guardados para que os sorprendáis con lo mucho que aún queda por descubrir, después de leerlos todos no podrás evitar ir a visitarlos.

 

1. Los bebés de Aníbal González

Aníbal González fue uno de los más emblemáticos arquitectos de Sevilla, justo frente a una de sus grandes obras, la Plaza de España, se halla una escultura que lo representa creada por tres jóvenes artista

s sevillanos. El secreto está en que, bajo la gabardina de Aníbal González, existe un detalle en el que nadie repara a simple vista: tres manitas de bebé sobresalen, a escondidas, de la escultura. Esto es porque el año en el que la escultura fue entregada, los tres artistas que la crearon fueron padres, y para homenajear a sus pequeños, decidieron hacer este guiño que muy pocos, a no ser que conozcan la historia, llegan a descubrir.

 

2. La sala de teatro más original

En pleno barrio de Triana, en concreto, en su mercado más tradicional, se ubica este peculiar microteatro en el que tan solo hay espacio para 28 espectadores. Ocupando los puestos número 11 y 12, y rodeado de tenderetes en los que se despachan verduras, carnes y pescados, la Casa La Teatro abre sus puertas cada día para ofrecer al público una programación que incluye desde el flamenco hasta la magia, el teatro o el cine. Tres metros cuadrados de escenario son más que suficientes para llenar de vida este encantador espacio que nació, allá por 2012, gracias a la pasión por el arte de su propietario, Fernando Rodalva.

 

3. La cabeza de un rey castigado

La estatua «Cabeza del Rey Don Pedro» da nombre a una de la calles más céntricas de Sevilla, en torno a la que existe una curiosa leyenda. El rey Don Pedro I, cansado de las injurias de un noble caba

llero, decidió tomar la justicia de su mano y una noche, oculto, asesinarle. La familia de aquel noble acudió al rey a pedir justicia,

y este prometió, pensando que jamás lo descubrirían, que el día que encontrara al culpable colgaría su cabeza en la calle donde su hijo había sido asesinado. Sin embargo, lo que no sabía es que había un testigo: una señora mayor que había visto el duelo. Tras ser descubierto, el rey cumplió su palabra, pero lo que hizo fue colgar de la calle un busto con su rostro, no la verdadera cabeza. Hoy día, en la calle Cabeza del Rey Don Pedro, se puede admirar un busto de mármol del propio rey expuesto en una hornacina.

 

4. La librería más imperial

En la librería Verbo, situada en la calle Sierpes, se encuentra el edificio que albergó, desde 1905, el mítico Teatro Imperial. Lo que primero funcionó como un teatro, más tarde se convirtió en cine, hasta que llegado el siglo XXI se vio obligado a cerrar sus puertas. En 2004 volvió a cobrar vida, esta vez como librería. Hoy sus 1300 m2 lo ocupan un nuevo proyecto mitad librería-mitad tienda de fotografía en la que el vestíbulo, el patio de butacas, el escenario y el anfiteatro se han fundido con nuevos espacios literarios.

 

5. La Giralda en el corazón de Juan Belmonte

 

En plena Plaza del Altozano, una de las zonas más auténticas del barrio de Triana, se halla la escultura realizada en bronce por el artista Venancio Blanco del torero sevillano Juan Belmonte. Aunque lo que todo el mundo entiende es que se encuentra contemplando la plaza de toros de la

Maestranza desde el otro lado del Guadalquivir, hay un secreto que muy pocos conocen. Si se observa la escultura desde la parte trasera, será posible encuadrar, a través de un agujero que coincide con el lugar donde se hallaría el corazón del torero, la Giralda. Este guiño inmortaliza su amor por Sevilla.

 

6. Comer pizza en unos antiguos baños árabes

El Restaurante San Marco, uno de los restaurantes italianos más populares de Sevilla, cuenta con varios negocios repartidos por la ciudad, pero es el ubicado en el corazón del Barrio de Santa Cruz, llamado Mesón del Moro, el más histórico de todos ellos. Y es que se ubica en uno de los dos antiguos baños árabes del siglo XII que se conservan hoy día en Sevilla. Comer unas pizzas rodeado por paredes de piedra y bóvedas que permiten soñar con tiempos pasados, es una experiencia de lo más peculiar.

 

7. Los grafitis de la catedral

Quizá suene increíble, pero los grafitis más antiguos de Sevilla se encuentran en las paredes de la propia catedral de la ciudad. En concreto, la pared que da a la calle Alemanes es la que posee un mayor número de ellos: son los vítores, unos anagramas de color rojo realizados en el siglo XIX que significan “¡viva!”, y que se pusieron de moda en el ámbito universitario español como emblema conmemorativo de quien obtenía el título de doctor. En aquel entonces, los estudiantes mostraban su logro de esta forma: plasmándolo en la pared de la catedral.

 

8. Los restos de un antiguo templo romano

En pleno barrio de Santa Cruz, flanqueado por modernos edificios, existe un patio con tres grandes joyas de la arqueología: tres columnas de la época romana de 15 metros de altura cada una. Se trata de uno de los pocos vestigios que permanecen de la antigua Hispalis, y aunque se desconoce qué función exacta tuvieron, se cree que pudieron servir como pórtico de entrada a una zona monumental. En su origen fueron seis las columnas halladas, dos de ellas se encuentran hoy día presidiendo la famosa Alameda de Hércules de Sevilla, y la sexta se fracturó cuando el rey Don Pedro I trató de trasladarla al Real Alcázar, encaprichado con tener una de ellas en su propia casa.

 

9. El hombre de piedra

Cuenta la leyenda que una noche, en el siglo XV, andaba bebiendo en una taberna junto a sus amigos un sevillano conocido como “Mateo el rubio”. Cuando se marcharon, borrachos por el consumo de alcohol, pasaron junto a la puerta del Santísimo Sacramento, ante la que tenían la obligación de arrodillarse según directrices del propio rey Don Juan II. Los amigos cumplieron con su deber, pero Mateo el Rubio se rió. En ese instante, cayó sobre él un rayo, convirtiéndole en una estatua de piedra que aún hoy permanece en el mismo lugar. Una versión menos fantasiosa afirma que la escultura formaba parte de unas termas que se hallaban en ese enclave.

 

10. Un hotel con sorpresa

Por su pasado romano, el centro histórico de Sevilla está repleto de lugares y rincones que muestran la ciudad que un día fue. Siendo esto así, no es difícil sorprenderse encontrando restos de la época en los lugares más insospechados. Por ejemplo, en el interior de un hotel. Es lo que ocurre en el Hotel Fontecruz Sevilla Seises, en el Barrio de Santa Cruz, que además de ocupar un antiguo palacio del siglo XVI, guarda en su interior restos de una calzada romana y de un mosaico con motivos acuáticos. Este último podría significar que en este enclave existieron, antiguamente, unas termas romanas.

 

Fuente: https://www.timeout.com/es/sevilla/que-hacer/que-ver-lugares-secretos-sevilla

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