Si realizamos el recorrido turístico de la Alhambra, uno de los últimos conjuntos palaciegos que visitaremos corresponden con el Palacio del Partal. Su interesante historia pasa desapercibida, no solo para los turistas, sino también para los propios andaluces, pues pocos saben que hasta hace poco más de un siglo este edificio constituía una casa privada. Efectivamente, se trataba de una casa de dos plantas en la que su propietario, Arthur Von Gwinner, residió hasta 1891. Concretamente, el 12 de marzo de 1891 fue la fecha en la que este alemán decidió mudarse a Berlín y ceder la titularidad del edificio al Estado, momento en el que el palacio se une al Conjunto Monumental de la Alhambra.

Imagen del estado previo a la intervención de 1923 (imagen escogida de los archivos digitales del Patronato).
Estado previo a la intervención de 1923 (imagen escogida de los archivos digitales del Patronato).
Imagen del estado posterior a la intervención de 1923. Mantiene los pilares de ladrillo (imagen escogida de los archivos digitales del Patronato).
Estado posterior a la intervención de 1923. Mantiene los pilares de ladrillo (imagen escogida de los archivos digitales del Patronato).

Efectivamente, la evolución del edificio en ambas imágenes es asombrosa. En la primera imagen observamos una simple casa de dos plantas con paramentos interiores enfoscados y fachada exterior en un delicado estado de conservación. Por el contrario, la segunda imagen nos muestra una obra prototípica del gran conjunto patrimonial de la Alhambra que destaca su decorado artesanal, pórticos y elegante presencia. Pero ¿cómo se llevó a cabo esta restauración? ¿Qué elementos han cambiado en el interior y el exterior del edificio? ¿Alguna anécdota interesante sobre la mudanza y su anterior propietario?

Para responder algunas de estas preguntas y conocer más sobre esta curiosa anécdota hablamos con María García González, graduada en Conservación y Restauración en la Universidad de Sevilla y estudiante del Máster en Arquitectura y Patrimonio Histórico en la misma Universidad. Su proyecto de prácticas consiste en la investigación y estudio de la conservación de la Alhambra y actualmente trabaja junto al resto de alumnos del máster en este espacio en concreto.

Imagen del estado actual del recinto del palacio del Partal (imagen escogida de la página web oficial de la Alhambra).
Estado actual del recinto del palacio del Partal (imagen escogida de la página web oficial de la Alhambra).

Preguntas realizadas en la entrevista:

P: ¿Cómo se llevó a cabo el proceso? ¿Podrías contarnos algo sobre la duración del proyecto, las zonas más complejas o los resultados más exitosos?

R: La llegada de Leopoldo Torres Balbás a la Alhambra en el año 1923, arquitecto – conservador muy significativo para el monumento, planteó una nueva visión sobre muchos de los emplazamientos que lo conforman. Una de las acciones más importantes sobre la puesta en valor de estos elementos fue el rescate del palacio de El Partal de una situación pésima de conservación con respecto al planteamiento original de este palacio. Comenzó entonces una investigación que permitió a los arquitectos realizar un proyecto de recuperación del palacio, en ese momento un conjunto de ruinas que solo funcionaba como foco de expolio. La vivienda privada iba siguiendo un proceso lento de evolución hasta conseguir la imagen original que hoy en día conocemos.

Durante los primeros años de trabajo de Torres Balbás, se consiguieron devolver muchos elementos que pertenecían al Palacio y que fueron expoliados antes de la llegada del arquitecto. En la segunda imagen podemos ver el resultado de estas transformaciones, donde también se desenterraron elementos indispensables para la lectura de este emplazamiento: la alberca y las paratas. Sin embargo, no es hasta el año 1965, con el otro arquitecto al mando, Francisco Prieto Moreno, cuando se encuentran las columnas de mármol que originalmente sustentaban los arcos del pórtico, y que sustituyeron las pilastras de ladrillo que podéis ver en la foto, dejando un aspecto muy similar al actual, ya que pocas intervenciones se realizaron después.

P: Y, habiendo estudiado el edificio original y después de haber visto de primera mano el resultado final, ¿qué te parece? ¿Se ha realizado un buen trabajo? ¿Han cambiado muchas cosas del interior o del exterior del edificio?

R: Como he contado antes, el emplazamiento estuvo abandonado muchos años, desde la entrega del último dueño hasta la intervención de Torres Balbás, por lo que el edificio fue un tesoro para vendedores de piezas de anticuario que aprovechaban la situación. El intento de recuperación por parte del patronato fue exitoso. Aún se conservan la mayoría de los paños de yeserías característicos de la torre superior, el observatorio, y muchos de los elementos originales que habían sido vendidos o repartidos por otros emplazamientos de la Alhambra, consiguiendo así un gran trabajo de conservación. En algunas zonas siguen existiendo muchas lagunas materiales (donde podemos intuir su aspecto original), y también muchas aportaciones de los numerosos propietarios que dejaron su huella en el palacio.

P: Muy interesante y, ¿qué sabemos sobre su antiguo propietario? ¿Alguna anécdota interesante?

R: Aunque la casa se conoce también como «La Casa de Sánchez», por el nombre de uno de sus propietarios, el último y más sonado dueño de este palacio fue Arthur von Gwinner. El propietario de origen alemán cedió sus escrituras a la dirección de la Alhambra en el año 1891, y parece que, entre la donación y la venta, el señor Gwinner retiró la cúpula característica del observatorio y la trasladó a su casa, junto con sus otras pertenencias. El elemento que actualmente encontramos es una copia de madera que imita la lacería de la cúpula original realizada por el ebanista Juan Romero Baena, como cuentan los escritos de Crónica de la Alhambra.

P: Por último, ¿cuál es vuestro proyecto actual? ¿En qué estáis centrados?

R: El máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico da todos los años la opción de investigar sobre distintas materias dentro del recinto de La Alhambra, y este año, vamos a centrar el estudio en este caso precisamente, en el Palacio y los Jardines del Partal. Entre todos los alumnos que hemos escogido esta opción nos hemos divido: el emplazamiento, la zona del Partal alto (paratas y zona arqueológica), la zona del pórtico y la alberca, y el observatorio (que es la zona más alta del pórtico). En concreto el estudio trata de analizar la materialidad del conjunto y así realizar un diagnóstico del estado de conservación, con el objetivo de devolver los valores asociados a esta zona del monumento y de difundir la relevancia que tiene para la cultura patrimonial.

Gracias a esta entrevista hemos conseguido responder algunas de las dudas y de los misterios que envuelven al Palacio del Partal. Es un placer hablar con personas dedicadas a conservar y revalorizar nuestro patrimonio andaluz, en muchas ocasiones tan olvidado. Este caso es un claro ejemplo de cómo una restauración y conservación de un monumento puede devolverle su interés cultural. Gracias a María García González por responder amablemente a nuestras preguntas, por ayudarnos a conocer un poco más el valor de nuestro patrimonio y a todos los alumnos y el profesorado encargado del proyecto de investigación y análisis de conservación.

 

Referencias bibliográficas

Bermúdez Pareja, J. (1966). Techo cupular del Mirador de la Torre de las Damas (Crónica de la Alhambra).

Partal-Patronato de la Alhambra y Generalife. (2021). Última consulta: 22 de febrero de 2021, recuperado de: https://www.alhambra-patronato.es/edificios-lugares/partal

Pozo Felguera, G. (2019). De cómo la Granada cainita se vengó de Torres Balbás | El Independiente de Granada. Última consulta: 24 de febrero de 2021, recuperado de: https://www.elindependientedegranada.es/cultura/como-granada-cainita-vengo-torres-balbas

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