Fuente de la portada: El Correo de Andalucía

 

De camino a Itálica desde Sevilla capital dejamos a la izquierda un imponente edificio, de aspecto religioso, color ocre. Las paredes exteriores están desgastadas, algunas ventanas tapiadas y sobre su torre anidan cigüeñas. Sería un error dejarse engañar por esta humilde fachada y es que el monasterio de San Isidoro del Campo guarda una gran historia en su interior.

Su nombre lo toma de San Isidoro de Sevilla, el cual se cree que se halla enterrado en estas tierras cercanas a las ruinas romanas de Itálica (que por cierto son otra maravilla sevillana). Fue fundado por Alonso Pérez de Guzmán, también conocido como Guzmán el Bueno, fundador de la casa nobiliaria de Niebla, y su esposa María Alonso Coronel. Dotaron a este monasterio de una amplia propiedad circundante, que ocupará la población de Santiponce desde 1603.

Muchas son las órdenes religiosas que han ocupado este enclave desde entonces y esto se ha visto reflejado en su decoración. Primero vinieron los monjes cistercienses, que se caracterizaban por la austeridad, hasta la llegada de los ermitaños jerónimos en el año 1432, los cuales añadieron valiosos murales al edificio. Estos últimos provocarían uno de los mayores eventos históricos sucedidos en este monasterio y es que, como parte de un núcleo religioso reformista, el monje Casiodoro de Reina hizo la primera traducción de la Biblia a lengua castellana: la Biblia del Oso. ¿Curioso verdad? Este foco reformista fue perseguido en la época y, como consecuencia, el rey Felipe II ordenó que esta congregación se fusionase con la Orden Jerónima.

En el Barroco se incluirán nuevos elementos decorativos como una sillería, pinturas, bóvedas y retablos. De estos últimos destacamos dos realizados por el gran imaginero Juan Martínez Montañés, escultor por ejemplo del famoso Jesús de la Pasión de la Iglesia del Salvador, en Sevilla. Este inicia la obra en 1609, que se alargará durante más de dos años, y contará con la ayuda de otros grandes artistas de la época como Juan de mesa, Fransciso Villegas, Francisco de Ocampo, Juan de Oviedo el Mozo y Francisco Pacheco, quien se encargó de la policromía. La figura central de este retablo, un maravilloso San Jerónimo (en la imagen de la izquierda arrodillado), destaca entre el conjunto.

 

     

Fuente: Imágenes propias

El conjunto cuenta con una doble iglesia (donde descansan algunos de los patronos históricos del edificio), torre, una espadaña, cinco claustros (quizás el más importante sea el Claustro de los Muertos) y diversas dependencias monacales e instalaciones.

 

Fuente: Imágenes propias

Os animamos a adentraros en la rica historia de este monasterio, que de alguna forma casa el estilo gótico con el mudéjar y el barroco, y dejaros sorprender por esta joya relativamente desconocida y tan cercana a la ciudad de Sevilla. Parece sorprendente que un enclave así no sea más conocido y valorado.

¡Deseando estamos de que nos contéis!

 

Fuentes:

Junta de Andalucía

Real Academia de la Historia: Alonso Pérez de Gúzman

Cartelería de la visita al monasterio

 

Alumno del quinto curso de Humanidades y Traducción e Interpretación en la UPO. Amante del arte y la cultura. ¡Siempre hay algo nuevo por descubrir!

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