Concha Pérez CarrascoTiene nueve años. Su nombre es Marina, pero en el cole la llaman Vozdevieja. Este verano en Sevilla, el primero después de la Expo del 92, es tan largo y tan seco que ella no sabe si llorar o reír. Si quiere que todo cambie o que todo siga igual. Porque aún juega con muñecas Chabel pero ya mira revistas para adultos. Porque su madre está enferma y ella ya se imagina en un convento rodeada de huerfanitas. Porque todo el mundo, también su padre, insiste en desaparecer. Porque su mejor amiga es su abuela, quien le guisa, la peina, se deja cortar esas uñas como alacranes, le cuenta su amor por Felipe González, le dice tranquila, le enseña nuevos tacos, le cose vestidos de flores. Luego sale y esos vestidos le molestan tanto como si fueran de lija. Y aun así, Marina siempre tiene hambre: de vida, y de filetes empanados.
Así es como se nos presenta la obra Vozdevieja, de Elisa Victoria. No se me ocurre mejor introducción para este artículo ni un libro con más gracia. Gracia que buena falta nos hace en los días que corren…y es que, confieso, yo ya necesitaba que los telediarios hablasen de otras cosas (no pandémicas) y me alegra mucho ver a la gente comprando, regalando, recibiendo y leyendo libros. Por ello, os traemos una recomendación muy especial de obras para celebrar el Día del Libro 2021: obras que hablan de Andalucía, que se inspiran en ella o que presentan con orgullo la cultura popular.
1. Vozdevieja, de Elisa Victoria: Como hemos presentado, este libro nos transporta al verano de Marina, una niña de nueve años, pero también un poco a la infancia de todos los que hayan pasado un verano en Andalucía siendo niños y conozcan esas tardes calurosas en las que, en realidad, no pasa nada interesante. Elisa Victoria nos habla de la vida de barrio, de Sevilla, de las abuelas que se golpean el pecho con un abanico…y principalmente de la inocencia con la que una niña ve la vida.
2. Los combatienes, de Cristina Morales: Viajamos a la compañía de teatro universitario de la Universidad de Granada, que nos enfrenta a todo lo que creemos conocer sobre la literatura y el teatro. Nos habla del arte de la provocación y la provocación como arte, del poder de la juventud y sobre nuestro papel en la sociedad, pues leer Los combatientes significa formar directamente parte de la reflexión.
3. Al final siempre ganan los monstruos, de Juarma: Acabamos de citar a la autora Cristina Morales y ella describe la obra de Juarma como Trainspotting en un pueblo de Graná. Aquí vivimos la adolescencia en un pueblo andaluz, con todos los problemas, filias y fobias que eso conlleva, como las drogas y trapicheos o la falta de oportunidades. Se nos muestra la historia trágica de un grupo de amigos de una forma tierna, pero no por ello menos certera.
4. Silencio administrativo, de Sara Mesa: Esta es una historia real. La de una mujer sin hogar, discapacitada y enferma que trata de solicitar la renta mínima a la que tiene derecho según los optimistas mensajes de la administración y los medios. Pero el laberinto burocrático que debe recorrer para ello, los escollos y trabas con que tropieza y la crueldad de un sistema que exige más a quien menos tiene desembocan en la desesperación.
Esta obra breve es un golpe de realidad y un grito de rabia, lo que la hace muy necesaria para contemplar las lagunas de la sociedad en la que vivimos.
5. El funeral de Lolita, de Luna Miguel: Luna Miguel acaba con la Lolita de Nabokov en esta novela. Su protagonista, Helena, es fuerte y madura y se ve obligada a viajar a su pasado por la muerte de su profesor de Literatura. En este marco se nos presentan infinidad de reflexiones sobre la muerte y el duelo, pero también sobre amor y amistad.
6. Tierra de mujeres, de María Sánchez: La cordobesa María Sánchez cuenta la historia de todas las mujeres silenciadas en el mundo rural. El campo se ha impuesto como un entorno predominantemente masculino, pero en esta obra reside la voz de muchas mujeres dedicadas al cuidado de la tierra y los animales durante generaciones. Además, vemos la problemática que acecha al mundo rural, como la despoblación y la falta de recursos. Por último, es una prueba de que cuando un libro está escrito con pasión, se nota en cada palabra.
Estos libros siguen la línea de lo que estamos acostumbrados a contar en nuestros artículos: ni el patrimonio se limita a lo arquitectónico y material, ni la cultura es alta cultura. Cultura y patrimonio son también la vida que discurre en los pueblos y ciudades de Andalucía, pues están cargados de identidad, de símbolos, tradiciones y de carácter, eso que ahora los anuncios llaman poderío.
