Seguro que has escuchado hablar de la España vaciada y has visualizado algún pequeño pueblito de Castilla o Aragón completamente vacío. De hecho, es cierto que este fenómeno es más frecuente en las zonas de Castilla, Extremadura y Aragón, que en los últimos 20 años quedan casi abandonas por una migración continua hacia grandes ciudades.
En cambio, la desplobación también está presente en Andalucía: existe una Andalucía vaciada…y en la mayoría de casos olvidada. Olvidada en todos los sentidos, pero en primer lugar, desatentida por parte de las instituciones que no afrontan de forma directa este problema y dotan a los núcleos rurales de las infraestructuras necesarias y de oportunidades laborales dignas. Pero esto no es todo. Se olvida también el enorme patrimonio que los pueblos andaluces guardan desde siempre. Quedan desamparados artes, saberes y costumbres que pueblos sin habitantes y con una población envejecida tienden a la desparición.
Sin embargo, este panorama no es tan desolador gracias a los muchos y muchas que se dedican a proteger la Andalucía rural y ese es el tema del que deseamos hablar hoy. En especial, del trabajo de María Sánchez, cuyos libros sirven de reivindicación y también de punto de inicio para poner en valor todo el patrimonio rural andaluz.
María Sánchez, nacida en Córdoba en 1989, es veterinaria de campo y trabaja con razas autóctonas en peligro de extincion y otras formas de produccion como la agroecología, el pastoreo y la ganadería extensiva. Colabora en radio y otros medios digitales, donde, al igual que en sus obras, habla sobre la cultura del medio rural, el papel de la mujer en este y la literatura.
Su proyecto Almáciga se explica mejor por sí mismo:
No solo de campos, piedras, ríos, árboles, casas, lindes y cancelas están hechos nuestros medios rurales. Nuestros pueblos y nuestras aldeas no dejan de ser un retrato vivo de quienes los habitamos. No podemos olvidar nunca la palabra: la hablada, la silenciada, la recordada, la callada, la enterrada, la olvidada, la cantada…; la palabra a punto de nacer o de extinguirse. La palabra y todo lo que significa y conlleva, y no solo para el habla y la lengua. ¿Cuántas historias, leyendas, canciones, rumores, oficios, tareas, recetas, nanas y vidas se esconden tras ellas? ¿Cuántas corren el riesgo de desaparecer, de no volver a ser contadas y narradas? ¿Cuántas han dejado de oírse y ser habladas con sus acentos por pudor o por vergüenza? ¿Y cómo tantas de ellas se han transformado en otras despojándose de su sonido y significado? ¿Y todo lo que traen ellas consigo? Nuestras lenguas, nuestros acentos, tantas palabras que se han transmitido de generación en generación, sobreviviendo a pesar del tiempo gracias a las manos, los oficios, las reuniones en torno a la lumbre, los encuentros por las calles, las sillas al fresco… Todas las formas posibles y distintas de la transmisión oral de nuestros pueblos.
Almáciga es un proyecto colaborativo en el que se han recogido palabras asociadas al campo de las distintas lenguas del territorio para salvarlas del olvido. Gracias a la labor de María Sánchez, podemos disfrutar este glosario poético en el que todos pueden sugerir las palabras de su zona, su pueblo o su familia.
Zahareta: en La Puebla de los Infantes (Sevilla), un lugar salvaje, bravo, donde todo crece al azar.
Recochura: cuando hace fresco.
Escoma: vara para alcanzar las frutas de las ramas más altas.
¿Esto te recuerda a algún término curioso de tu núcleo rural? Pues envía tus palabras.
También nos gustaría recomendar la lectura de Tierra de mujeres, un ensayo en primera persona sobre la realidad de las mujeres en el campo y en el mundo rural. Es una obra personalísima que trata el olvido de los pueblos, la explotación de los recursos naturales, el incumplimiento de políticas ambientales o las condiciones laborales en el campo.
En el de la literatura, como en el campo, creo, no debería haber inmediatez. Dos mundos que, a primera vista, parecen distantes pero que comparten tanto. Los destellos, las semillas, el cuidado, la calma, la paciencia mientras ves crecer y cuidas todas las multitudes que nacen y se extienden y prosiguen a pesar fe. Bellas o crueles, parten de una mano que cuida y que tienen un mismo fin: el de la supervivencia.