Las Cruces de Mayo de Lebrija es una fiesta declarada de Interés Turístico Nacional. Este título se le ha otorgado por numerosos motivos que citaremos a continuación.
En primer lugar, cada año, las mujeres se encargan de decorar los patios y las calles con artilugios que podemos encontrar por casa. Cazuelas de cobre, macetas cargadas de flores, colchas, y un sinfín de artilugios más. El papel femenino dentro de la fiesta de las cruces es indispensable, y no trabajan únicamente como decoradoras, sino que toman el control de la fiesta y el centro de la misma.
El elemento más destacado de la fiesta de las cruces (que a pesar de su nombre, se trata de una fiesta pagana), son las sevillanas. Pero no cualquier tipo de sevillanas, sino las conocidas como «corraleras». En este tipo de sevillanas, más rápidas que otras como las rocieras, los instrumentos que se usan son la guitarra, el almirez, la pandereta y las palmas, aunque no solo se diferencian de las sevillanas al uso por el ritmo o los instrumentos empleados, también por la letra de las mismas. Desde sus inicios fueron consideradas una especie de radio local donde se contaba cantando las cosas cotidianas que ocurrían en los patios de vecinos o «corralas».
Sin duda, conocer la singularidad de esta fiesta nos ayuda a valorar las tradiciones y que, de esta manera, se transmitan entre generaciones para asegurar su continuidad en el futuro.