ENTREVISTA A MANUEL PIÑANES GARCÍA-OLÍAS:
¿EL ARTE TIENE PRECIO?
A) Breve presentación del entrevistado, trayectoria profesional, estudios, especialidades, por qué le gusta lo que hace y por qué es importante lo que hace.
Don Manuel Piñanes García-Olías (Sevilla, 1967) es un anticuario y comerciante de arte español que se mueve entre Sevilla y Madrid dedicado especialmente a la venta de obras pictóricas. Es doctor en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla y ha trabajado como investigador en la misma durante muchos años. Su tesis doctoral fue sobre el pintor Valeriano Bécquer. Su vocación de anticuario le viene por su padre (es la cuarta generación de anticuarios de su familia) que tuvo un estudio en Sevilla sobre antigüedades pictóricas, trabajo que lleva desarrollando desde joven. Está casado y tiene dos hijos.
PREGUNTAS
¿El arte tiene precio? ¿De qué depende el precio de una obra de arte?
El arte siempre tiene precio, por eso se compra, se vende, se subasta y hasta se presume de él como posesión particular o pública, incluso se alquila. El arte es un bien preciado. El precio del arte depende de varios factores como, por ejemplo, antigüedad, belleza, rareza, cotización y otros, pero estos cambian según épocas y modas. El precio del arte varía según el tiempo histórico, porque el precio que le quiera poner el vendedor y el gusto del comprador no es el mismo, está condicionado por su edad, condición económica, formación e incluso afinidades de ambos.
¿Cómo define un anticuario el arte? ¿El factor de la antigüedad influye en el arte?
Un anticuario no se dedica a cuestiones teóricas de modo que no puede definir nada, esta delicada misión es para los expertos en historia del arte o el patrimonio. El trabajo del anticuario es eminentemente práctico y orientado al comercio, se ocupa de vender el arte y, de esta forma, lo valora y aprecia porque sabe lo que tiene entre sus manos.
Hoy día en la valoración del arte la antigüedad no es un valor en sí mismo, para un anticuario lo que más importa es su calidad, porque así se puede comerciar más y mejor con el objeto en cuestión. Sin embargo, un anticuario (a diferencia de un galerista) se dedica al comercio de arte antiguo (de ahí su nombre), a veces tiene que exponerlo, pero se desprende de él para venderlo, no solo enseñarlo.
¿Un anticuario puede distinguir el arte de lo que no es arte? ¿Y podría hacer la misma distinción con objetos vinculados o no al Patrimonio?
Un anticuario puede (o debe) distinguir la calidad mayor o menor de una determinada obra de arte. En ese sentido descarta las obras de menor calidad porque las puede vender peor y degrada su ojo de comerciante, de todas maneras, un anticuario no entra en el debate de considerar a algo arte o no arte, el no define qué es arte y qué no lo es. Lo mismo podría hacer con objetos vinculados al Patrimonio, pero teniendo en cuenta la cuestión legal. Los objetos pertenecientes al Patrimonio de la Humanidad si llegan a un anticuario no suelen llegar de forma honrada, el Patrimonio de la Humanidad es de todos los hombres y mujeres, no es un bien privativo o posesivo, por lo que no se puede vender.
Los objetos que posee un anticuario ¿son siempre artísticos? ¿Las copias y falsificaciones pueden ser consideradas «arte» por un anticuario?
Normalmente un anticuario suele trabajar siempre con objetos de arte, por eso los vende y los enseña. Puede trabajar con pintura, escultura o artes decorativas, hasta con elementos arquitectónicos como ruedas, gárgolas etc. Sí, una copia es arte, tiene menos valor por el factor de la repetición y la ausencia de mayor antigüedad. La copia artística es, primero de todo, una disciplina de aprendizaje del artista y, en segundo lugar, en otros casos, es una manera de difundir las obras famosas de grandes artistas (por ejemplo, las muchas copias de Murillo). La falsificación es un fraude, no es una copia, y por tanto nada tiene que ver con el arte.
¿Podría hacer una diferenciación entre anticuario y chatarrero? ¿Y entre anticuario y restaurador?
La diferencia es obvia: El anticuario comercia con arte y el chatarrero no, el chatarrero se ocupa de bagatelas y quincalla, los chatarreros no suelen tener un negocio serio y respetable, montan mercadillos etc. Los anticuarios tienen un oficio valorado, serio y de autoridad. En cuanto al restaurador, su función es la conservación de obras de arte, pero no su comercio, las cura, no las vende. A veces un restaurador da una obra de arte ya restaurada a un anticuario para su venta o un anticuario da una obra de arte en mal estado a un restaurador para que, una vez restaurada, la pueda vender mejor. Los restauradores y los anticuarios pueden ser muy buenos amigos.
B) Cierre con recomendación para los lectores.
Visitar una tienda de antigüedades es como ir gratuitamente a un museo, aprendes de arte y encima lo puedes comprar. Es verdad que, en estos tiempos, con el tema de la revolución digital y la informatización y las ventas por internet el oficio de anticuario parece algo anacrónico y sin futuro, parece casi un oficio de frikis y viejos, pero es una tarea propia de intelectuales, de personas que aman la historia, el arte y valoran la humanidad y sus creaciones. Invito a visitar todos los anticuarios que uno se encuentre en el camino, que pregunte por lo que le interese, que conozca los entresijos de cada objeto del establecimiento. Tener antigüedades en casa o entre tus posesiones es un privilegio. Espero que los jóvenes sobre todo adquieran cultura artística por medio de esta realidad que está disponible para todos y todas.