Cristina Lozano GonzálezEl icónico edificio que anteriormente pertenecía al taller de los bordados de Brenes, que tantas creaciones dio, no solo a su pueblo sino a gran parte de España, está de enhorabuena. Tras varias décadas abandonado y en manos del banco como propiedad en subasta, ha sido comprado y remodelado. Ahora alberga un lujoso restaurante y salón de ceremonias llamado LacOrte Real. Pero, remontémonos un poco al pasado e indaguemos en la historia. ¿Qué era exactamente la casa de los bordados?
Estos talleres se remontan al año 1971, cuando sus fundadores y socios, D. Rafael Fernández Magro y D. Fernando Enríquez González comienzan este ambicioso proyecto desde cero y completamente solos. Algunos años después incorporarían a sus primeras cinco trabajadoras, ganándose así algo de reconocimiento como empresa al fin.
Sus primeros trabajos estaban principalmente pensados para la decoración de interiores, así como centros oficiales. La gran calidad de sus piezas hizo que en poco tiempo se estableciese una red comercial, con representantes, que llegaban a abarcar prácticamente todo el territorio nacional.
Rafael Fernández 
Fernando Enriquez
Poco a poco sus técnicas de bordado en oro y seda a mano se vuelven más precisas y distintas hermandades de pueblos de Andalucía comienzan a solicitar sus trabajos para lucirlos en sus iglesias y sobre todo imágenes. y pasos. Durante estos años de esplendor, la empresa se va consolidando y aumentan los pedidos que les llegan, por lo que deben aumentar a su vez la plantilla. Ya a estas alturas tienen tanto su nombre consolidado como un cierto prestigio en el mundo del bordado.
Será en el año 1976 cuando participen en la primera feria de decoración de textiles de Sevilla, lo que les abriría las puertas a, durante la década de los ochenta, ser habituales todos los años en las ferias internacionales de Valencia, París, Colonia, y Londres, e incluso llegando a participa puntualmente en Dallas, Bruselas, y otras ferias internacionales. Esto no les impedía continuar con sus bordados, en oro principalmente y ya como seña de identidad, para cada vez más hermandades, pero no abandonando las originales restauraciones de oro y seda con las que comenzaron los talleres.
Los talleres han sido galardonados con distintas gratificaciones, pues no les han faltado reconocimientos a muchos de estos trabajos tan importantes y relevantes, como el que envió Patrimonio Nacional a la finalización de la restauración del Salón de Gasparini del Palacio Real de Madrid, una de las mejores obras de bordado en oro y seda del mundo, o la invitación y reconocimiento al éxito obtenido en la Exposición Internacional de Restauradores y Conservadores que tuvo lugar en el museo del Louvre en París.
Sin embargo, la empresa acabó fragmentándose tras no ser tomada por los herederos, y finalmente se fue perdiendo la continuidad hasta que no quedó nada de lo que fueron en antaño los talleres. Su sede pasó a ser propiedad del banco, hasta que este pasado 2021 fue adquirida de nuevo para montar un lujoso restaurante y salón de celebraciones que hacía del espectacular edificio un nuevo lugar. Sus bordados han vuelto a quedar expuestos en las paredes, las puertas han vuelto a abrirse, y sus impresionantes escaleras de mármol son recorridas por los profesionales de la hostelería que hacen de este lugar toda una experiencia de calidad. En el interior de la casa aún vive casi un siglo de historia, pero ahora espera otro tipo de visita. Se encuentra en Calle Real, nº 86.
Si quieres ser comensal y disfrutar de todo lo que ofrece LacOrte Real, aprovecha para visitar Brenes y conocer la que una vez fue sede de los mejores bordados de Sevilla por el mundo, ¡pero no te olvides de hacer antes una reserva!
