Año 2075, hace años que las reservas de coltán de África se agotaron, y ello ha derivado que los fabricantes de móviles y tablets hayan reducido drásticamente su producción, hasta el punto de que varias empresas como la famosa Apple o Huawei hayan tenido que cerrar sus fábricas al quedarse sin materia prima para poder atender a las altas demandas. Como consecuencia, muchas empresas han tenido que poner en ERE a la mayoría de los trabajadores. Los pocos celulares y tablets que quedan, solo se pueden encontrar en el mercado negro a un precio desorbitado por el quíntuple de su valor.

Los más afectados por esta «sequía» han sido los denominados influencers, que ocupan actualmente el mayor porcentaje del sector laboral (alrededor de un 52%), profesiones como médico, profesor, bombero o mamporrero ya no son las más demandadas, ya que ahora son los influencers los que tienen el control de prácticamente todo lo que rodea a la sociedad y son ellos quienes crean las leyes en el Parlamento, te dicen qué debes estudiar y qué no, cómo debes vestirte, qué debes comer o hasta dónde te tienes que ir de vacaciones. Ya no existen partidos políticos sino influencers con un gran número de seguidores que son votados mediante un concurso de popularidad en el que por tu voto, puedes ganar una nevera de playa muy mona y poco útil.

Ahora, estos influencers han visto perforado su método de trabajo ya que se están quedando sin medios para hacer streaming y producir contenido. Los influencers más demandados y con mayor número de seguidores, ante la avalancha de solicitudes por parte de sus fans de que suban contenido a las redes, se han tenido que ir a Trinidad y Tobago, declarado como paraíso fiscal, porque actualmente no tienen ingresos y han decidido retirarse del negocio.

La otra cara son los influencer que cuentan con menos de 100.000 seguidores, los cuales se han visto obligados a volver a sus antiguos empleos y a estudiar cursos de Formación Profesional ya que tienen, actualmente, más salida laboral que un grado universitario. Los influencers dedicados al deporte han tenido un poco más de suerte ya que la empresa de transporte Glovo, ha creado una plataforma de empleo dedicado para aquellos a los que le gusta el ciclismo, optando a un puesto de repartidor.

Tras esta fuga de «talentos», los seguidores se han echado a la calle manifestándose ante el poco contenido que ofrecen los influencers que quedan. Muchos de ellos se quejan de que han estado el mes de agosto sin poner el aire acondicionado para poder pagar la tarifa premium de Instagram y Youtube y su ídolo ni siquiera ha subido una foto en la playa.

Así pues, no sabemos cómo acabará esto, lo que sí es seguro es que si te ha gustado este microcuento, suscríbete, dale a like, deja un comentario en la descripción, dale a la campanita para que te lleguen todas la notificaciones y come mucho aguacate.

Amante de la música en directo, me gusta escribir y dejar volar la imaginación. El problema es que hoy en día todo el mundo se ofende, así que, lo hago igualmente.

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