La historia de la Alameda se remonta hasta el siglo XVI cuando era una laguna que se desecó y más tarde fue utilizada por la pequeña burguesía urbana como zona de ocio hasta el siglo XIX. Posteriormente, entre mediados del siglo XIX y principios del siglo XX, la Alameda estuvo vinculada a personas del gremio del espectáculo o la bohemia, así como grupos sociales marginados como prostitutas, proxenetas, vendedores de droga o drogadictos. Gracias a la Exposición Universal de 1992, la Alameda atravesó uno de sus mejores momentos al acoger una buena parte de la población joven sevillana, atraídos por las bajas cuantías de las viviendas, del precio del alquiler y por la intervención urbanística que afectó a los sectores juveniles que se encontraban en la zona de la Alfalfa, donde estos jóvenes solían acudir como zona de ocio, dando a la Alameda, un aire juvenil y popular, libre de marginalidad.

En el año 1998, el Ayuntamiento de Sevilla crea un proyecto para construir un aparcamiento subterráneo y rotatorio en plena Alameda, hecho que no sentó nada bien a la población que habitaba por entonces la zona y que provocó la movilización de los sectores allí contenidos como protesta al proyecto propuesto. Una movilización que tuvo una duración de cuatro años. Uno de los símbolos de la Alameda son los árboles, pues gracias a estos, pudieron usarlo como uno de los argumentos contra el proyecto del aparcamiento anteriormente mencionado.

Debido a las elecciones municipales que tuvieron lugar en mayo de 2003, los partidos políticos aspirantes a la presidencia dejaron de lado la posibilidad del proyecto del aparcamiento. Tras éstas, el ingreso en el gobierno de IU, el cual contaba con simpatizantes de la Alameda en contra del nuevo aparcamiento, ayudó a que se tuviera en cuenta la participación vecinal y una mejora en la gestión de los espacios públicos. Se llevó a cabo un proceso de revitalización mediante la participación ciudadana con el fin de tener una zona urbana, símbolo de la juventud y espacio confortable.

A título personal, llegados a este punto, la Alameda deja de ser un espacio político por el que se ha luchado para evitar su desaparición a convertirse en uno de los espacios más representativos de la ciudad de Sevilla. Yo frecuento bastante la zona y, en mi opinión, se ha convertido en una de mis zonas de ocio preferidas, donde creo que la pluralidad y el mestizaje que había en la Alameda anteriormente, sigue estando, pero con otras circunstancias.

Ahora encontramos menos gente de diferentes sectores sociales, pero sí encontramos grupos con diferentes gustos que empatizan entre sí, y eso es lo bonito de este espacio, su pluralidad y armonía. A día de hoy, podemos decir que La Alameda representa un espacio atractivo que atrae tanto a familias como a grupos de todas las edades, donde conviven en armonía con lugares de ocio y restaurantes.

Fuentes:

García Jerez, A. (2009). La alameda que te gusta: conflictos sociales y planificación urbana en torno a un espacio público. Zainak. Cuadernos de Antropología-Etnografía. 31. p.585-599.

Amante de la música en directo, me gusta escribir y dejar volar la imaginación. El problema es que hoy en día todo el mundo se ofende, así que, lo hago igualmente.

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