Anoche, Sevilla tuvo la oportunidad de vivir una de sus noches más entrañables bajo la tutela de Adolfo Cabrales, más conocido como «Fito» y su banda los Fitipaldis. El bilbaíno dejó su sello una vez más como bien viene acostumbrando en esta gira de Cada Vez Cadáver, su último disco. Tras los teloneros Morgan, grupo que está acompañando durante toda la gira a los Fitipaldis, a las 22:32, después de un pequeño vídeo de introducción, sonaban los primeros acordes de A quemarropa , una de las canciones del nuevo disco que encendía las primeras emociones.
A ambos lados del escenario, se encontraban unas pantallas gigantes que servirían de apoyo visual a aquellas personas que estuvieran más alejadas. Con Lo que sobra de mí y Por la boca vive el pez, Fito empezaba fuerte con estos temas para hacer entrar en calor a la gente. Me equivocaría otra vez y Cielo hermético (el primer single del nuevo disco), mezcladas con clásicos como Whisky barato o Entre la espada y la pared, harían las delicias de los allí presentes.
Fito y Fitipaldis
Llegamos al ecuador del concierto tras Las palabras arden, En el Barro (otras dos nuevas) y Todo a cien, canción mítica de «La Cabra Mecánica», Fito invita a la banda Morgan para que se suban a cantar con ellos otro tema de los nuevos, Quiero gritar, en un ejemplo de una grandísima fusión entre las dos bandas que pusieron a bailar a los asistentes de grada que no pudieron estar en la pista.
Carlos Raya a través de las pantallas
Después de los invitados llegábamos a la recta final del concierto, donde pudimos escuchar más clásicos de la banda como Viene y va, Cada vez cadáver, Tarde o temprano, La casa por el tejado y Antes de que cuente diez, con ello la banda se despedía brevemente y abandonaban el escenario. Todo apuntaba a que no tendríamos que esperar mucho en verlos de nuevo en escena; Y así sucedió, aunque en esta ocasión, Fito salió acompañado por Carlos Raya y Nina, la cantante de Morgan para interpretar una versión acústica de Abrazado a la tristeza.
Tras este momento y con el cuerpo encogido por las letras tan emotivas de la última canción, Fito y sus Fitipaldis tocaron uno de sus mayores himnos y que tanto éxito le ha dado, hablamos de la mítica Soldadito marinero, tema con el que se extendieron bastante en su duración y todo hacía indicar que sería el final del concierto, pero no fue así, pues todavía tenían 2 ases en la manga, el primero, y para sorpresa de alguno, fue Entre dos mares de “Platero y Tú”, y por último y para acabar el concierto, ahora si, tocaron Acabo de llegar.
En definitiva, dos horas y media de concierto donde los asistentes, entregados desde el primer minuto, pudieron disfrutar de su extenso repertorio y donde Fito no paró de agradecer por como él mismo decía: «gracias por esperarnos, no a nosotros, si no a la música y a todos los grupos». Un servidor afirma que en el próximo concierto, como buen y fiel seguidor, ahí estará. «Qué te voy a decir, si yo acabo de llegar».
Fuentes:
Imágenes propias