Giada De Filippo
Todo el mundo conoce la tauromaquia y, sobre todo, la importancia que tiene en la península ibérica, donde los toros, desde hace siglos, representan la fuerza y el poder. A pesar de las opiniones contrastantes que las personas pueden tener sobre esta tradición, en este artículo he decidido enfocarme sobre un pequeño, pero curioso, detalle: la ropa que llevan los toreros y su historia.
Hace unas semanas, he decidido visitar la Plaza de Toros de Sevilla. Las imágenes históricas expuestas me han interesado mucho, gracias a ellas se puede ver la historia de la tauromaquia y de como, en los siglos, ha cambiado. No obstante, el verdadero impacto lo causan los trajes que los toreros de años atrás utilizaron y que están expuestos en vitrinas de vidrio para que todos puedan verlos sin dañarlos.
Los trajes de luces, así se llama la ropa típica de los toreros, son trajes normalmente muy coloridos y bien estructurados, con mangas largas y espaldas reforzadas.
Antes del siglo XVII, ser torero no era considerado una profesión, solo un juego que los hombres hacían para demonstrar su coraje y, por eso, al comienzo utilizaban sus propias vestimentas para enfrentarse con el toro.
Los primeros toreros combatían a caballo y solo más tarde decidieron eliminar los caballos y torear a pie. En el siglo XVII, los toreros a pie decidieron utilizar algo para distinguirse: una banda. En el siglo XVIII decidieron utilizar el traje madrileño para salir al ruedo. Estos trajes tenían colores muy vivos y estaban repletos de decoraciones.
Los toreros comenzaron a uniformarse porque en ese momento tenían bastante libertad.
A finales del siglo XVIII, el torero sevillano Costillares decidió pedir a la Real Maestranza de Sevilla el permiso para usar galón de oro. El maestro era el único que podía llevar el oro, los otros solo podían tener adornos de plata. En 1787, Costillares, durante una corrida vistió un traje de color verde con detalles de plata brillante y este uniforme fue tan especial que el artista Francisco De Goya lo inmortalizó. Más adelante, los materiales del vestido de torear fueron sustituidos, se cambió el ante por la seda; adoptándose el traje de majo, que ha llegado hasta nuestros días. Otro torero del siglo XIX llamado Francisco Montes (Paquiro), creó el traje romántico y moderno que ya no tiene nada que ver con el traje de uso civil, probablemente se inspira a los uniformes napoleónicos, dado que los franceses siempre han sido conocidos por su suntuosidad y su pompa. Paquiro aporta cambios y novedades al traje de luces, pone más decoraciones y las posiciona de manera diferente respecto a como eran posicionadas antes. La chaqueta se acorta, pero hay una parte detrás más larga, las hombreras adquieren gran volumen y la taleguilla se alarga y entalla como si fuera una segunda piel. Los toreros empiezan a utilizar zapatillas planas y flexibles, y, por último, Paquiro introduce también la montera, un tocado original que es siempre negro.
Por lo que concierne los colores, al principio no eran muchos entre los cuales se podía elegir, solo blanco, azul y rojo, pero con el paso del tiempo, la gama de colores se ha ido ampliando y los toreros han empezado a llevar trajes de todos los colores.
Finalmente, en el siglo XX no se produjeron cambios significativos en la vestimenta y solo se ha tomado en consideración su practicadad y se han hecho pequeños cambios para que los toreros puedan moverse.
Artículo de: Giada De Filippo
BIBLIOGRAFÍA
Delgado, Paco. Revista de Estudios Taurinos. “Colores del toreo. Descripción y guía de los colores de los trajes de torear”. 2013. Págs. 273-276. Última consulta el 20 de mayo de 2024. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6792271.pdf
Sanchez, Imanol. “Historia y evolución del traje de luces de los toreros”. Última consulta el 20 de mayo de 2024. https://imanolsanchez.com/historia-del-traje-de-luces-de-los-toreros/
