Todo lo que dicen los críticos de arte sobre el Cristo que parecía cuestionar la noción de masculinidad de toda una noción y que generó gran controversia en España.

La representación del artista español Salustiano García Cruz de un Jesús joven y atractivo en un cartel cuya finalidad era promocionar la Semana Santa de Sevilla, provocó críticas (en su mayoría de conservadores) en las redes sociales, en las que califican la obra de como «ofensiva», «vil» y «sexualizada».

El galerista barcelonés Artur Ramon comentaba que la razón por la que esta versión de Jesús resulta impactante es porque rompe con lo establecido según la tradición del sur de España, en la que se suele representar al Cristo sufriendo, empapado en sangre y no al estilo idealizado y neoplatónico propio del Renacimiento italiano. Se trata de un Cristo “afeminado” según unos o “andrógino” según otros y en un país en el que sigue habiendo una mentalidad un tanto clásica (y en ocasiones homófoba), se prefiere continuar con la representación de los últimos momentos de la vida de Cristo, de siempre. Ramon explicaba que la fuerte tradición católica sevillana hizo que este tipo de debate fuese propicio en Sevilla frente a las ciudades que presumen de tener puntos de vista distintos, más abiertos, como Madrid o Barcelona, donde la apariencia del niño Jesús no parecía tener la mayor importancia.

En cambio, el curador y docente andaluz Pedro Alarcón de Casa Sostoa consideraba que la razón del desconcierto de la población se debía a la presentación de una belleza muy actual, en la que la imagen del Cristo se asemejaba más a la de un niño cualquiera posando para la colección de alguna marca de actualidad. El debate sobre cómo era Cristo realmente, existe desde hace mucho tiempo en los círculos religiosos y artísticos: Alicia Batten, profesora de estudios teológicos en la Universidad de Waterloo en Canadá, reflexionó sobre la variedad de imágenes dentro de la tradición cristiana y como estas tienden a reflejar generalmente los valores de los artistas y los espacios que habitan. Dado el predominio de nociones concretas acerca de la masculinidad en la mayoría de las culturas occidentales, no es sorprendente que algunos se molesten con esta imagen que parece desafiar las concepciones sobre lo que significa ser un hombre y por tanto, cómo debería retratarse a Cristo.

El propio autor comentaba la falta de elementos revolucionarios en la pintura, en la que encuentra una contemporaneidad que se lleva utilizando en los últimos siete siglos en el arte sacro. El historiador de arte Morgan Haigh se hace eco de la opinión de que esta imagen no es impactante y agrega que la controversia le parece «una reacción exagerada ante un Cristo que, si bien puede resultar inusual, no destaca como una excepción en la historia del arte. La pintura de García es tan cercana al Cristo real como cualquiera de Rafael, Leonardo o Tiziano».

Lo que sí está claro es que las opiniones están divididas y que la protesta en las redes sociales no es representativa de toda una ciudad. Muchos, incluido el alcalde de Sevilla (José Luis Sanz) consideran que la controversia es de lo más artificial puesto que el arte es una disciplina cambiante que evoluciona al igual que la sociedad que lo produce. Es evidente que la falta de referentes y de un espacio seguro donde aprender a expresar opiniones dispares, hace que sea muy fácil etiquetar aquello que nos parezca diferente como algo sacrílego y blasfemo, completamente alejado de la realidad.

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