Si por algo son famosos los bares de Sevilla son por sus tradicionales tapas acompañadas de una buena cerveza fresquita. Hoy vamos a intentar acercarnos a la incógnita de cómo se originaron estas tapas que tanto nos gustan tomarnos. Cuando hablamos de una tapa, el sevillano, o cualquier andaluz, entiende perfectamente a qué nos referimos, sin embargo, si viajamos más al norte, no se conocerá tanto esta costumbre. Tendremos que dejar claro entonces que una tapa se trata de un aperitivo que se sirve en los bares de Sevilla, y de otras muchas ciudades, acompañados de una bebida. Cuando se habla de esta consumición, nos referimos a ella como “ir de tapas” o “tapeo”, pues muchas veces salimos a comer o a cenar a base de tapas. Pero, ¿sabemos cuál es su origen histórico?

 

 

Alrededor de la historia del tapeo existen muchas historias y mitos pero nadie sabe con certeza cuándo y donde se originó esta costumbre. Se habla sobre su origen que fue iniciada tanto por campesinos como por la realeza. Pero, de todas formas, existen relatos donde se mencionan, coincidiendo muchos de ellos, y así aportan veracidad a la historia. Algunos de estos relatos son los siguientes:

En el Quijote, la tapa ya se menciona con otro nombre, “avisillo”, debido a que se toma antes de la cena o de la comida principal.

Se dice también que Alfonso X El Sabio fue el inventor de esta costumbre. El motivo viene porque por prescripción médica, Alfonso debía tomarse un par de copas de vino al día y, para evitar los efectos del alcohol, lo acompañaba de un pequeño tentempié.

Otra historia es que, en la época de los Reyes Católicos, para evitar incidentes entre las multitudes en la salida de las tabernas, los camareros acompañaban las copas de vino con alguna loncha de jamón u otros embutidos.

Otra historia nos cuenta que su origen proviene de la época de Alfonso XIII, durante una mañana en Cádiz, en el momento que éste se pidió una copa de vino y el viento de Levante gaditano hizo de las suyas. De esta manera, se le ocurrió a un camarero, para evitar que entrara polvo en su copa, colocar una loncha de jamón encima, originándose así su nombre.

Otra, dice que, durante el siglo XIX, con la idea de reponer fuerzas y continuar el trabajo, los campesinos tomaban una copa de vino acompañado de algo de comida, originándose así esta costumbre.

En el siglo XX, en Almería se cuenta otra historia, en la cual se tapaban las copas de vino con lonchas de jamón para que no perdiera su olor.

Existen muchos testimonios sobre cómo pudo originarse y textos donde ya se daba esta costumbre, aunque no nos quede claro su origen en este artículo. Sin embargo, lo que si se sabe con certeza, es que hoy en día y a lo largo de la historia, el sevillano seguirá saliendo a la calle para tomarse unas tapitas. ¡Que no se pierda esta costumbre!

 

 

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