Aunque nuestras vidas hayan cambiado drásticamente en las últimas semanas, aprender es, afortunadamente, algo que se puede seguir haciendo en esta cuarentena. Dentro de todas las formas que hay para ello, esta iniciativa organizada y coordinada por la Universidad Pablo de Olavide bajo el nombre de Mujeres en el Arte Contemporáneo</em> se antoja como una opción muy acertada. El proyecto se divide en tres sesiones (27 de abril, 3 y 10 de mayo) y ya la primera de ellas me ha dejado llena de ideas, preguntas y con muchos más nombres y obras de mujeres artistas que antes.
La ponente empieza lanzando esta pregunta al aire, ya que la mayoría de inscritos en estas ponencias son mujeres. Pareciera que las construcciones sociales en torno a género sólo afectaran al femenino, cuando el género, la igualdad, el feminismo, el arte de autoría femenina, etc., deberían interesar a ambos sexos.


La doctora da pie así a su ponencia, apropiándose del famoso cartel de Guerrilla Girls, el conocido colectivo feminista nacido a mitad de los 80 en Nueva York. 

¿Tienen que estar desnudas las mujeres para entrar en el Met. (Metropolitan) Museum? Menos del 5% de los artistas en el Arte Moderno son mujeres, pero el 85% de los desnudos son femeninos.

 


Este cartel fue originalmente colocado en el año 1989 frente al Metropolitan Museum de Nueva York por las integrantes de Guerrilla Girls, anónimas siempre y portadoras de sus características máscaras de simio. El cartel es una revisión del prestigioso desnudo del pintor Dominique Ingres llamado La Gran Odilística, que llevó el desnudo tradicionalmente de estilo y tema que evocaban el clasicismo y la mitología greco-romana, al mundo oriental.

El cartel resonó mucho cuando se publicó, y ocasionó la polémica que siempre iba de la mano con el colectivo Guerrilla Girls.
En la ponencia se hace un recorrido, como reza su propio nombre, de arte contemporáneo de autoría femenina y gran parte enmarcado en el feminismo, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Menciona proyectos muy interesantes entre los que destaco todos los que contiene la instalación llamada Womanhouse de Judy Chicago y Miriam Schapiro, pionera en el arte publicado oficialmente como ‘feminista’. También las performances e instalaciones de la archiconocida Marina Abramovic, artista contemporánea y considerada por muchos como ‘madrina’ de la performance, cuya carrera artística presenta en sí misma toda una revolución.

Aunque en realidad, de la ponencia destacaría todo lo que Miranda Tapia nos cuenta, iniciativas, artistas y obras tan complejas e interesantes que cuesta creer que no se estudien en las clases de arte.
Una vez escuché por ahí que una mujer artista siempre tiene que reciclarse más que un hombre. Y no podría estar más de acuerdo. A una mujer artista siempre se la va a juzgar más, se va a dudar más de su valía, le va a costar más hacerse un hueco, que la tomen en serio y mantener luego su posición. Y si algo veo en todas las iniciativas expuestas en esta primera sesión es una capacidad en todas estas artistas de reinventarse a sí mismas y ser irónicas con su propia represión. La picardía, sensibilidad e ingenio que estas artistas muestran ante su propia opresión dejan a uno boquiabierto.

La lista de nombres de las artistas que forman parte del recorrido artístico de la ponencia es larga, pero como la Doctora en Historia del Arte y Gestión Cultural apunta en ella, son sólo un ejemplo de una lista mucho más larga y también en la que faltan aún muchos nombres que requieren su estudio y que les sea dada la notoriedad que merecen. Por aquí os dejo un par de capturas de las artistas de las que se hablan en esta primera sesión:

A los que se suman otros tantos de esta época:





Retomando el cartel de Guerrilla Girls, es muy interesante ver cómo el colectivo ha ido actualizando con los años los datos, que corroboran que en muchos ámbitos no es que hayamos avanzado, es que incluso vamos a peor. Así lo demuestran los números reales:


Los años de los carteles son, de arriba a abajo, 1989, 2005 y 2012. Así que aquí tenemos una prueba material, entre tantas que hay, para responder a esos comentarios tan típicos de ‘ya se ha alcanzado la igualdad’ y similar.

Creo que es importante recalcar, aunque para muchos nos sea algo obvio, que el arte no ha sido una cosa sólo de hombres en la historia. Artistas mujeres las ha habido, y muchas, encontrando las grietas entre los muros que buscaban encerrarlas en el ámbito doméstico, pero las ha habido. Lo que se pide es que todas ellas, las que hubo y las que hay, se reconozcan, se rescaten sus nombres y su obra si aún no se hubiera hecho, y se les de el reconocimiento que merecen, que incluye su presencia en los museos. Como decía la iniciativa de la que hablábamos hace meses en esta revista, las mujeres han sido mucho más que musas. 

Inevitablemente, esto me lleva a una problemática no sólo en el mundo del arte, sino en todos los ámbitos culturales en general, que llevo viendo a lo largo de mi vida. No puedo evitar fijarme en hasta qué punto se hiper sexualiza a la mujer y a su aspecto físico. Pareciera que si una mujer usa su cuerpo, cuanto más expuesto mejor, como parte de su imagen hacia el público, tuviera mucho más reconocimiento. Lo veo en todo tipo de artistas, y también en mujeres de todas las edades y ámbitos. En las redes sociales, espejo no siempre fiel de la realidad pero, en este caso, pareciera bastante fidedigno, es así. Iniciativas musicales, teatrales, pictóricas, de baile, artísticas, se ven eclipsadas por los posts de fotografías en las que se ve parcial o enteramente un desnudo femenino, publicaciones en general con mucho más alcance y repercusión. ¿Por qué? ¿Nos incomoda que la mujer deje de ser un sujeto estático y pase a ser activo al crear algo? ¿Tal vez el valor que se le atribuye a una mujer le es dado mucho más fácilmente por su cuerpo que por sus capacidades?

Volvemos a las mujeres artistas y a los museos que tan reticentes parecen en acogerlas a ellas y a sus obras, pero que tan felizmente muestran desnudos femeninos de hombres que las retratan, en su mayoría como sujetos pasivos y estáticos, que simplemente son retratados. Que simplemente están ahí para alegrarnos la vista, para ser contempladas, para que su belleza y la técnica artística que las retrata, se aplaudan.

Eso es a lo que estamos acostumbrados, a que la mujer sea tomada como un objeto bonito al que admirar. Mujer florero, musa, mujer cautiva, mujer trofeo, relegada a un papel decorativo.
Iniciativas como Guerrilla Girls y que se hagan ponencias como de la que aquí hablamos son avances para que ese papel pasivo vaya desapareciendo del imaginario colectivo en torno a la figura de la mujer, y que las mujeres artistas estén por igual en los museos es un avance imprescindible para ello.

Estudiante de último año del grado universitario de Humanidades en la Pablo de Olavide. Arte, literatura, ecologismo, crítica, sociología y mucho feminismo es lo que espero reflejar en todo lo que escriba.

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